El mantra “hay que apoyar la creación de empleos” casi se acompaña con un “sea como sea, cueste lo que cueste”, aunque los que paguen sea la generación futura.
La derecha brincó cuándo el gobierno organizó una consulta sobre una empresa cervecera en Mexicali. Desde que se anunció la instalación de la empresa los habitantes de la ciudad empezaron a protestar, porque la cervecera se llevaría una buena parte del agua de la ciudad, pero la empresa ignoró a la sociedad y “arregló’ con el gobierno. Cuando la consulta dijo que no querían a la empresa, la derecha brincó:
– La consulta la organizó MORENA luego entonces es ilegal. Como si las cosas fueran ilegales porque las organiza el partido en el poder.
– Votó muy poca gente. A los que no descubren que el voto es un derecho y no una obligación, los sorprende que unos pocos determinen el futuro, igual como hace la oligarquía cuando hunde al país.
A continuación la derecha lanzó la consigna de que el gobierno esta en contra de los empresarios, como si estuviera en contra de todos los empresarios y no de los depredadores, de aquellos que afectan al ambiente. Da la casualidad que una buena cantidad de esos “empresarios” son corporaciones internacionales y sus lacayos nacionales que se asumen como los voceros de toda la sociedad. El que más grita resultó ser el abogado de la empresa cervecera, cosa que por supuesto ocultó.
– Cómo se atreve el gobierno a cancelar la creación de empleos justo enmedio de la pandemia, que es justo cuándo más se requieren fuentes de trabajo. Aquí hay varias falacias. La empresa no entrará en funciones durante la pandemia y la derecha no dice que la mayoría de los empleos creados son pesimamente pagados. Así que para Mexicali la fórmula era: agua para la empresa, derechos de agua en otros lados, cerveza para embrutecer a la gente y empleos mal pagados para la ciudad.
Así parte del intercambio incluye el compromiso de entregar 20 millones de metros cúbicos de agua a cambio de 750 empleos. Toda una ganga. Tal vez esos empleos se importarán y le reclamarán a la ciudad vivienda, educación, salud, atención de desastres, que por supuesto la empresa no cubrirá, porque para eso está el gobierno. La misma empresa tiene una planta en Coahuila donde también depreda los flujos de agua subterráneos, conocidos como acuíferos. Falta saber que más le otorgó el gobierno de Baja California porque esas corporaciones le extraen concesiones a los gobiernos por el privilegio de llegar a depredar, entre estos se encuentran: exención de impuestos, subsidios para energía eléctrica y otros.
El gobierno federal le propone a la empresa que se instale en una zona donde hay agua, pero ellos al parecer prefieren las zonas desérticas, tal vez por la cercanía con Estados Unidos, lo que les ahorra gastos de transporte. En pocas palabras: todas las ventajas para la empresa y perdidas para el país, porque ni que esperar que inviertan socialmente parte de sus ganancias en México, eso tal vez lo harán en el lugar dónde está el corporativo, dónde trabajarán para mejorar su imagen: la fórmula entonces es depredar afuera para lavar la cara adentro.
Lo que más parece dolerle a la derecha es la introducción de la prácticas democráticas. Les irrita sobremanera las consultas populares, solicitarle a la sociedad que se manifieste, ya sea en reunión a mano levantada o en consultas populares. Lo de ellos son los acuerdos cupulares, los arreglos bajo la mesa, la política a escondidas de la gente, el engaño como el del presidente de COPARMEX que mostró su ineficacia como gestor.
Una persona me escribió airada porque me atrevía a aplaudir una consulta “a todas luces ilegal”. Mi respuesta fue que aplaudo la iniciativa para evitar que una empresa depredadora afecte al ambiente, agrego ahora que el daño que le hará al flujo de agua subterránea no lo compensará nada y la explotación continuada terminará por afectar la salud, las posibilidades de crecimiento urbano y el desarrollo de la ciudad, en términos extremos, una cervecera puede afectar la viabilidad de la región, a cambio de la ganancia fenomenal de 750 empleos, posiblemente mal pagados.
El gobierno está creando decenas de miles de empleos en sus tres megaproyectos, pero para la derecha esos empleos no deben de contar, así que enmedio de la crisis de la pandemia exigen que se cancelen los proyectos del gobierno (anulándose los empleos) y que se creen (750) empleos, lo que obviamente tiene más que ver con promover la parálisis gubernamental y aumentar la turbulencia y no con la elaboración de propuestas para mejorar las condiciones del país. Al parecer en esto reside la disputa por el país.