La ironía de hoy en día, es que el ser feliz se ha convertido en un reto que no se logra fácilmente. La razón radica en que la mayoría de las personas insisten que la felicidad es una meta exclusiva que solo algunos afortunados tienen la posibilidad de alcanzar.
La felicidad es un estado mental, una manera de vivir y una condición que desarrolla un entorno que le pertenece a todo ser humano.
Ser feliz implica sentir satisfacción por lo que es, por lo que se tiene y por lo que se ha logrado, es tener una sensación de estar completo; Es un estado de paz interna que se logra cuando uno se acepta a sí mismo, sin descartar la posibilidad y la apertura para todo lo nuevo que pueda llegar.
¿Reconoces alguno de estos culpables?
- Las tentaciones, ganas de querer más, nunca poder conformarse; siempre hay algo nuevo, algo mejor algo distinto. La felicidad se pierde cuando se siente el vacío al saber que nada es suficiente porque el consumismo nutre la ansiedad y la insatisfacción.
- La soledad creada la independencia. Finalmente llegamos al punto que se puede ser completamente autónomo, se ha disuelto la estructura familiar, los divorcios son comunes, no hay gran necesidad de la pareja, todos independientes… ser dependiente implica ser débil, no tener recursos para valerse por sí mismo.
- La falta de tiempo y los múltiples compromisos. Vivimos en una sociedad cronometrada por los segundos, todo es urgente, nada puede esperar, como resultado se olvida lo que es verdaderamente importante. Lo urgente, nunca puede esperar ni modo lo importante será después.
- El enojo; La necedad de controlar la realidad personal y no poder aceptar el desarrollo natural de la vida y consecuencias. Buscar el responsable, el culpable o el causante de todo lo que sucede, con el fin de creer tener el control del destino personal, es quizá uno de los enemigos más grandes.
- La falta de aprecio; La prisa y las carencias, nublan la visión. El aprecio no es una acción natural, es una habilidad que se tiene que aprender a desarrollar.
- El aburrimiento; el terrible estado donde se siente enfrascado, un lugar donde no pasa, ni se mueve nada y no hay lugar para moverse tampoco. Todo esta ausente hasta el sentimiento de felicidad. No hay retos, no hay aspiraciones, ni tampoco complicaciones, solo se respira, se sobrevive sin ton ni son día tras día…
- Las mentiras y el incumplimiento; evadir o mentir a otros es mentirse más a uno mismo, no cumplir, es retroalimentar la baja autoestima y la falta de compromiso personal, no hay enemigo más mortal.
- La depresión; Creada por la falta de sentido en la vida, la búsqueda por el éxito, la fama y el reconocimiento en una sociedad que valora lo material y lo cuantificable, crea gran desventaja y angustia, un enemigo difícil de combatir.
- El orgullo; La prepotencia y la falta de sensibilidad, la resistencia a cambiar y a sentir humildad. El sentimiento de ser el mejor, el único impenetrable y totalmente lejano de toda relación sensible y sincera.
- El Miedo; La impotencia a expresar y actuar, la sensación que paraliza el pensamiento y llena de frustración y resentimiento, definitivamente el enemigo de los enemigos, ¿Cómo se puede sentir alegría, felicidad y paz cuando internamente se tiene la lucha interna que quita el placer de vivir?
La felicidad llega cuando la persona esta dispuesta a confrontar y resolver sus problemas. Es un trabajo continuo y personal. Surge cuando se aprende a apreciar, agradecer y reconocer el valor de las personas que le rodean y de la vida misma.
Cuando se puede descubrir la oportunidad de disfrutar y agradecer cada acción, palabra y situación, es cuando se vive en plenitud y se encuentran los ingredientes que conjuntan una vida feliz.