Nunca pensé que al conocer de manera más íntima el pensamiento de Don José lo compararía con el de Weber, Durkheim o el propio Marx. La razón de ello es que Don José Galicot es un educador y un pensador; es un espíritu de un niño curioso, escondido en la piel de un exitoso empresario entrado en sus años ochenta. La fórmula que me develó ese día suena ideal y simple, pero requiere de pequeños mecanismos de gestión que Pepe sabe articular en el día a día; Marx, Weber y Durkheim se interesaron en develarlos dentro de los grupos sociales y él sabe cómo tejerlos y crearlos.
Me senté a escucharlo, como todas las veces que he tenido esa oportunidad, y le pregunté cómo hacía para gestionar sus empresas. Se sentó y como un mago que revela su truco me dijo unas palabras en hebreo “colectibut rayonit”. Acto seguido explicó el significado que aquella especie de encantamiento empresarial escondía: hacer que todo mundo tenga una misma visión pero que actúe bajo su propia individualidad. Un pensamiento colectivo que permite el libre actuar. La base del éxito está en hacer que todos se enfoquen a un objetivo y que al compartirlo marchen en la misma dirección pero sin que les digas qué hacer. Es como un conjunto de jazz que no sigue una partitura, pero cada solo, y cada intervención se hace con armonía y ritmo.
La fórmula de Pepe es tal vez el secreto más profundo de cualquier líder, es tan vieja como la humanidad misma. Seguro el cazador más viejo o la recolectora más antigua utilizaron dicha fórmula tanto como el guerrero más temido y el coach deportivo más exitoso para hacer mover a su grupo en una dirección. Pepe es judío y esconde, al igual que su pueblo, muchos elementos que debemos aprender de su comunidad, que si habremos de distinguirla por algo, es por su unión y diversidad, pero también por su capacidad de lograr. EL 19% de los premios Nobel se han asignado a judíos y dicha comunidad sólo representan el 0.05% de la población mundial. Como dice Pepe: “somos poquitos pero cómo hacemos ruido”.
Desde la primera vez que me lo contó, he visto cómo Pepe logra que las cosas sucedan. La mejor manera de contar lo que ambos vocablos significan es el pensamiento o inteligencia colectiva. Es difícil imaginar que existe tal cosa. En nuestro mundo la masa tiende a ser denostada como ignorante y tenemos tan incrustada la noción de que las masas son torpes que pensamos en los grandes conglomerados como estampidas irracionales.
Sin embargo, existen tanto masas inteligentes como torpes. Mira el murmullo de los estorninos, es un enigma. Entender cómo miles de aves logran orquestar con tal armonía y ritmo su andar, requiere de decodificar pequeñas señales. Esas señales mínimas de coordinación se basan en signos sobre cómo separarse, alinearse y atraerse para permitir el vuelo sin chocar. La euritmia, vocablo griego que define dicho orden, ha sido uno de los principales enigmas del orden natural. Sucede en peces, fluidos, bacterias, árboles, astros y sin duda también ocurre en los humanos; es una característica natural.
En épocas recientes el mundo de la gestión empresarial se ha visto movido por nuevas formas de organización. La verticalidad propia de la época industrial, según la cual, había líderes que decían a sus súbditos qué hacer, está siendo sustituida por sistemas colectivos. Los modelos de open innovation y crowdsourcing se expanden por las empresas de manera proporcional a la que la información estratégica se expande y se hace incontrolable por una sola persona o un grupo reducido. Los líderes se vuelven incapaces de conocer a fondo todas las cosas para tomar decisiones. Se requiere pasar de un modelo centralizado de gestión a modelos híbridos en los que también hay gestión periférica.
El caso más conocido tal vez es el de Wikipedia. Antes, las enciclopedias elegían a sus colaboradores de acuerdo a su experiencia y grupos de editores eran seleccionados para curar el conocimiento que sería legado a la humanidad. Wikipedia es obra de todos y de nadie, su sistema se regula a través de un mecanismo: las personas que conocen de un tema se convierten en los editores y otros construyen sobre lo escrito, lo editan y lo reportan. Se vuelve un sistema autoregulado.
Otra historia fascinante se da en los captchas. Cada que te sale un sistema de reconocimiento y autenticación, cuando accedes a un sitio, estás ayudando a traducir lenguas, a decodificar imágenes y libros que son escaneados y que nuestro ojo humano edita porque que un sistema de cómputo aún no es capaz de distinguir: confunde letras, no sabe cuándo hay locales comerciales y también se equivoca con frases muy complejas. Cuando las miradas de muchos coinciden se genera una solución. Haber pensado ese sistema claro que no fue obra de una colectividad semejante a la que lo usa, pero tampoco fue creada por una sola persona, aunque sí hubo un genio que lo ideo.
Tal vez sistemas colectivos e inteligentes son la salida a muchos problemas. Hoy todos le decimos a Waze en donde hay baches y ese sistema nos alerta lo que otros más han dicho. En Google maps la colaboración hace que cada vez más los mapas y carreteras detectados por sistemas inteligentes sean editados por el ojo humano.
En el fondo de esos sistemas se encuentra un mecanismo: la cooperación. Etólogos estudian cómo se da en especies con inteligencias complejas como elefantes, chimpancés o delfines. En un estudio se puso a prueba a un grupo de elefantes para que consigan alimento, la cooperación y coordinación de varios logró el objetivo (Mira el estudio aquí). Tal vez los casos más enigmáticos es cuando se da intraespecies: el caso de los pescadores de Laguna en Brasil que hacen equipo con delfines para que éstos y los pescadores obtengan su alimento (Mira el video aquí).
La pregunta de fondo es cómo tienen que cambiar los modelos de gestión para poder combinar sistemas verticales (jerárquicos) con sistemas horizontales de colaboración que puedan llevar a las organizaciones a tener mecanismos autogestivos. Zappos la empresa adquirida por Amazon creó un sistema que puso en práctica que se denomina holacracia. Es un sistema creado con el objetivo de generar organizaciones autogestivas.
Un danés que vivió en Holanda cambió la lógica del tránsito quitando semáforos y dejando a juicio de la multitud de transeúntes, ciclistas y automovilistas cómo coordinar su andar. Contrario a quienes creían que las reglas estrictas y prohibitivas permitirían una mejor comunión, el experimento de Hans Monderman en Drachten resultó eficiente. Lo que hizo fue delegar la negociación a los actores, las pequeñas señales se comenzaron a dar entre ellos y la circulación se mejoró. La clave está en el diseño del espacio y cómo éste facilita la interacción entre los diversos actores.
En el México de fifis contra chairos, de pueblo sabio vs tonto, tenemos mucho que aprender sobre los modelos de gestión horizontal, no sólo para desarrollar mejores organizaciones y empresas, sino para implementar una mejor convivencia ciudadana y eliminar una estructura maniquea que nos está llevando a contraponernos como ciudadanos y no a cooperar para llegar a objetivos comunes. Tijuana Innovadora es un ejemplo de cómo la cooperación, con una dirección adecuada puede generar grandes logros, detrás de esos logros están lo pequeños mecanismos que Pepe ha creado.