Para Leo.
¡Qué país tan polarizado es el México de hoy! La guerra entre chairos y fifís divide familias, amistades y compañeros de trabajo. De ahí a que la mayoría optemos por el tibio pero diplomático silencio sobre temas tan sensibles y candentes, como lo es la política actual. Pero como ya me conocen, pues aquí me tienen, fifiando, predominantemente, y chaireando de vez en cuando con mi habitual cinismo (si ya saben cómo me pongo, ¿pa´ qué me leen?)
Hay algo que me llama la atención y que suele provocarme enemigos en ambos lados del espectro: señalar el punto ciego de cada bando. Empezaré con el mío (ya que me imagino que soy fifí por default por el simple hecho de no haber votado a nuestro actual presidente): sé que López Obrador exigió en el pasado la renuncia de Peña Nieto. Lo sé. Sin embargo, el exigirlo (ayer u hoy) tiene mucho de anti democrático. Si crees en la democracia, AMLO es y será TU presidente TODO el sexenio, fifí babas, aunque no te guste, ¡he ahí la esencia de la democracia!: en ella no siempre gana tu gallo, ¿capisci? Pues aun así, AMLO no es mi presidente. No, bueno, más anti republicanos, imposible. ¡Pero es que AMLO y sus chairos hacían lo mismo en contra de Peña! Pues felicidades: eres entonces igual de anti republicano que los de tu bando contrario (además de anti democrático). Pero el punto ciego que más me sorprende de una cierta cantidad de miembros del equipo fifí, es cuando parecieran rogarle al cielo para que López Obrador fracase. ¡No jodan! Miren: lo decente, como mexicanos que somos, es tenerles buena fe a nuestros servidores públicos, que su fracaso es un catarrito para ellos, pero una pulmonía para nosotros, el pueblo. Así que fifís radicales, no la frieguen y ténganle buena fe a su cabecita de algodón por los próximos cinco años y medio, que ya perdieron (¡o perdimos!), pero el país sigue vivo, y también la república y la democracia mexicana (a menos que nos empeñemos TODOS en darle el tiro de gracia no reconociendo al jefe LEGÍTIMO del ejecutivo así como al voto libre y secreto de más de 30 millones de conciudadanos nuestros).
Ahora agárrense, mis chairos:
El punto ciego en específico que veo en el sector radical de los obradoristas, es aquella fe ciega en nuestro presidente, que raya, sin exageraciones, en el fanatismo. En términos sumamente simplistas: a los fifís les falta fe: a los chairos, ¡les sobra!
Claro, la fe nunca sobra. Es un valor humano sumamente positivo. Pero a lo que me refiero con “sobrar” es a cuando la fe se transforma en fanatismo, o sea, cuando la primera se empeña de forma testaruda en negar la realidad objetiva y comprobable. Un país se encuentra en peligro de muerte cuando 1.- se endeuda demasiado, 2.- existe demasiada violencia y 3.- existe demasiado desempleo. Bueno, mis queridos chairos, la triste realidad (exactamente, triste para TODOS por igual) es que, en materia de 1.- deuda pública (nos hemos estado endeudando a un promedio equivalente a 800 mil pesos por minuto de manera ininterrumpida durante los últimos 5 meses), 2.- en materia de seguridad pública (homicidio doloso y lo que se denomina como feminicidio) y 3.- creación de empleo formal (ya en consideración con la respectiva pérdida del mismo), estamos bastante peor, según las propias fuentes oficiales de nuestro presidente actual, que con el infame PRIAN.
Esa es la triste realidad. Punto.
No es una opinión, no es una calumnia, ¡es la verdad, le duela a quién le duela! ¿Eso significa que deben de perder su fe en su cabecita de algodón? ¡Para nada! Podemos desear de todo corazón que nuestro presidente sea el más grande de toda la historia hasta el momento y, simultáneamente, aceptar la realidad de que, hasta el día de hoy, no lo ha logrado ser (¡pero eso no significa que ya no esté a tiempo de alcanzar dicha meta!)
Así que chairos y fifís de México, por Dios o por lo que más quieran, unámonos compartiendo una auténtica y buena fe cimentada en que todos nuestros servidores públicos ELECTOS DEMOCRÁTICAMENTE harán las cosas lo mejor posible, pero, al mismo tiempo, aceptemos la realidad (sin querer culpar a todos menos a los verdaderos responsables de ella) de que las cosas, hasta el momento, no le están saliendo al presidente y a su equipo como cualquier mexicano o ciudadano del mundo con una pizca de decencia quisiera que le estuvieran saliendo.