Lastimando a los inocentes

No se vale descargar el enojo con otros. El abuso en la familia no tiene perdón.

Nada justifica el maltrato y el abuso de los familiares o las personas cercanas. El estrés ocasionado por problemas económicos, la situación actual o por un carácter impulsivo y temperamental, no es una razón para descargar la angustia o la frustración en seres indefensos.

La familia es el único refugio que se tiene. Si se la destruye, entonces ¿dónde puede uno confortarse?

Oscar, un niño de apenas 5 años, tenía la nariz y los labios hinchados, su mirada sombría y triste, su alma rota. El silencio hermético y su negación a hablar con la trabajadora social, era su modo de esconder su dolor y expresar su miedo.

Lamentablemente, el niño había sido víctima de adultos que no saben manejar sus propias emociones y se vuelven abusivos.

Adela, la mamá de Oscar, sufrió mucho en la relación con su esposo Víctor, un hombre violento y temperamental. Siempre la menospreciaba y reprendía con gritos e incluso a veces llegaba a los empujones y las bofetadas. Uno de los tantos motivos de peleas era el dinero. A Adela le gustaba ir a la tienda y siempre encontraba buenas oportunidades para comprar que no eran indispensables, lo cual provocaba y enfurecía a su marido. Con los tiempos tan difíciles esta situación se agravó aún más. Víctor aprovechaba cualquier incidente por más pequeño que fuera para descargar la tensión que traía del trabajo. Con un tono fuerte y despota la retaba y le reprochaba el hecho que ella estuviera gastando en pequeñas cosas que según él no eran necesarias, tildándola de irresponsable e insensible a la situacion. Cuando su esposo le gritaba, Adela prefería quedarse callada y aguantar, aunque por dentro se resintiera. Más de una vez estas situaciones terminaban con gran violencia.

Un día, al regreso de Víctor del trabajo, Adela le contó que había pasado toda la tarde con el niño en la casa de su hermana. Luego, mientras ella se puso a cocinar, él fue a saludar y a charlar con el pequeño. Inocentemente, Oscar le contó que habían ido a visitar a su tía y luego fueron a la tienda favorita de su mamá, donde compraron un dulce y unos cosméticos.

El hombre se enfureció. Fue a donde estaba Adela y sus gritos se escucharon hasta en los apartamentos de los vecinos. La agarró de los pelos y le exigió que le entregara los cosméticos para devolverlos.

Esa noche, mientras Oscar dormía, Adela entró en su habitación como un torbellino. Lo próximo que el pequeño supo es que se despertó gritando del dolor porque alguien le dio un fuerte golpe en su nariz y en su boca.

Lamentablemente, Adela usó a su propio hijo para descargar su enojo y malestar sin siquiera pensar que no es justo que otros paguen por sus problemas.

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Controlando las emociones

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INGREDIENTES

  • 3 cucharadas de Responsabilidad
  • 1 barrita de Sensibilidad
  • 1 racimo de Control
  • 3 gotitas de Perspectiva
  • 2 vainas de Respeto

RECOMENDACIÓN DEL CHEF

Valorar y honrar ayudan a respetar

MODO DE PREPARACIÓN

  1. Se necesita mucho valor para reconocer los sentimientos propios. Generalmente las angustias y las agravaciones son un indicativo de problemas más serios. La actitud personal y la madurez son determinantes para poder entender la verdadera fuente.
  2. La cocina de la vida siempre tiene problemas y retos que conquistar. Es importante aprender a controlarse y a redirigir el enojo sin buscar un objeto externo o inocente para desahogarse; así se evita lastimar. Nadie es culpable por los problemas de uno.
  3. Poder controlar las emociones es una opción personal. Compartir la angustia y los problemas con la familia puede unirla, logrando solidaridad, apoyo y fuerza para seguir adelante.
  4. Tener fe y regalar una sonrisa cariñosa mejora la actitud.Hay pequeñas acciones que ayudan a cambiar el sabor a los platos amargos.

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