Estamos por cumplir apenas un primer bimestre con AMLO como presidente. No obstante, los efectos de sus políticas económicas ya son profundos, y dan una señal clara y contundente a los mercados: El presente gobierno basará su presupuesto en el ahorro, no la creación de riqueza nueva y, por otro lado, priorizará el subsidio sobre la productividad.
Esto significa que entraremos a un periodo de política restrictiva, y como resultado de ello, el país tendrá menor crecimiento en el año. De hecho, ya los analistas han bajado sus expectativas a niveles de 1% como promedio de crecimiento de PIB para 2019.
Estas son las razones:
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Proyectos sin viabilidad financiera: No Aeropuerto, pero si Tren Maya y refinería: El aeropuerto en Texcoco representaba una fuente de productividad tremenda, que generaría miles de empleos y convertiría a México en el hub más importante de América Latina. Es decir, todos los vuelos importantes del extranjero pasarían por México para hacer escala. Por otro lado, el Tren Maya será una inversión que no promete tener utilidades, ni generar las mismas externalidades económicas positivas. Se prevé de hecho que el proyecto tenga pérdida y subsidio constante. De igual manera, la refinería será una obra con enormes gastos no recuperables, y que le apuesta a un tipo de energía fósil que cada vez se usa menos. De hecho, será mucho más caro refinar en México que en Estados Unidos.
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Restricciones de flujos: Más dinero a las arcas de gobierno: El gobierno ha impuesto medidas fiscales que obligarán a las empresas a entregar mayor flujo de efectivo. Se ha eliminado la compensación universal, con la cual las empresas tendrán que hacer desembolsos constantes que antes compensaban virtualmente. De igual manera, la retención por rendimientos financieros se duplicó de un .46 a un 1.04%. Por último, aumentan de precio partidas de gasto básicas como la gasolina, electricidad, y el salario mínimo. Así, las empresas pagarán más impuesto, retendrán más flujo, y aumentarán sus gastos. Al tener menor liquidez, se reduce la inversión y por lo tanto el crecimiento.
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Dando pescado sin enseñar a pescar: Sabemos también que mucho del presupuesto que era antes destinado a becas e incentivos de estudio será eliminado. Por otra parte, vendrán subsidios directos a estudiantes, y se promoverán créditos de primer piso desde el gobierno sin una infraestructura adecuada de seguimiento. Así, se prevé una asignación de recursos que no tiene otro fin que consumo y gasto, en lugar de inversión.
Por todo esto, los mercados ya han descontado inversiones improductivas, pérdida, e inflación. No nos debe sorprender así que las proyecciones para el crecimiento de México en 2019 hayan bajado de forma unánime. Los mercados no juzgan, sólo reaccionan.