El gobierno mexicano recibió un respaldo “abrumador” a la oferta que presentó para recomprar 30% de los seis mil millones de dólares en bonos verdes que emitió para financiar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en lo que fue el Lago de Texcoco, una respuesta que abre la puerta para la cancelación de ese proyecto.
Aunque la Secretaría de Hacienda y Crédito Público no reveló detalles de la respuesta favorable a su oferta de recompra, al sólo decir en un comunicado que “recibió ofertas y el consentimiento de una substancial mayoría de los tenedores de las notas del monto principal de cada una de las series”, diversos medios de comunicación, como Financial Times y Bloomberg, indicaron que entre 60 y 75.5% de las cuatro series de los bonos verdes de largo plazo, aceptaron no sólo la oferta de recompra sino también el cambio de las cláusulas de los contrato de esos instrumentos financieros.
“La Secretaría de Hacienda y Crédito Público desea reconocer y agradecer la cooperación de la comunidad de inversionistas internacionales para asegurar el resultado exitoso de esta transacción”, dijo el gobierno de México, en un comunicado. “La Secretaría de Hacienda y Crédito Público desea continuar con una relación constructiva, transparente y de beneficio mutuo con todos los actores principales para continuar promoviendo el desarrollo de la infraestructura en México”.
Con el consentimiento a la oferta de recompra, el gobierno podrá ahora proceder a adquirir, primero, mil 800 millones de dólares del total de los bonos en circulación que vencen en 10 y 30 años, para posteriormente proceder a redactar un nuevo contrato sin ciertas cláusulas de incumplimiento y pago acelerado, que ya aceptaron la mayoría de los tenedores de esos bonos.
Cuando eso ocurra, el gobierno de México muy probablemente anunciará de manera oficial la cancelación de la obra, sin que eso signifique un no pago y la aceleración del cumplimiento anticipado de esas obligaciones –como hoy sí ocurriría si el gobierno deja de construir NAIM en Texcoco.
En ese momento, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien tomó posesión el pasado 1 de diciembre y quien desde su campaña electoral, en la primera mitad del año, expresó reservas del proyecto por su tamaño, costo, supuestos actos de corrupción e impacto ambiental, podría anunciar de manera oficial la cancelación de NAIM, una decisión que representará una pérdida de entre 100 y 120 mil millones de pesos (cuatro mil 975 y cinco mil 970 millones de dólares) por fondos que el gobierno ya invirtió o tiene comprometidos en el proyecto.
Con esa medida, México, además de perder la oportunidad de contar con un hub regional en materia aérea y una terminal que pondría fin a los problemas de saturación aeronáutica que enfrenta el Valle de México, dejará de tener una opción alterna y más cómoda para disparar un mayor turismo hacia el país y un mayor número de envíos de exportaciones mexicanas al exterior.
Esto es así porque la solución alterna que ha planteado el gobierno de López Obrador para incrementar el número de despegues y aterrizajes en la zona metropolitana –la modernización de tres terminales aéreas en el Valle de México– no es ni de cerca la solución óptima para el centro del país en materia aérea.
En lugar de NAIM, López Obrador ha dicho que edificará una nueva terminal aérea, más modesta, en la zona que hoy ocupa la base militar aérea de Santa Lucía, al noroeste de la capital, al mismo tiempo que modernizará tanto el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) como la terminal aérea de Toluca, la capital del Estado de México y que está a 55 kilómetros de Ciudad de México.
No es aún claro si el aeropuerto de Santa Lucía y el actual de la capital puedan operar de manera simultánea o al menos si con esos dos aeropuertos se pueden incrementar el número de despegues y aterrizajes en el Valle de México, por posibles riesgos de colisión aérea.
López Obrador estima que la creación de un sistema aeroportuario en el Valle de México costará 100 mil millones de pesos menos que la edificación de NAIM, que tiene un costo estimado de 13 mil 300 millones de dólares.
Claro que a los costos de la construcción de una nueva terminal aérea en Santa Lucía, más los que implicarán la modernización de AICM y Toluca, habría que añadir los cerca de seis mil millones de dólares que ya se han invertido en Texcoco y que son irrecuperables si se cancela esa obra, para entonces ver si esta opción alterna es más o menos cara que NAIM.
Muchos han criticado así la decisión, aún no oficial, de López Obrador de cancelar ese proyecto.
El anuncio de que la oferta de recompra que presentó el gobierno mexicano recibió una respuesta favorable se da luego que las autoridades financieras mejoraran los términos de su planteamiento original.
En un inicio, el gobierno propuso recomprar los bonos, a través de una subasta y a un precio que iría de entre 900 y mil dólares por título, más un premio de 50 dólares por aceptar la oferta de recompra y de 7.5 dólares por aceptar el cambio de las cláusulas.
Este último monto lo otorgaría el gobierno al tenedor del bono independientemente si deseaba vender su título o no.
Sin embargo, ante la negativa de la mayoría de los tenedores de los bonos de aceptar la oferta de recompra en esos términos originales, Hacienda procedió a mejorarla.
Así, México ofreció recomprar hasta mil 800 millones de dólares de los bonos en su valor nominal de mil dólares por título, al tiempo que mejoró de 7.5 a 10 dólares el premio por aceptar el cambio de clausulado.
Con esas mejoras, la mayoría de los tenedores de los bonos han aceptado la propuesta de recompra y de cambio de los términos de los contratos, un resultado que abre las puertas para que México decida poner fin al proyecto de infraestructura más importante de América Latina de al menos las dos últimas décadas.