Calma-tempestad, blanco-negro, sonido-silencio… así de contrastante es la bipolaridad en los seres humanos. De un extremo a otro en un abrir y cerrar de ojos. En un momento todo es alegría, felicidad, gozo; al siguiente, ¡oh, my god, sálvese quien pueda!, todo se transforma en molestia, agresión y hasta violencia. Hombres y mujeres la padecen y también la sufren cuando se trata de su pareja, pero… ¿cómo explicarse que aquella persona tan linda, amorosa y tierna con la que uno convive a diario, de repente se puede transformar en una versión corregida y aumentada de aquella obra inspiración de Robert Louis Stevenson llamada «El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde».
Antes era cuestión sencilla asumir que al novio, la novia, el esposo, la esposa, el amigo, la amiga y un larguísimo etcétera «les faltaba una tuerca». Sin darle mayor importancia al asunto sólo era cosa de comentar «es que fulanit@ es muy voluble, pero ya se le pasará». Sin embargo, en la actualidad, estos contrastantes cambios en el carácter son dignos de estudio psicológico y psiquiátrico porque a pesar de que muchos de nosotros tomamos muy a la ligera este padecimiento, lo cierto es que quienes conviven con personas transcurren las 24 horas del día sumidas en la incertidumbre porque ignoran cómo se debe tratar a alguien que tiene, por decirlo de algún modo, doble personalidad.
En las mujeres era y es bastante fácil determinar que los dramáticos virajes en su carácter son ocasionados por las hormonas. Ya saben, cuántas veces no hemos escuchado frases como «es que está en sus días», «ya consíganle novio», «está en la meno, denle chance» y tantas más que incluso nos provocan risa, cuando en la realidad se trata de un problema sumamente complejo que de no ser atendido a tiempo de manera profesional puede desencadenar situaciones sumamente penosas y dramáticas.
Pero la bipolaridad no es exclusiva de las féminas, también hay varones a los que frecuentemente «se les mete el diablo» achacándoles que son así porque sufren de eyaculación precoz, porque llevan bastante tiempo de dieta sexual, porque la novia todavía no les da una prueba de su amor y demás tonterías; cuando la realidad es que a ellos también se les presentan con frecuencia estos terribles cambios de estado de ánimo.
Y los cuestionamientos de los lectores son varios, sin embargo el común denominador tiene que ver con dos interrogantes: la primera ¿cómo sobrellevar una relación con una persona violar? y, la segunda, ¿qué hacer cuando uno es el que sufre de este padecimiento?
Ciertamente los temas psicológicos y psiquiátricos no son de mi dominio, pero como este padecimiento sí afecta directamente el entorno sexual de las parejas (ésta sí es mi especialidad) me permito sugerirles, chicos y chicas, que si se trata de un trastorno bipolar de pequeño espectro las caricias, los cariños, los mimos, las atenciones, los detalles y el sexo canalizado adecuadamente pueden ayudar. Sin embargo, cuando ya se trata de un caso que trasciende las aristas clínicas, lo más adecuado es acudir inmediatamente con un especialista que a su vez evaluará la pertinencia de ser tratado por un psicólogo o un psiquiatra.