Las suaves olas del mar creaban un ritmo en mi mente mientras intentaba encontrar la luna a través de las ramas de la palmera. Jugaba con la fina arena blanca con mis pies y respiraba el caluroso aire de Holbox. A la distancia se escuchaba la hermosa voz de Denisse de Kalafe y tenía ansias por acudir al evento y deleitarme en la exquisita comida y música, pero decidí quedarme contemplando las estrellas un rato más, saboreando el mágico momento.
Tras unos días en la pequeña isla me fui enamorando de cada concha y roca que la forman, encariñándome de su gente, de sus sabores y de su vida tan apartada del mundo. La distancia entre Holbox y Cancún no es muy grande, y el recorrido en avión o lancha resultan excitantes, pero la isla se siente totalmente apartada del mundo que conocemos.
A los dieciocho años uno normalmente busca fiestas y actividad constante, lo cual no es la costumbre de la relajada isla. Pero lejos de ser un lugar que a los jóvenes nos resulte aburrido, Holbox es un pequeño santuario hippie que ofrece entretenimiento de otro tipo, uno mas tornado hacia la meditación y el encuentro con uno mismo. Esto puede resultar ser una experiencia de aprendizaje personal única, donde los sentidos se acentúan y la tranquilidad se asienta en los huesos.
Los bellísimos hoteles boutique, el animado pueblo y las exquisitas cocinas le dan un toque de realidad a un lugar de fantasía donde las horas transcurren a su paso, sin rendirle cuentas a nadie. Es tan fácil caer rendido ante el tranquilo ritmo de la isla, que pronto uno se encuentra preguntándose si en algún momento de su vida en verdad tuvo alguna preocupación. Aquí el tiempo es tuyo y todo circula y se mueve lentamente al ritmo del disfrute.
El Festival Gastronómico de Holbox es un evento anual que da a conocer el inesperado talento de los habitantes de la isla: la cocina. Cada platillo trae consigo una historia y un gran bagaje de cultura, tradición, innovación y creatividad. Los hoteles y sus respectivos chefs presentan su menú como si presentaran a su hijo, con un orgullo y un amor incomparable. Cada chef tiene su propio estilo y técnica, cada uno mejor que el anterior.
Además de ofrecer comida de la mas alta calidad, Holbox brinda una excelente selección de hoteles como Casa Sandra con sus bellas villas y hermosa decoración casera, Las Nubes con sus 21 habitaciones con vista a las playas vírgenes de la isla y Villas Flamingos en la increíble reserva natural de Yum-Balam. Todos los hoteles son boutique y cuentan con una infinidad de detalles que hacen la visitan memorable, ya sea su excelente servicio, regadera al aire libre o el canto de las gaviotas durante el desayuno gourmet. Estos hoteles son todos un pequeño paraíso dentro de una isla que por si sola es paradisiaca, es un verdadero collage de placeres y delicias que enamoran a todos sin falta.
El ambiente es bohemio y relajado, con un toque de lujo y exclusividad único de la isla. El pequeño aeropuerto y las calles arenosas demuestran la humildad de sus habitantes, pero las sonrisas con las que te reciben te hablan de una riqueza que va más allá de lo que conocemos. La amabilidad de los habitantes y su hospitalidad latina te hacen sentir como si estas llegando a casa acompañado de un numero infinito de amigos.
Entre pequeños paseos por la playa en bicicleta, momentos relajantes en spas o en el mar y la excelente comida, Holbox se vuelve un lugar difícil de dejar atrás y todos los que llegan a conocer la isla regresan, ansiosos por volver a ser hipnotizados por su encanto.