El 2017 se fue en México con el triste saldo de 70 personas asesinadas por día, un total de 25.339 homicidios dolosos. Parecería que esos datos ya no conmueven a nadie, y que México ha pasado a ser sinónimo de violencia. Los mexicanos sufren día a día las consecuencias esta guerra no declarada que parece no tener fin. Asesinatos, torturas, desplazamientos de poblaciones enteras son una realidad. DW habló sobre este fenómeno con el investigador Edgardo Buscaglia.
Deutsche Welle: Dr. Buscaglia, 2017 ha sido uno los más sangrientos para México. ¿Cómo puede ser que la comunidad internacional no haya hecho aún un llamamiento para poner fin a los asesinatos, torturas y desapariciones que enlutan a ese país desde hace décadas?
Edgardo Buscaglia: La crisis financiera mundial de 2008 demostró que las grandes empresas y organizaciones financieras tienen a los gobiernos occidentales en el bolsillo. Y esto no es un discurso de la izquierda trasnochada. Lo mismo está sucediendo hoy con México. A las multinacionales y bancos más poderosos de Europa y EE. UU., a las compañías mineras canadienses, entre otros, les está yendo de maravillas en ese país porque entran a operar gracias a pactos políticos y obtienen mercados cautivos. El presidente, sea quien fuere, les asigna mercados oligopólicos. Lo que resulta es un pacto político-empresarial de impunidad. Esas multinacionales son las que hacen lobby para que el sistema político mexicano no cambie demasiado. Esto es un hecho comprobado. Es la complicidad de las empresas más poderosas de Occidente la que impide que se ejerza más presión para luchar más eficazmente contra el crimen organizado.
En México miles de personas viven golpeadas por la inseguridad, con más de 30.000 desaparecidos y más de 310.000 personas desplazadas. Las medidas del Gobierno mexicano no son eficaces.¿Qué debería hacer, en su opinión, el Estado mexicano para no fracasar más en este intento?
Lo que se ve hoy en México es un esquema de corrupción política al más alto nivel, al mismo nivel que yo veía en los años 90 en Colombia, o peor. El gobierno es federal y los gobernadores son señores feudales sin ningún tipo de control del gobierno central. Claro que hay excepciones en la clase política mexicana, como Manuel Clouthier y otros, y como las hay en todos los países. En ese tipo de esquema se debería lograr una enorme presión internacional para apoyar a los pocos políticos, hombres y mujeres, que realmente quieren aprobar esas reformas para limpiar la cloaca política mexicana de todo el dinero mafioso que reciben. La cultura política unipartidaria de más de 80 años de México hace que sea igual quien gobierne, ya que no hay una verdadera oposición, y eso mantiene el pacto político de impunidad que dificulta llevar a cabo medidas, que hoy aún son ciencia ficción, para que se produzca un cambio positivo, a mediano o largo plazo.
¿Qué rol juega la corrupción en las campañas electorales en México?
El proceso electoral dentro de cada partido en México se hace con dinero sucio y en un procedimiento totalmente oscuro donde nadie sabe quién le dio el «dedazo” a quién. Todos los partidos, el de López Obrador, el de Peña Nieto, el de Anaya, eligiendo a sus listas de candidaturas a oscuras, sin auditorías de ningún tipo. He trabajado como observador de la Fiscalía Federal de México y vi con mis propios ojos a funcionarios públicos con sus baúles llenos de dinero, repartiendo dinero a los votantes. Ocho de cada diez pesos de los que entran en las campañas son ilegales. En ese tipo de ambiente, la delincuencia organizada internacional, no solo la mexicana, encuentra en México un parque de diversiones para instalar sus cabeceras de playa.
¿Por qué la comunidad internacional sí presionó a Colombia a implementar reformas y no lo hace ahora con México?
La clase política colombiana estaba vetada en Europa y se la condenaba. Empresas europeas como Citybank y Deutsche Bank estaban perdiendo enormes cantidades de dinero, los empresarios eran secuestrados y asesinados diariamente. En ese esquema, las multinacionales hacían todo lo contrario de lo que hacen ahora en México: hacían lobby para que todo cambie. Estas empresas multinacionales en México son parte del problema, son parte de la corrupción por omisión. En Colombia también hubo una enorme presión internacional para combatir el lavado de dinero. En su último informe sobre transparencia financiera, el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) otorga a México las peores calificaciones, reprobándolo.Tiene que haber mucha presión internacional y de la sociedad civil, como sucedió en Colombia, y en Italia, con el movimiento «Mani puliti” (Manos limpias). Esos dos elementos no están presentes hoy en México. Colombia retrocedió desde el infierno. México marcha hacia el infierno.
La ONU, la OEA y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) denuncian frecuentemente la impunidad de las agresiones y asesinatos y concluyeron que la mitad de ellos son cometidos por autoridades del Estado y la otra mitad por el crimen organizado. ¿Por qué la ONU no actúa consecuentemente al respecto?
Para seguir con el ejemplo de Colombia, cuya situación hoy es mejor, cuando yo trabajaba con la ONU, en la década pasada, se veía allí una gran presión internacional, una sociedad civil que comenzaba a levantarse unida, y una ONU que respondía a la comunidad internacional y presionaba a veces hasta exageradamente contra los funcionarios colombianos. La ONU tenía una actitud de embestida total. En México, es todo lo contrario. La ONU no reacciona ante la falta de presión de los gobiernos más importantes que la financian: EE. UU. Canadá, la UE, China. México es uno de los diez países que le dan dinero a la ONU. Los representantes viven en pisos lujosos a 12.000 dólares de alquiler en las zonas de mayor poder adquisitivo de Ciudad de México. El gobierno de México le da dinero a la oficina local de la ONU para que escriba un reporte elogioso para el gobierno mexicano con consultores que elije el gobierno mexicano. Es decir, hay un conflicto de intereses donde las mismas oficinas de la ONU están involucradas. Puedo dar nombres y apellidos y hasta lo he publicado en Twitter. La ONU en México es un títere de los gobiernos de turno, un cero a la izquierda.
¿Qué papel juega el miedo al poder de las organizaciones criminales en la falta de acción por parte del Gobierno mexicano para frenar la violencia? ¿Es el sistema democrático en México solo una fachada?
En México no hay democracia. Un estudio de la Universidad de Berkeley confirmó que el 20 por ciento de la gente que vota recibe dinero o coacción del voto o algún tipo de condicionamiento a través de un programa social, para que vote por un candidato. Ante eso, sumado a la violencia, donde en México grandes porciones de la población no tiene refugio físico contra la violencia de soldados, policías o grupos criminales de narcotraficante, tenemos la definición de una crisis internacional humanitaria, un término que hoy se aplica a Siria. México no cuenta con las características mínimas para ser una democracia.
¿Qué podría hacer la Unión Europea para que por fin se empiece a vislumbrar un cambio?
El ámbito legislativo europeo ha hecho presión, pero no es una institución que se caracterice por actuar con la fuerza necesaria en este caso. Los poderes ejecutivos de la UE, especialmente los más poderosos, Alemania y Francia, seguirán visitando México con cientos de empresarios a su alrededor.
Donde vi que se revierte esa situación es cuando esos mismos empresarios comienzan a sufrir las consecuencias de la violencia que hoy sufre el ciudadano promedio mexicano, cuando en Colombia se secuestraba a los hijos de empresarios alemanes, cuando sus familias eran amenazadas, cuando tenían que refugiarse en bunkers en Bogotá, ahí dejaron de apoyar un estatus quo como el que hoy reina en México.
¿Tiene la sociedad civil alguna chance de influir en los acontecimientos en México?
En México hay personas honestas, que quieren a su país, como Santiago Nieto, con quien he trabajado, que era subprocurador federal para delitos electorales, que acusó a Enrique Peña Nieto de cometer delitos electorales, y a quien acompañé a documentarlos en la implementación de auditorías. Por eso se lo comenzó a asediar y amenazar, y se lo despidió a los seis meses. Lamentablemente aún no hay una masa crítica de gente honesta que se una e impulse las reformas. Y esa gente necesita para eso de la presión internacional. De los periodistas que revelan la realidad de los hechos.
En la medida que la sociedad civil y los medios empiecen a presionar y a aglutinarse alrededor de esas personas honestas que quieren que esto cambie, cuando se forme una masa crítica, como sucedió en Italia, que obligue a la clase política y a los detentores del poder económico a actuar, entonces tal vez se vea una luz al final del túnel de violencia en México.
Edgardo Buscaglia es investigador senior de la Universidad de Columbia, Nueva York, además de presidente ad honorem del Instituto de Acción Ciudadana, que se dedica a apoyar y dar protección a las víctimas de la delincuencia organizada. Es internacionalmente conocido por trabajar junto con movimientos civiles para combatir y prevenir el crimen organizado en Italia, Rumania, México y Argentina, entre otros. Sus estudios se extienden a 118 países y estudia desde 1990 el impacto de los marcos legales y judiciales en el desarrollo económico y la corrupción. Ha publicado, entre otros, «Lavado de dinero y corrupción política” (Editorial Grijalbo), «Vacíos de poder en México – Cómo combatir la delincuencia organizada” (Cegal).
Entrevista: Cristina Papaleo (CHP)