Mientras conducía el nuevo modelo Audi SUV Q3, la potencia de su motor, sus asientos ergonómicos de piel, y su tablero con lo más avanzado de la tecnología, hacen de lo más placentero el viaje desde Tijuana hasta Valle de Guadalupe, la tierra que posee las características ideales para el cultivo de la vid y la producción vinícola.
El interior fresco de Audi permanece constante, no así las vistas cambiantes del terreno que pasan por diferentes paisajes, dejando atrás la ciudad para dar paso a la carretera escénica, con el océano como protagonista y por otro, las formaciones montañosas.
En este camino semidesértico, se toma una desviación antes de llegar a Ensenada para seguir tierra adentro. Después de tener como compañía al intenso azul celeste, aparece una bella formación con abundantes flores de colores: las puertas de El Cielo.
Dibujado en un sueño compartido, este proyecto se materializó después de muchas investigaciones para construirlo desde valiéndose de sólo lo mejor. En el suelo arcilloso que parecería poco favorable para dar vida, hoy se levantan 22 sembradas con 11 tipos de varietales, adaptadas perfectamente al clima del lugar. Entre Nebbiolo, Cabernet Franc, Sirah, Malbec, Tempranillo, Zinfandel, Grenache, Cabernet Sauvignon, Merlot, Chardonnay y Sauvignon Blanc, se nutren los anhelos de convertir a El Cielo en un hotel boutique entorno a un viñedo.
Inspirados en las propuestas románticas y funcionales de Valle de Loira, región francesa famosa por sus hoteles y sus viñedos, Gustavo y Daly, los ahora dueños de este lugar, decidieron invertir todos sus conocimientos de hotelería y turismo en desarrollar su propio proyecto enoturístico. El mejor vino merece las mejores vides, por lo que escogieron plantas de hasta 50 años, y su enólogo Jesús Rivera es discípulo de Don Víctor Torres Alegres.
En el resto de las hectáreas, se extienden preciosos jardines y varios árboles frutales. A pesar de su juventud, sus vinos han colocado a la bodega entre las 10 mejores de México y con un precio accesible. En El Cielo se disfruta de un azul eterno y de noches estrelladas, donde las constelaciones son las eternas compañeras nocturnas.
Ya en Ensenada me hospedé en Tesela, un hermoso conjunto de habitaciones flotadas con concepto endémico. Perteneciente a as Villas Maglen, este bello hotel cuenta con habitaciones que están montadas sobre una estructura de metal y madera que permite conservar la flora y fauna propias de la región.
Las habitaciones de Tesela son sencillas y con estudio que cuentan con todo lo necesario para pasar una cómoda y tranquila noche en contacto con la naturaleza, disfrutar de un ambiente de tranquilidad dentro de una construcción de ladrillos, pisos de concreto y techos de madera. Al mismo tiempo podemos desde sus ventanales y balcones contemplar la espectacular vista los viñedos y atardeceres únicos de esta zona de Baja California.
También cuenta con un restaurante llamado Hache cuyos platillos están elaborados con ingredientes de la más alta calidad, altamente recomendados y cuenta con servicio de banquetes para eventos o reuniones.
El hotel cuenta con de áreas para eventos al aire libre, área de alberca, y este año contarán con una nueva área llamada “El Encinal”, rodeada de vegetación.
En su Cava cuentan con exclusivos Vinos Maglen, donde manejan el maridaje de Vino y Tapa en tres tiempos y degustación de tres variedades de vinos.