Como saben, la semana pasada estuvimos en la mágica Nueva Orleans. Varias veces había escuchado que Nueva Orleans era la ciudad diferente de Estados Unidos, pero no ha sido sino hasta que estuve ahí personalmente, que lo pude constatar. Nueva Orleans y todo Louisiana son una especie de mezcolanza de nacionalidades y culturas que han dado nacimiento a una cultura única y peculiar.
Louisiana fue dos veces colonia francesa y también dos veces colonia española y a esto se le sumaron migraciones de Canadá, Italia, Alemania, Inglaterra, Africa, Haití, Honduras y hasta de las Islas Canarias, a cuyos inmigrantes se les conocen como «Isleños».
Todos estos inmigrantes aportaron su «granito de arena» a lo que es el Louisiana actual y de ahí que Nueva Orleans y Louisiana se convirtieran en el escenario idóneo para la creación de uno de los géneros musicales más importantes del mundo, el Jazz, cuya influencia africana y caribeña es indiscutible.
Hablando de Jazz, el viernes por la noche visitamos a la que se le considera una de las catedrales del Jazz mundial en la actualidad. Me refiero a Snog Harbor. De entrada, uno no se imaginaría que, en este pequeño lugar y que más bien parece un changarro, se presentan algunos de los valores más destacados en la escena del jazz. Para nuestra fortuna, quien se presentó el viernes fue el mismísimo Elis Marsalis, padre de la dinastía de famosísimos músicos de los que destacan el trompetista Wynton Marsalis y su hermano el saxofonista Branford Marsalis. Cabe mencionar que Elis se presenta regularmente en Snog Harbor, acompañado de su cuarteto formado por algunos de sus estudiantes de la Facultad de Música de la Universidad de Nueva Orleans. Ver y escuchar a Elis Marsalis al piano, a tan sólo uno 3 ó 4 metros fue algo realmente especial y conmovedor.
Ya entrados en el tema de la vida nocturna, debo decir que pocos lugares tan divertidos y con tanta oferta para los trasnochadores como Nueva Orleans.
Entonces, nos dirigimos a la famosísima Bourbon Street. Esta calle curiosamente recibe su nombre en honor a la Casa Real Española, los Borbones, pero en cuanto cae el sol, se convierte en un enorme centro nocturno. Bourbon Street está repleta de bares, todos con música en vivo y donde el chiste es ir de bar en bar toda la noche. De hecho, la música de los bares inunda la calle por lo que la fiesta está por todos lados. Es un lugar muy peculiar. Uno ve de todo. Grupos de amigas en despedida de soltera, gente disfrazada, punks. Diría que es como caminar adentro de una película de Fellini. Incluso, Nueva Orleans es uno de los poquísimos lugares en Estados Unidos donde está permitido consumir bebidas alcohólicas en la vía pública y más aún, en Bourbon Street te están sirviendo los daiquiris de todos sabores y unas cervezas gigantes prácticamente en la calle, las 24 horas del día, los 365 días del año. Pero eso sí, pudimos observar mucha seguridad, incluso policías montados en impresionantes caballos. ¡Ah! y no podía faltar el intercambio de collares de carnaval o Mardi Gras entre hombres y mujeres a lo largo de toda la calle. Bourbon Street son de esas cosas que resultan hasta un poco difíciles de describir; hay que vivirla personalmente. En verdad muy único y muy divertido.
Para rematar, terminamos nuestro recorrido nocturno en el espectacular casino Harrah’s. Yo no imaginaba que Nueva Orleans tuviera un casino de esta magnitud. Resulta que en Louisiana el juego es permitido y Harrah’s, que es la corporación de casinos más grande del mundo instaló este casino que no le pide nada a los de Las Vegas. Cuenta con 2,000 tragamonedas y 120 mesas de juego, además de una fastuosa decoración, incluyendo toda una sección que hace alusión al carnaval o Mardi Gras.
Para los que aún tienen la idea que Nueva Orleans sigue bajo agua, después de del pasao huracán Katrina hace ya 6 años, les afirmo que Nueva Orleans, hoy, está mejor y más divertida que nunca. Tan es así que la N.F.L., la National Football League, designó a Nueva Orleans como la sede de próximo Superbowl, mismo que se llevará a cabo en el Louisiana Superdome el domingo 3 de febrero de 2013. Con esto Nueva Orleans, junto con Miami, se volverá a convertir en la ciudad que más Superbowls ha albergado, con un total de 10.