Durante décadas, esta comunidad fronteriza ha prosperado gracias a los consumidores mexicanos que cruzan consuetudinariamente a Estados Unidos para adquirir de todo, desde zapatos hasta teléfonos.
Pero hace unos años, el valor del peso frente al dólar cayó a la mitad cuando se desplomaron los precios del petróleo. Y las grandes tiendas estadounidenses que se abrieron en México les quitaron clientes a las tiendas de Estados Unidos.
Los dueños de los negocios de este distrito de San Diego, que aproximadamente tiene 30 mil habitantes, ahora dicen que el declive ha empeorado en los últimos cinco meses debido a un nuevo factor: la tensión económica y política entre Estados Unidos y México.
El presidente Donald Trump asumió su cargo basado en parte en las promesas de fortalecer la seguridad en la frontera mexicana construyendo un muro y renegociando lo que él llamó los pactos comerciales injustos como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, o TLC. Grupos empresariales le han prevenido al gobierno de Trump que evite poner en riesgo los beneficios de este acuerdo.
Desde que Robert Lighthizer fue aprobado por el Senado para desempeñarse como el representante comercial de Estados Unidos en mayo, la administración Trump ha suavizado su retórica sobre el TLC, hacia modernizar el acuerdo en lugar de un completo “replanteamiento del tema comercial” que Trump prometió en la campaña electoral.
El peso registró un alza de 4% después de la toma de posesión del presidente Trump, luego cayó a medida que aumentaron las tensiones entre los Estados Unidos y México. Al término de la sesión del lunes, el dólar se cotizó en 18.14 pesos.
Las fluctuaciones monetarias han hecho que sea menos atractivo para los mexicanos cruzar la frontera para ir de compras.
A lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, los minoristas estadounidenses están reportando fuertes caídas en sus ventas este año y que muchos atribuyen a las duras políticas comerciales e inmigración. Trump ha insistido en que México pagaría la construcción del muro fronterizo, inició la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y endureció las normas de deportación.
Las mayores deportaciones y la aplicación fronteriza de las leyes de inmigración, dijeron los comerciantes, han desalentado a muchos mexicanos para aventurarse a viajar al norte a comprar en tiendas que a menudo ofrecen mejores precios y selección en todo, desde ropa femenina hasta teléfonos inteligentes y otros aparatos electrónicos.
“Es como un efecto de congelación”, dijo Denise Ducheny, consejera de políticas en Center for U.S.-Mexican Studies de University of California en San Diego.
Aun así, algunos compradores mexicanos dijeron que el agresivo discurso de Trump no los inquieta.
“Es sólo otro presidente”, dijo Arlette Méndez, una visitante de 43 años de la Ciudad de México, cuando entró a un centro comercial de descuento en San Ysidro en abril pasado en busca de ropa de marca.
En Texas, las cinco áreas metropolitanas fronterizas más grandes del estado –Brownville, McAllen, Del Río, Laredo y El Paso– recibieron 2.7% menos de impuestos por ventas en el primer trimestre que en el mismo trimestre del año anterior, de acuerdo con estimaciones de la Contraloría de Texas.
Esas cifras cayeron de 99.5 a 96.8 millones de dólares, aun cuando las ciudades de todo el estado de Texas vieron un aumento de 2.44% en los ingresos por impuestos sobre las ventas durante el mismo período.
Los mismos datos de los impuestos por ventas mostraron ganancias en la mayoría de las otras ciudades de Texas que no están en la frontera, incluyendo Dallas, 3.8%; Fort Worth, 7.2%; Austin, 4,5% y San Antonio.
“Es deprimente”, dijo Eric Pineda, copropietario de una tienda Cricket Wireless en San Ysidro. Él estima que su tienda ha visto una caída de 50% en las ventas en lo que va del año comparado con el año pasado.
Pineda dijo que su tienda, que vende planes para teléfonos celulares, ha sufrido en parte por la reticencia de los clientes mexicanos a aventurarse a cruzar la frontera. “[Abril] fue el peor mes de los cinco años que hemos estado en el negocio, y creo que es por el presidente”, dijo Pineda.
En Texas, la mayor caída en las compras se reportó en la ciudad de McAllen, en el Valle del Río Grande, donde los impuestos por ventas cayeron 6.4%. A principios de este año se lanzó una campaña en los medios sociales llamada #AdiósMcAllen, que llamó a los compradores mexicanos a cruzar la frontera en Reynosa para boicotear la ciudad fronteriza.
En El Paso, Texas, que con su contraparte transfronteriza Juárez hace una metrópoli binacional de cerca de 2.5 millones de personas, los cruces de peatones del sur disminuyeron 15.7% en febrero, de 588 mil 719 en noviembre a 496 mil 048, mientras que los cruces de vehículos de pasajeros disminuyeron 4.2%, de un millón a 963 mil 659 en el mismo período, de acuerdo con datos preliminares de la oficina Customs and Border Protection de Estados Unidos.
Los economistas dijeron que gran parte del déficit representa a los mexicanos que, ya sea haciendo menos viajes de compras a Estados Unidos, o ninguno en absoluto.
“Muchos visitantes dicen que ya no se sienten bienvenidos o seguros en Estados Unidos”, dijo Tom Fullerton, profesor de economía de University of Texas en El Paso. “Les preocupa ser objeto de revisiones por parte de funcionarios uniformados y que les puedan confiscar sus visas o pasaportes”.
Los funcionarios de la Casa Blanca no devolvieron una llamada para hacer comentarios al respecto.