Un jurado de 12 personas ha declarado a Donald Trump, el expresidente de Estados Unidos, que seguramente será el candidato republicano para regresar a la Casa Blanca, culpable de 34 cargos de delitos graves.
Resulta que Trump, en 2006, conoció a la actriz de cine porno Stormy Daniels, con quien habría tenido una relación sexual extramarital. Diez años después, un mes antes de la elección presidencial, Daniels trató de vender esta historia a un grupo de medios que vive de notas escandalosas. El director de esta corporación le recomendó al abogado de Trump, Michael Cohen, que mejor ellos compraran la historia de Daniels para enterrarla.
Cohen, con el permiso de Trump, hizo una operación para comprar el silencio de la actriz porno por 130 mil dólares. En el camino falsificó varios documentos y registros. Cada cheque, factura u documento falsificado se consideró como un cargo criminal que debía castigarse por separado. De ahí que le hayan imputado 34 cargos a Trump.
Cohen cooperó para inculpar al expresidente, quien disfrazó el pago a Stormy como honorarios legales a su abogado. En Nueva York, la falsificación de registros comerciales es un delito cuando se modifican con la intención de defraudar. Es grave cuando los fiscales demuestran que el infractor tenía la intención de “cometer otro delito” o “ayudar u ocultar” otro al falsificar registros.
En el caso de Trump, los fiscales les dejaron a los jurados la posibilidad de considerar tres tipos de violaciones: “De las leyes federales de financiación de campañas, la falsificación de otros registros comerciales o una violación de las leyes fiscales”.
A pesar de que la defensa de Trump rostizó a Cohen en su testimonio dejándolo como un mentiroso, el jurado declaró culpable al expresidente. Por primera vez en la historia estadunidense, un exmandatario se convierte en un criminal de delitos graves.
Por su edad y porque es la primera vez que lo declaran culpable de delitos graves, Trump no pisaría la cárcel. Seguramente le darán un castigo como libertad condicional, servicio a la comunidad y/o una multa pecuniaria. Ahí quedaría este caso, que ya es un escándalo, si no es porque Trump tiene que enfrentar otros tres juicios de presuntos delitos que cometió.
El más importante es el federal, en el que los fiscales lo están acusando de presionar a funcionarios para revertir los resultados de la elección de 2020, difundir deliberadamente mentiras sobre un supuesto fraude electoral y fomentar los disturbios en el Capitolio el 6 de enero de 2021, con el fin de retrasar la certificación de la victoria de Biden y permanecer en el poder. Es gravísimo. Los posibles delitos serían conspirar para defraudar a Estados Unidos y contra los derechos de los ciudadanos, así como insurrección o ayudar a la misma.
Súmese que este criminal será, con toda probabilidad, el candidato de los republicanos a la Presidencia en este 2024. Nunca en la historia de Estados Unidos había existido un caso así. Ni nunca se había planteado constitucionalmente si un delincuente sentenciado, de ganar las elecciones, puede gobernar al país. Ni los constituyentes ni las enmiendas a la Carta Magna alguna vez visualizaron esta posibilidad.
¿Puede Trump ganar la Presidencia ahora que ya es culpable de delitos graves?
Ésa es la pregunta que todo mundo se está haciendo.
Hay quienes piensan que esto, lejos de debilitarlo, lo fortalecerá.
Trump argumenta que todo esto es un show político para evitar que gane este año. Y hay mucha gente que se lo cree, sobre todo la base más sólida del trumpismo republicano. Tan es así que, 24 horas después del veredicto, su campaña recaudó nada menos que 53 millones de dólares en donaciones. Esto le viene como anillo al dedo porque el expresidente iba muy rezagado en la recaudación de fondos frente al presidente Biden, que busca la reelección.
Es muy pronto para saber qué efecto tendrá el veredicto en el electorado. La opinión pública no reacciona de inmediato frente a una noticia como ésta.
Me atrevería a pronosticar, sin embargo, que el efecto será marginal por la polarización que existe en Estados Unidos. Los trumpistas/republicanos se creerán la versión de que esto es una conjura política. Los demócratas seguirán aborreciendo todo lo que Trump representa, incluida su propensión a violar la ley.
A lo mejor, entre los cada vez menos votantes independientes que hay en ese país, el que Trump sea culpable tendrá un efecto negativo o positivo, según se vayan acomodando las calabazas en el camino. Y, por lo que se vislumbra, la elección de noviembre se definirá por márgenes estrechos. Así que, en el margen, vaya que podrían ser determinantes los problemas legales de Trump en los comicios..
X: @leozuckerma