- Ante la disminución y la falta de alimentos del campo, a nadie le interesa hacer algo que disminuya el gran impacto de la falta de agua y alimentos a nivel nacional
- Las presas destinadas a la generación de electricidad y al riego agrícola, están a promedios de 37 y 28 por ciento, respectivamente
- El presidente de la República, más interesado en un accidente que ocurrió a un empleado de Pemex hace más de 20 años.
Hasta el mes de mayo de este año, la sequía afecta al 81.3 por ciento de los municipios, de un total aproximado de 2,500 a nivel nacional, y a 12 entidades federativas por completo.
Las presas del país, en sus especialidades de generación de electricidad y las de uso agrícola, están en un nivel promedio de 37 por ciento de su capacidad de llenado, mientras que las destinadas al riego agrícola exclusivamente, están a un promedio del 28 por ciento.
Muchas presas importantes en razón de su gran capacidad de captación de agua y por su importancia dadas las extensiones de cultivo que normalmente irrigan, como las del estado de Sonora, se encuentran en promedio al 12 por ciento de su capacidad de llenado; es decir, prácticamente vacías.
El esquema de planeación del ciclo de otoño – invierno 2024 – 2025, está en serio riesgo de no cumplirse de seguir el proceso de sequía, mientras que el retraso actual de las lluvias, ya está afectando al ciclo primavera – verano 2023 – 2024.
En el mes de octubre próximo, los mexicanos podríamos enfrentar un problema social en “valles altos, valles centrales y meseta norte” de seguir el descuido de las autoridades federales y de gobiernos estatales, por no emprender acciones que mitiguen el impacto de la falta de agua.
Muchos gobernadores se “incorporaron a la avalancha” que les ha marcado el presidente de la República, de no dar importancia al aspecto productivo de alimentos del campo, en un contexto real de emergencia.
Frente a este panorama, es evidente que a nadie le interesa hacer algo que disminuya el gran impacto de la falta de alimentos del campo mexicano, y la falta del vital líquido para calmar la sed del pueblo.
El presidente López Obrador está más metido y comprometido con un litigio que permita a Petróleos Mexicanos recuperar 31 millones de pesos, que supuestamente la empresa pagó como pensión a los deudos de un empleado que, veinte años después, el Presidente de México está empecinado en “revivirlo”; es decir, asegura que el deceso fue por suicidio, y no accidental. Imagínese una caída desde el piso 12 de una de las Torres de Pemex, y nadie lo hace entender. (Bueno, sí, hay un congénere que lo apoya. Es el agrónomo metido a ejecutivo petrolero, director general de dicha empresa, por cierto, Octavio Romero).
Por otra parte, la ganadería en sus diferentes especies también enfrenta la crisis por la falta de agua de lluvia, de escurrimientos naturales superficiales y de la falta de agua del subsuelo. La especie animal más afectada, es la bovina. Se encuentra en una de sus peores épocas.
El ganado caprino y ovino se encuentra en proceso de extinción, aunque en su entidad existe un “borrego tabasco”, que hace mucho tiempo tuvo auge en la entidad. Estas son especies animales que, con toda seguridad, el presidente López Obrador no conoce, porque en Tabasco solamente predomina la especie de ganado Cebú. Es más, en esta entidad opera el rastro más grande del país. En sus buenos tiempos tenía una capacidad de sacrificio de 800 reses a la semana.
Pero, igual que en la escasez de agua para todos los usos, lo que ocurra con las demás especies animales y la alimentación de los mexicanos, no le importa, porque todo lo que pudo hacer por desaparecer el espectro del hambre de casi la mitad de los mexicanos (están desnutridos) a nadie conmueve y menos al presidente López Obrador, quien ya inició la cuenta regresiva de su gestión como mandatario.