Distraídos por la violencia en el país y el nuevo informe sobre el caso Ayotzinapa, se ha silenciado el debate sobre la intención del presidente López Obrador de adscribir la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para hacer de jure lo que ya existe de facto. En mi programa de televisión he entrevistado a expertos en seguridad que están a favor y en contra de la propuesta presidencial. (Todos, por cierto, critican que López Obrador lo intente a través de un decreto del Ejecutivo o modificando las leyes secundarias; todos coinciden que la manera de hacerlo es reformando la Constitución). Pero, independientemente de cómo se haga, hay una nueva pregunta de fondo: para qué sirve la Guardia Nacional.

Uno de los más destacados expertos en este tema, Eduardo Guerrero, me dijo que, debido al tamaño y naturaleza de muchos grupos del crimen organizado en México, algunos de los cuales ya se encuentran militarizados, los únicos agentes del Estado con capacidad de enfrentarlos son las Fuerzas Armadas. Guerrero luego explayó este argumento en su editorial semanal en El Financiero:

“Para efectos prácticos, la Guardia Nacional ya forma parte de la Sedena. Dicha secretaría será la responsable, si bien nos va, de crear el cuerpo profesional, de corte militar, que necesitamos para hacer frente a la actual amenaza criminal, que también es de corte militar. Todavía estamos lejos de llegar a esa consolidación: por el inevitable choque entre soldados y elementos que proceden de la Policía Federal, por complicaciones jurídico-administrativas sobre la adscripción de los elementos y por simple falta de tiempo”.

Para Eduardo, lo más conveniente es dejar que la Guardia Nacional esté en la Sedena en el corto plazo con el objetivo de construir y consolidar esta policía, pero plantear su eventual tránsito hacia una corporación bajo mando civil: “Y con ello se evitará que, en el largo plazo, los mandos militares se volvieran adictos al poder y al presupuesto asociados a la Guardia Nacional”.

Han pasado cuatro años de este sexenio desde que se anunció la formación de la Guardia Nacional. De acuerdo con un oficio de esta institución, al comienzo de este año tenían 102 mil 312 efectivos. De ellos, 79 mil 76 (el 77%) en realidad eran soldados y marinos pertenecientes a la Sedena y la Secretaría de Marina, transferidos temporalmente a la nueva corporación policiaca. El resto, 23 mil 236 guardias (el 23%), no venían de las instituciones castrenses.

Para efectos prácticos, lo que hoy tenemos es una Guardia Nacional que depende de las Fuerzas Armadas en todos los sentidos.

Y uno diría, bueno, pues que así sea porque están produciendo buenos resultados. Desgraciadamente no es el caso.

Entramos, pues, al espinoso tema de para qué sirve, en realidad, la Guardia Nacional.

Fue Alejandro Hope, otro gran experto en seguridad, el que me alertó de la poca eficacia de este cuerpo policiaco. Con toda razón se quejaba que la corporación sólo sirve para hacer rondines en todas las ciudades del país, no para combatir la delincuencia.

Los datos son de pavor.

En un país donde se cometieron 35 mil 644 homicidios dolosos durante 2020, ¿cuántos presuntos homicidas cree usted que arrestó la Guardia Nacional ese año y los puso a disposición del Ministerio Público?

16.

Sí, solo dieciséis, el 0.04 por ciento.

Este dato lo publicó Tyler Mattiace, investigador de Human Rights Watch en México, en su cuenta de Twitter, donde presentó otros datos de los resultados de la Guardia Nacional en 2020:

Realizaron 33 arrestos por grafiti (el doble de por asesinatos) y también 33 de gente que se encontraba bebiendo alcohol en la vía pública. Donde sí se sirvieron con la cuchara grande fue en detenciones de migrantes indocumentados: ocho mil 143. Y sobresalieron al reportar 124 mil 85 operativos para que los conductores se pusieran el cinturón de seguridad.

Parece broma. Trágicamente, no lo es.

Estamos hablando de una policía esencialmente de tránsito y migración. Cuidan los caminos del país y detienen a los migrantes centroamericanos y caribeños para que no lleguen a la frontera con Estados Unidos, tal y como lo demanda el gobierno estadunidense al mexicano.

En una gráfica que presenta Mattiace en el tuit referido, también encuentro que la Guardia Nacional, en 2020, puso a disposición del Ministerio Público a cinco presuntos secuestradores y nueve extorsionadores. Absurdo.

Sí, es importante hablar de adónde tiene que quedar adscrita la Guardia Nacional, pero también de su escasísima efectividad.

 

           Twitter: @leozuckermann

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