Cuando llega el momento de cerrar un ciclo laboral, ya sea por decisión propia, finalización de contrato o despido, es común encontrarse con dos términos que suelen usarse indistintamente, aunque no significan lo mismo: finiquito y liquidación.

Esta confusión no es trivial. Entender la diferencia entre ambos puede marcar una gran diferencia en lo que se cobra y en los derechos que se pueden ejercer. Si te enfrentas a esta situación y necesitas una guía práctica, puedes ayudarte con una herramienta online para calcular finiquito de forma segura y rápida.

¿Qué es el finiquito?

El finiquito es un documento que refleja los pagos que un empleador debe realizar al trabajador al terminar la relación laboral. Se trata de una obligación legal que debe cumplirse sin importar el motivo de la baja: ya sea una renuncia voluntaria, un despido, una jubilación o la finalización de un contrato temporal.

Su función principal es dejar constancia de que ambas partes han saldado sus cuentas pendientes.

Este pago incluye conceptos como el salario correspondiente a los días trabajados en el mes en curso, las vacaciones generadas y no disfrutadas, las partes proporcionales de pagas extraordinarias y, en algunos casos, horas extras no compensadas.

Aunque puede parecer sencillo, este cálculo puede ser más complejo de lo que se piensa, sobre todo si hay complementos variables o bonus.

Firmar el finiquito implica aceptar los pagos detallados en el documento, pero no siempre significa que el trabajador renuncia a reclamar si descubre algún error. Por eso, es recomendable leer con detenimiento y, ante la menor duda, pedir asesoramiento antes de firmar.

¿Y la liquidación? ¿Es lo mismo?

No. La liquidación es un concepto más amplio y generalmente más significativo en términos económicos. Incluye el finiquito, pero también contempla las indemnizaciones a las que el trabajador tiene derecho cuando la relación laboral termina por causas ajenas a su voluntad, como un despido improcedente, objetivo o colectivo.

La liquidación se aplica, por ejemplo, cuando una empresa extingue un contrato por causas económicas, técnicas o de organización. También cuando un juez declara improcedente un despido o cuando un contrato temporal se extingue sin causa justificada.

En estos casos, además del finiquito habitual, se suma una compensación económica que puede ser de 20, 33 o 45 días por año trabajado, dependiendo del tipo de despido y la fecha de inicio de la relación laboral.

Aquí es donde muchos trabajadores se confunden. Es común pensar que cualquier baja lleva una indemnización, pero eso no ocurre si se trata de una renuncia voluntaria o una jubilación, por ejemplo. En esos casos, solo se recibe el finiquito, sin ningún pago adicional.

Claves para distinguirlos sin margen de error

Una forma sencilla de entenderlo es pensar que el finiquito siempre debe entregarse, sea cual sea el motivo del cese. En cambio, la liquidación depende del contexto. Si no hay una causa de despido que implique indemnización, no hay liquidación, aunque sí debe pagarse el finiquito.

Otro punto importante es que el finiquito puede cobrarse incluso si no se firma el documento. Por ley, el trabajador tiene derecho a recibir ese dinero, y firmar el finiquito solo certifica la recepción, no implica que se renuncie a futuras reclamaciones.

La liquidación, por su parte, requiere una valoración más cuidadosa, ya que puede implicar montos elevados y afectar la negociación en caso de conflicto laboral.

En todos los casos, lo mejor es contar con información clara y actualizada. Cada año pueden cambiar las normativas fiscales o laborales que inciden en estos pagos. Además, cada contrato tiene sus particularidades, y no todos los convenios colectivos manejan los mismos criterios.

¿Qué hacer si hay discrepancias?

Si un trabajador no está de acuerdo con el monto ofrecido, puede firmar el finiquito haciendo constar que no está conforme, lo que abre la puerta a una posible reclamación posterior. También puede acudir a la vía judicial o a los servicios de mediación laboral para resolver el conflicto sin perder el derecho a los pagos correspondientes.

En definitiva, conocer la diferencia entre finiquito y liquidación es fundamental para cualquier trabajador. Aunque suenen similares, implican derechos distintos y consecuencias legales que no deben pasarse por alto.

Informarse bien, revisar cada documento antes de firmarlo y usar herramientas de cálculo confiables puede marcar una gran diferencia en este momento clave de la vida profesional.

No hay comentarios

Agregar comentario

A fin de garantizar un intercambio de opiniones respetuoso e interesante, Tijuanotas se reserva el derecho a eliminar todos aquellos comentarios que puedan ser considerados difamatorios, vejatorios, insultantes, injuriantes o contrarios a las leyes a estas condiciones. Los comentarios no reflejan la opinión de Tijuanotas, sino la de los internautas, y son ellos los únicos responsables de las opiniones vertidas. No se admitirán comentarios con contenido racista, sexista, homófobo, discriminatorio por identidad de género o que insulten a las personas por su nacionalidad, sexo, religión, edad o cualquier tipo de discapacidad física o mental.