«De la conducta de cada uno depende el destino de todos», es una frase atribuida a Alejandro III de Macedonia (356 a.C.-323 a.C.), describe el ideal máximo de la participación social. Se trató de un hombre que se convirtió en rey y conquistó el imperio persa, consolidando un vasto territorio que abarcó desde Grecia hasta el norte de India. Por supuesto que Alejandro no lo hizo solo, por el contrario, requirió de la confianza y apoyo de sus más leales. Es decir, las conquistas de Alejandro fueron el destino de todos.

Sin embargo, este principio puede resultar en un arma de doble filo. El mejor ejemplo es Venezuela, una nación que a lo largo de 26 años se ha desenvuelto bajo los principios instaurados por Hugo Rafael Chávez Frías (1954-2013), quien gobernó durante 14 años de manera “democrática”, heredando su puesto a Nicolás Maduro Moros, ha administrado el poder bajo el amparo del último párrafo del artículo 203 de su Constitución, el cual señala que:

“Son leyes habilitantes las sancionadas por la Asamblea Nacional por las tres quintas partes de sus integrantes, a fin de establecer las directrices, propósitos y marco de las materias que se delegan al Presidente o Presidenta (SIC) de la República, con rango y valor de ley. Las leyes habilitantes deben fijar el plazo de su ejercicio”.

El texto anterior se fortalece mediante el numeral ocho del artículo 236 del mismo instrumento jurídico, el cual establece que una de las atribuciones del presidente es: “Dictar, previa autorización por una ley habilitante, decretos con fuerza de ley”. Lo cual se traduce, de facto, en un gobierno autocrático.

Es así como el hombre de 62 años y 1.90 metros de altura ha “gobernado”, un país que claramente vive una crisis política y económica cuyos fatídicos alcances impactan directamente en la sociedad venezolana.

No podemos dejar de lado el hecho de que, de acuerdo con la Constitución venezolana, la figura de reelección era aplicable de manera restringida a gobernadores, quienes son electos por un periodo de cuatro años y podía “…ser reelegido o reelegida, de inmediato y por una sola vez”, de acuerdo con el del artículo 160 constitucional. Mientras, en el artículo 162 estipulaba que los legisladores podrían “…ser reelegidos o reelegidas por dos períodos consecutivos como máximo”. Por su parte, los alcaldes podían ser reelectos “…de inmediato y por una sola vez, para un nuevo período”, según el artículo 174. Y los diputados “…durarán cinco años en el ejercicio de sus funciones, pudiendo ser reelegidos o reelegidas por dos períodos consecutivos como máximo”, ordena el artículo 192.

En 1999, Chávez promovió la Asamblea Constituyente mediante la cual se creó una nueva constitución cuyo texto original del artículo 230 señalaba que: “…El Presidente o Presidenta (SIC) de la República puede ser reelegido o reelegida, de inmediato y por una sola vez, para un nuevo período”. A pesar de ello, el 15 de febrero de 2009 se aprobó la Enmienda No. 1, la cual eliminó toda restricción para la reelección indefinida. Así, la nueva versión del texto constitucional define que: “El período presidencial es de seis años. El Presidente o Presidenta (SIC) de la República puede ser reelegido o reelegida”.

Según el Diccionario de la lengua española, “maduro” significa: “Que ha alcanzado un estado de desarrollo adecuado para su utilización, funcionamiento o empleo”, es decir, “desarrollarse, formarse, curtirse”. Desde la perspectiva de quien esto escribe, sin temor a equivocarme, me atrevo a asegurar que, en todo este tiempo, Maduro no maduró.

Post scriptum: “Nacimos aquí, donde las masas idolatran a los idiotas y los convierten en héroes y ricos”, Charles Bukowski.

*El autor es escritor, catedrático, doctor en Derecho Electoral y asociado del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).

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El autor es escritor, catedrático y analista político, Estudió la Maestría en Comunicación Estratégica para Gobiernos y se ha especializado en Comunicación Contemporánea y Marketing Político; Ciencias y Desarrollo Político; Estrategias y Gestión de Campañas Electorales, y Formación Ciudadana Cívico-Electoral, principalmente.

Se ha desempeñado como servidor público federal y municipal así como en el extranjero; docente universitario, analista político y columnista. Es miembro activo de la Agrupación Política de Baja California, de la cual ha sido tesorero, secretario y presidente de la comisión de Educación, a través de la cual editó el cuadernillo cívico “Mi patria es primero”.

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