Nací arqueólogo sin saberlo. Una cueva remota y oscura confirmó mi vocación: lo mío sería desenterrar significados. Veo cosas y escribo y escarbo. Leo para darme cuenta lo poco que sé de todo. Fundador de Mindcode, ayudo a innovar y entender la conducta del consumidor. Hago preguntas para encontrar respuestas y después tengo más preguntas. Lo mío es caminar en la cueva, encontrar la luz y volver adentro. Al final espero un epitafio corto: Signifiqué.
La historia de la humanidad está llena de errores transformados en victorias inesperadas. Nos equivocamos en el trabajo, en nuestras relaciones, en decisiones grandes y pequeñas. Sin embargo, detrás de cada error, hay una lección, una oportunidad de crecimiento que, si sabemos aprovecharla, puede transformar el rumbo de las cosas. «Equivocarse no es fallar, sino encontrar una nueva manera de no hacer las cosas», sentenció así su perseverancia Thomas A. Edison, el hombre que acumuló más de mil patentes a lo largo de su vida, muchas nacidas de intentos fallidos que le llevaron, al final, a los descubrimientos que revolucionaron el mundo. Lo mismo sucedió con Alexander Fleming; su accidental hallazgo de la penicilina fue producto de un descuido. Gracias a él, millones de vidas pudieron salvarse.
Otro caso emblemático es el del «Post-it», la famosa nota adhesiva. Spencer Silver, un ingeniero de 3M, intentaba crear un adhesivo de alta resistencia para la industria aeroespacial, pero accidentalmente creó uno débil que apenas podía sostener el papel. Aunque el proyecto fue inicialmente considerado un fracaso, un colega vio potencial en el producto como notas removibles y reutilizables. Así nació una de las herramientas de organización más populares del mundo.
La dinamita, el teflón, el cristal de seguridad, la sacarina, el acero inoxidable, son algunos descubrimientos que se deben a fallos en un proceso que perseguía otros fines. Si bien no todos los errores conducen a finales felices y algunos tropiezos son muy costosos, podríamos aspirar a tener una sociedad donde las equivocaciones no se consideren fracasos absolutos, donde la imperfección sea parte del proceso, donde el miedo a equivocarse no paralice, y donde al final de una experiencia podamos preguntarnos, ¿qué aprendimos?
La vida es leer un juego de máscaras, donde el error es un maestro disfrazado.
@eduardo_caccia