El pequeño Mateo, un niño de ocho años que vive en Tijuana, necesita una cirugía para aliviar la presión en el cráneo que le provoca fuertes dolores. Desde temprana edad recibe terapias de neurodesarrollo pues fue diagnosticado con autismo severo, pero también enfrenta una malformación en el cerebelo. Sus padres reconocen que la cirugía es urgente pues frena cualquier avance de los otros tratamientos que recibe.

“Está ocasionando que los síntomas propios del autismo se exacerben. No importa cuánta terapia, medicamento o ayuda le estemos brindando, si persiste esta condición orgánica no tendrá el desarrollo que podría lograr con todo el soporte del equipo médico y psicológico que lo rodea”, explica Noemí Alejandra Cabrera, madre del niño.

Explica que al año y cuatro meses de nacido, comenzaron a notar comportamientos distintos en el desarrollo de Mateo. Tras una valoración neurológica con varios tests e instrumentos psicológicos, los médicos les explicaron que presentaba un retraso en el neurodesarrollo. Tomó terapias de estimulación temprana, ABA y de lenguaje hasta los tres años, cuando confirmaron el diagnóstico de trastorno del espectro autista severo.

Desafortunadamente, Mateo también ha presentado varias comorbilidades durante los años. Ha recibido atención médica de muchos especialistas que le han ayudado a resolver en gran parte sus problemas de salud. Sin embargo, el desafío de ofrecerle los cuidados necesarios y los costos han llegado a ser abrumadores para su familia.

“Como todos los papás, buscamos alternativas no para curar el autismo, porque entendemos que no es una condición que se quita, pero siempre el objetivo ha sido lograr su máximo desempeño para que logre adaptarse a este mundo lo más próximo a lo neurotípico”, explica su madre.

Como parte de sus tratamientos, siguiendo las recomendaciones de una de sus terapeutas, le han realizado diversos estudios sobre la maduración cerebral. Un neurocirujano identificó una malformación en el cerebelo; su presión intracraneal está sobrepasada, provocando que no sean adecuados el flujo sanguíneo y el desarrollo del lóbulo derecho.

Finalmente, Mateo fue diagnosticado con síndrome de Chiari tipo II, una condición que provoca que el líquido dentro de su cabeza sea excesivo ocasionándole fuertes dolores constantes.

Su madre explica que esta enfermedad está ocasionando que los síntomas propios del autismo sean mayores. Además, el nivel de estrés de este pequeño aumenta al realizarle sedaciones, tomografías y desveladas para los electroencefalogramas.

A pesar de las dificultades, no se rinden. Su madre relata que están trabajando arduamente para reunir los fondos necesarios para la cirugía, con la esperanza de que este procedimiento alivie los síntomas y le permita desarrollarse de la mejor manera.

La familia se apoya en una colecta solidaria con la meta de reunir 350 mil pesos lo antes posible. En sólo una semana han logrado juntar más de 20 mil gracias a 28 donaciones de seres queridos, conocidos e incluso personas que no conocen a Mateo pero se solidarizan con su historia de vida. Cualquier persona se puede sumar con aportaciones desde los 100 pesos.

“Mateo es un niño encantador, inteligente, pero sobre todo, creemos que hemos criado a un niño feliz, que más allá de la condición del neurodesarrollo con la que vive y siempre vivirá, se está convirtiendo en un buen ser humano”, concluye su mamá.

Puedes sumarte a la causa aquí: https://gofund.me/ad71a4f0

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