México subió de la novena posición en 2022 a la séptima en 2023 entre los mayores exportadores de alimentos del mundo, al alcanzar US$ 50.000 millones.

Con ese valor, desplazó a India y Argentina, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de Comercio (OMC). En 2021 y 2022, se mantuvo en el noveno puesto en la clasificación.

México exporta una gran cantidad de productos alimenticios procesados a nivel mundial, aprovechando los acuerdos de libre comercio, su amplia y diversificada producción agrícola, la demanda internacional y su disponibilidad de mano de obra competitiva.

Entre estos productos destaca en primer lugar la cerveza, con US$ 5.820 millones de exportaciones en 2023, seguida por el tequila, los licores y otras bebidas espirituosas (US$ 4.300 millones), los productos panificados (US$ 2.600 millones) y aguas, refrescos y otras bebidas. . no alcohólicos, excepto jugos (US$ 1.100 millones).

También México vendió al exterior frutas y nueces preparadas (US$ 820 millones), jugos de frutas (US$ 590 millones) y preparaciones alimenticias (US$ 540 millones).

A escala global, la Unión Europea fue el líder exportador, con US$ 741.000 millones, y en las siguientes posiciones quedaron Estados Unidos (US$ 168.000 millones), Brasil (US$ 143.000 millones), China (US$ 83.000 millones) y Canadá (US$ 72.000 millones).

La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) anticipa que la población mundial comenzará en expansión, aunque a un ritmo más moderado que en épocas anteriores, y predice que para 2050 la población podría llegar a aproximadamente 9.700 millones de individuos.

Este crecimiento demográfico requerirá un incremento notable en la producción alimentaria para cubrir las necesidades emergentes, con una demanda global de alimentos que previsiblemente aumentará entre 50 y 70% para el año 2050 en comparación con los niveles actuales.

En las siguientes posiciones en la misma clasificación quedaron: Indonesia (US$ 50.000 millones), México (US$ 50.000 millones), India (US$ 48.000 millones), Australia (US$ 43.000 millones) y Tailandia (US$ 42.000 millones).

A pesar de esta estabilización, el comercio sigue siendo crucial para proporcionar a los consumidores de todo el mundo alimentos adecuados, seguros y nutritivos, al tiempo que genera ingresos para las partes interesadas de las industrias agrícolas y alimentarias mediante la distribución eficiente de los productos agrícolas a nivel mundial, desde las regiones con excedentes a las deficitarias.

CRECEN CARENCIAS

La reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos es una herramienta importante para reducir la subalimentación mundial. Según la FAO, aproximadamente 600 millones de personas se enfrentarán al hambre en 2030.

Las medidas para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos podrían aumentar significativamente la ingesta de alimentos en todo el mundo a medida que haya más alimentos disponibles y los precios bajen, lo que garantizaría un mayor acceso a los alimentos para las poblaciones de bajos ingresos.

El análisis de escenarios de la FAO muestra que reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos a la mitad podría resultar en un aumento de la ingesta de alimentos para los países de ingresos bajos (+10%), ingresos medianos bajos (+6%) e ingresos medianos altos (+4%), lo que podría reducir el número de personas que enfrentan hambre en todo el mundo en 2030 en 153 millones (-26 por ciento).

Esta posible disminución de la subalimentación mundial es paralela a las notables mejoras observadas durante la década de 2004-2014, cuando el crecimiento económico, la estabilidad política y las políticas de protección social específicas en Asia y América Latina llevaron a una reducción del 30% en el número de personas subalimentadas a nivel mundial.

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