«Se han violado todas las normas». Esa fue la primera reacción de la oposición venezolana después de que Nicolás Maduro se proclamase vencedor de las elecciones de este domingo en el país, según el Gobierno con un 51% de los votos. En cambio, sus rivales, aglutinados bajo las figuras de María Corina Machado y Edmundo González, han acusado al presidente de «fraude electoral» y han anunciado medidas para los próximos días. Además, cuentan con el respaldo de la inmensa mayoría de la comunidad internacional, que pide al régimen chavista «transparencia» y que «se cuente cada voto» para asegurar la legalidad del proceso electoral.
«Queremos decirle a todos los venezolanos y al mundo entero que Venezuela tiene un nuevo presidente electo y es Edmundo González Urrutia. ¡Ganamos! Todo el mundo lo sabe. Esto ha sido algo tan, tan abrumador, tan grande que hemos ganado en todos los sectores del país, en todos los estratos del país, en todos los sectores del país», declaró la propia Machado, apartada de la carrera presidencial precisamente por el Gobierno, en la noche electoral. Sus datos auparon a González, el candidato opositor, hasta el 70% de los apoyos. «Esta es la verdad. Y es, mis queridos venezolanos, la elección presidencial con el mayor margen de victoria en la historia», concluyó.
Y en ese punto, sin dar a conocer todavía los pasos que ahora van a dar para ‘impugnar’ el anuncio gubernamental, cargó contra el régimen de Maduro. «Saben lo que pasó y lo que pretenden hacer. Esto lo sabe toda la comunidad internacional. Toda. Hasta los que fueron alguna vez aliados. Lo que pasó en Venezuela y la forma en la que la gente votó por un cambio. Lo más importante es que esto lo sabemos los venezolanos». Así, Machado ha llamado a «defender la verdad», en una línea seguida también por el propio Edmundo González. «Nuestro mensaje de reconciliación y cambio en paz sigue vigente y estamos convencidos de que la gran mayoría de los venezolanos lo aspira igualmente. Nuestra lucha continúa y no descansaremos hasta que la voluntad del pueblo de Venezuela sea respetada», concluyó el candidato opositor, para quien el país «ha elegido un cambio en paz» frente al chavismo.
La oposición, más unida que nunca para unas elecciones, ha encontrado el respaldo tras los comicios de la mayoría de la comunidad internacional, que ha censurado las maniobras de Maduro. Así, el primero en dudar de la victoria de Maduro fue el secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken. «Tenemos serias preocupaciones de que los resultados anunciados no reflejen la voluntad de los votos ni del pueblo venezolano«, expuso desde Tokio solo poco después de que Maduro se proclamara vencedor.
A la reacción de EEUU se sumó rápido la de la Unión Europea, en boca de Josep Borrell. «El pueblo de Venezuela votó sobre el futuro de su país de manera pacífica y masiva. Su voluntad debe ser respetada. Es vital asegurar la total transparencia del proceso electoral, incluyendo el conteo detallado de los votos y el acceso a las actas de votación de mesas electorales», resumió el Alto Representante en las redes sociales, en una línea marcada también por el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares.
Nuestra lucha continúa y no descansaremos hasta que la voluntad del pueblo de Venezuela sea respetada
«Lo que nosotros queremos es una total transparencia en el proceso. Y lo que pedimos y también esperamos es la publicación de las actas mesa por mesa, para que pueda haber una verificación de esos resultados», comentó, en una entrevista en la SER. Esa mosca detrás de la oreja fue compartida, por su lado, por el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. «Venezuela votó masivamente en paz a favor de una transición a la libertad. Hay fundadas razones para pensar que el resultado anunciado por el régimen no responde a lo que votó el pueblo«, sostuvo.
En el escenario que se ha presentado ahora mismo es importante matizar que Venezuela, por ejemplo, no solicitó para estas elecciones la presencia de una misión de observación por parte de la UE. Tal como ha explicado la exeurodiputada portuguesa Maria Leitao, presente en muchos de estos procesos, es el país implicado el que debe pedir esta presencia. «La observación electoral de la Unión Europea es la más exigente que conozco. Pero ojo, siempre se hace a petición de las autoridades nacionales del Estado donde se celebran las elecciones y no por decisión de la UE o de los diputados al Parlamento Europeo», recuerda. «En 2020, Venezuela solicitó esta observación (muy bien recibida por gran parte de la oposición). Esta vez no lo hizo», concluye.
«La información que se ha conocido son unos datos globales, y por lo tanto nosotros esperamos a que todo el mundo tenga acceso de manera transparente y se sienta cómodo con los resultados que se van dando, y para ello yo creo que lo mejor es en todo momento la transparencia», ha añadido Albares, con un reclamo idéntico al que han hecho muchos de los líderes latinoamericanos. El más rotundo fue el presidente de Chile, Gabriel Boric, que no reconocerá «ningún resultado que no sea verificable» y que además asegura que el recuento de votos «es difícil de creer».
En este sentido, fue muy claro en su mensaje, compartido por buena parte de sus homólogos. «El régimen de Maduro debe entender que los resultados que publica son difíciles de creer. La comunidad internacional y sobre todo el pueblo venezolano, incluyendo a los millones de venezolanos en el exilio, exigimos total transparencia de las actas y el proceso, y que veedores internacionales no comprometidos con el Gobierno den cuenta de la veracidad de los resultados. Desde Chile no reconoceremos ningún resultado que no sea verificable», resumió Boric.
Desde Argentina el Gobierno de Javier Milei secundó estas dudas y expresó con mucha dureza su rechazo a Maduro. «Los venezolanos eligieron terminar con la dictadura comunista de Nicolás Maduro. Los datos anuncian una victoria aplastante de la oposición y el mundo aguarda que reconozca la derrota luego de años de socialismo, miseria, decadencia y muerte», compartió en redes sociales el presidente. En ese tono también habló su homólogo uruguayo, Luis Lacalle Pou, para quien la maniobra del chavismo «era un secreto a voces».
El chavismo habla de complot contra ellos
Por su parte, el régimen de Maduro ha encontrado el abrazo de algunos aliados. Fue el caso del presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, quien esgrimió que en Venezuela «triunfó la dignidad y el valor del pueblo venezolano sobre las presiones y manipulaciones». Lo mismo apuntó el presidente de Bolivia, Luis Arce. «Hemos seguido de cerca esta fiesta democrática y saludamos que se haya respetado la voluntad del pueblo», igual que Evo Morales: «Este es un triunfo de la paz, de la revolución bolivariana y de la patria grande. Hoy tenemos la prueba irrefutable de que Chávez vive. ¡Felicidades, hermano Nicolás! ¡Felicidades a mi querida Venezuela», escribió el expresidente boliviano.
En ese escenario, el Gobierno de Maduro denunció una operación «en contra del proceso electoral» por parte de Gobiernos extranjeros, según expuso el ministro de Exteriores venezolano, Yván Gil. «Venezuela denuncia y alerta al mundo acerca de una operación de intervención en contra del proceso electoral, nuestro derecho a la libre autodeterminación y la soberanía de nuestra Patria, de parte de un grupo de gobiernos y poderes extranjeros», resumió en un comunicado. Fue de hecho su respuesta al comunicado conjunto de Argentina, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y República Dominicana en el que piden «garantías» sobre los resultados de las elecciones.
Nicolás Maduro encara ahora la opción de superar la década en el poder, tras ser el reemplazo de Hugo Chávez al frente del país en 2013, siempre bajo un régimen inmerso en maniobras antidemocráticas, fraudes electorales y represión contra una oposición que ahora buscaba su gran oportunidad en las urnas con Machado y González al frente tras las intentonas de otras importantes figuras como Leopoldo López, Juan Guaidó o Henrique Capriles.