Hace muchos años, casi cien para ser más preciso, el escritor mexicano Martín Luis Guzmán publicó la versión final de su obra “La sombra del Caudillo”. Previamente, Guzmán había dado a conocer dicha novela en varias partes, a través de periódicos en Estados Unidos. Luego de recopilarlos y hacer las adecuaciones que consideró pertinentes la difundió a través de una editorial desde España.
De acuerdo con el diccionario de la lengua española, la palabra “caudillo” se define como el “jefe absoluto de un grupo armado” y también se entiende como un “dictador político, generalmente militar”. Además, la Real Academia Española (RAE), le atribuye varios sinónimos: jefe, líder, adalid, dictador, autócrata, tirano, déspota. Reitero: así lo conceptualiza el tumbaburros, yo sólo lo cité.
Para quienes tienen interés en conocer detalladamente el sistema político mexicano de nuestra época, “La sombra del caudillo” es un referente, pues retrata a la perfección cómo inició el caudillismo mexicano en el siglo XX; modelo del cual, podría decirse, hoy “gozamos” en una versión “remasterizada”.
Personajes ficticios que superaron a la realidad y personas reales que dejaron muy atrás a la ficción. La creatividad de Guzmán representa espléndidamente lo que se vivía en aquellos días en México, con un gobierno incipientemente democrático, por medio de sus letras. Los señalamientos del autor perturbaron hasta a uno de los políticos que lo inspiró para su novela: Plutarco Elías Calles. Quien fue conocido por su origen sonorense, haber sido operador de Álvaro Obregón, reformar la Constitución para permitir la reelección presidencial no inmediata y ampliar el periodo de gobierno de cuatro a seis años (como antes lo hizo don Porfirio).
No conforme, Calles impulsó la creación del primer partido hegemónico de México: el PRI. Allende de imponer el “Maximato”, una etapa en el que tuvimos tres presidentes bajo la “supervisión” del jefe máximo de la Revolución (el propio Calles). Tres presidentes para cubrir el periodo que debió gobernar una sola persona.
Dice el actual presidente que la historia se repite, pero con distintos matices. Si duda que lo haya dicho o considera que lo estoy mal parafraseando, basta con que escuche los primeros minutos del “documental” de Luis Mandoki titulado “Fraude 2006”.
¿Por qué retomar a Martín Luis Guzmán, Plutarco Elías Calles y al Sr. López (como lo llamó Mandoki)? Porque si leemos entre líneas, parecería que el casi expresidente tiene toda la razón y la historia sí se está repitiendo. ¿Lo duda? Juzgue usted…
Luego de decirse muy contento y satisfecho por los resultados electorales que favorecieron a su “corcholata”, Andrés Manuel dijo que se reuniría con Claudia Sheinbaum hasta que le fuera entregada la constancia de mayoría. No contaba con que la virtual presidente electa tomaría en serio su papel y decidiera intentar calmar al mercado, luego de los desaguisados del tabasqueño. Claudia primero habló con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, luego dijo que las reformas lopezobradoristas iban, pero bajo consenso y diálogos. Esto fue muy bien recibido por propios y extraños, más no por el aún presidente, pues ni tarde ni perezoso mandó llamar a su sucesora a Palacio Nacional. El resultado: “más del 50% considera que es necesaria una reforma, y más del 59% está de acuerdo con que haya una elección directa”, dijo Sheinbaum.
AMLO quiere que se hagan las cosas cómo, cuándo y porque él lo dice. Será el protagonista hasta entregando la banda presidencial, por eso Claudia debe de tener cuidado de no verse minimizada, porque los rumores de un nuevo “Maximato” cada vez parecen más veraces. Al tiempo.
Post scriptum: “En política, lo que es evidente rara vez es cierto”, Talleyrand.
*El autor es escritor, catedrático, doctor en Derecho Electoral y asociado del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).
Triste, pero lamntablemente cierto.
Ojala la señora Sheinmbaum decida seguir la escuela de la Esfinge de Jiquilpan y logre sacudirse la «tutela» del señor.
Por lo pronto es entendible que se sujete a sus dictados, pero una vez que proteste (si es que no antes) debe demostrar que es ella la presidente. Bien sabemos que no puede haber dos presidentes y si no se faja bien la señora, «el que mnada seguirá vioviendo enfrente».
Sí, la historia se repite. Veamos cual de las dos es la que ahora se repetirá, Al tiempo.