El mercado no resuelve todo en la vida. Hay situaciones donde falla y eso justifica la intervención del Estado. Dicha operación suele ser complicada, por la existencia de múltiples intereses económicos y políticos que dificultan las soluciones más eficaces.
Los técnicos que saben de política y administración públicas no tienen por qué gobernar un país. Les corresponde a los políticos democráticamente elegidos tomar las decisiones. Pero se tienen que apoyar en gente con capacidad y experiencia, con el fin de maximizar beneficios y minimizar costos. Que los políticos sepan qué están haciendo y cuáles son las posibles consecuencias.
En México carecemos de un servicio civil de carrera con técnicos que apoyen a los políticos. Salvo en tres instituciones, que son de las que mejor funcionan en nuestro gobierno: la Secretaría de Relaciones Exteriores –que formalmente cuenta con el SEM–, el Banco de México y la Secretaría de Hacienda que, aunque no tienen un servicio formal, existe en la práctica.
Por eso es tan importante la conformación del gabinete presidencial ampliado. Se espera que ahí se encuentre gente que sepa de los temas. Expertos que puedan asesorar al Presidente y hasta decirle que “no” a sus ocurrencias.
Este gobierno ha adolecido de eso. Por la personalidad que tiene, nadie le puede decir que “no” a López Obrador. Como secretario de Hacienda, Carlos Urzúa trató y sólo duró siete meses en el encargo. En la gran mayoría de las dependencias, AMLO puso a gente leal, que nada o poco sabían de los temas que les incumbían. Al frente del Insabi, su gran apuesta para mejorar el sistema de salud pública, puso a un arqueólogo sin experiencia alguna en sanidad.
El director general de Pemex es un agrónomo que ha llevado a la quiebra a la empresa.
En su discurso antielitista AMLO ha sido muy duro en contra de los expertos, sobre todo los que han estudiado en el exterior. Su retórica la ha llevado a la práctica resultando en un gobierno popular, pero ineficaz. La demagogia ha sustituido a la capacidad.
Celebro que Claudia Sheinbaum esté reivindicando el papel de los técnicos y profesionales en la gobernanza. Ella misma es una mujer con una educación de primera y conocida por tomar decisiones con base en evidencia empírica.
Así lo hizo como jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Además, se rodeó de gente capacitada y experta. Su gabinete era mejor que el de López Obrador en el gobierno federal.
Parece que quiere repetir la fórmula. Por lo menos es lo que vimos en el anuncio de los primeros funcionarios que nombrará en su gabinete.
Comienzo con el que ya había informado previamente, es decir, la permanencia del secretario de Hacienda en el próximo sexenio. Es una buena decisión. Rogelio Ramírez de la O conoce, como nadie, los problemas fiscales que enfrentará el nuevo gobierno. Son muchos los desafíos. Importante será ver quién queda como director general de Pemex para ver si existe una verdadera voluntad de corregir el problema financiero y operativo que le está costando miles de millones de pesos al erario.
Marcelo Ebrard, que tan mal la jugó en la sucesión presidencial, se tragó un sapo enorme y se “someterá a esa señora” como secretario de Economía. Más allá de las rencillas personales, con esta decisión, tanto él como Sheinbaum demuestran ser políticos profesionales dispuestos a trabajar juntos por el bien del país. Nadie mejor, creo, que Marcelo para negociar el Tratado de Libre Comercio en 2026 cuando se revise, sobre todo si en la Casa Blanca se encuentra Donald Trump.
Rosaura Ruiz es una académica que conoce muy bien el sector científico y de educación profesional. Buena su designación para resarcir las profundas heridas que ha dejado este gobierno con esa comunidad.
Ni qué decir de Juan Ramón de la Fuente, un gran cuadro del Estado mexicano que ha servido en distintos gobiernos, siempre con eficacia. Tiene todo para ser un gran secretario de Relaciones Exteriores.
Poca gente como Alicia Bárcena, conocedora de los temas del medio ambiente. Además, con capacidad política probada. Es otro de esos cuadros de excelencia del Estado.
De Julio Berdegué sé menos, pero su currículum parece impecable para secretario de Agricultura.
Veo natural el nombramiento de Ernestina Godoy como consejera jurídica de la nueva Presidenta. Conoce perfectamente ese puesto, ya que lo ejerció en la capital. Además, supongo, la pone en la ruta para eventualmente sustituir a Alejandro Gertz Manero como fiscal general de la República. Ernestina podrá ser controvertida, pero conoce los intríngulis del sistema jurídico.
En conclusión, buenos los primeros nombramientos. Ojalá vengan más así.
X: @leozuckermann