A menos de una semana de las elecciones, vemos que México continúa severamente polarizado, pero sería simplista decir que es por culpa de AMLO (o incluso de sus férreos opositores). Hoy, también el mundo entero está severamente polarizado (pero tampoco es tan sencillo como para poder culpar de ello a los dictadores de China, de Rusia y/o de Irán). Los cuatro personajes antes mencionados son tan sólo actores más o menos importantes dentro de uno de los dos bloques que contienden, a nivel nacional e internacional, por el dominio del planeta dentro de esta disyuntiva en la que sin duda nos encontramos sumergidos: una Segunda Guerra Fría (aunque ya también mundial, pues trasciende, y por mucho, el antiguo concepto del enfrentamiento exclusivo entre dos grandes super potencias opuestas). La pelea consiste en una intensa batalla ideológica, cultural y política (e incluso, como lo es en el caso de Ucrania e Israel, en un auténtico y encarnizado conflicto armado). Así que, a groso modo, estamos al frente de una guerra mundial (aún bastante fría, afortunadamente) en la que uno de los bandos (al que de forma individual pertenezco, gracias a Dios y sin lugar a dudas), se encuentra formado por las naciones que, ya por más de dos siglos, han abrazado, en mayor o menor medida, el liberalismo ilustrado, republicano y democrático; esa serie de prósperos estados, constitucionalistas y firmes amantes de la libertad y de las auténticas garantías individuales, ha sido poderosamente influenciada por el célebre concepto nuclear y político del filósofo inglés del siglo XVII, John Locke, que a su vez se ha convertido en uno de los mantras favoritos del liberalismo moderno y del libertarianismo: la existencia de un gobierno principalmente (por no decir exclusivamente) para la defensa, a capa y espada, de <<el derecho a la vida, la libertad y la propiedad privada>> de todos sus ciudadanos.
¿Y a cuál de los dos bloques crees que pertenecen Cuba, Nicaragua, Venezuela y el México contemporáneo (tal vez el mejor amigo de todas estas dictaduras recién mencionadas, antirrepublicanas, antidemocráticas y antiparlamentarias)?
Es ya de vital importancia no sólo que abandonemos la tibieza que abunda en las fallidas ideas neoliberales y social demócratas, y que no sólo elijamos un bando claro y contundente, sino también que comprendamos dos conceptos indispensables dentro de semejante ejercicio: ¿quiénes son nuestros aliados? ¿Quiénes son nuestros enemigos? Y me temo que la tibieza de la perdedora oposición mexicana, sencillamente no logró entender ni lo uno ni lo otro (ni prácticamente nada de nada).
Es por eso que el pasado domingo, en México, la gran derrotada de las elecciones fue la tibieza (sin duda ganaron los radicales, aquellos que, con toda claridad y con todas las fuerzas de su ser, defienden a uno de los dos bandos -al equivocado, por supuesto- dentro de esta inmensa y definitiva guerra internacional).
Es hora ya de darnos cuenta de que no podemos ser liberales y colectivistas de manera simultánea. Que no podemos amar la libertad y el esclavismo. Es hora de comprender que no se puede estar a favor de Hamás y de Israel al mismo tiempo, o de Rusia y de Ucrania. Es hora de abandonar la abominable tibieza, que es aún peor que el devorador, tiránico y empobrecedor comunismo de MORENA y de todos sus miserables aliados, que se han hecho de la corona electoral precisamente por su cínica y absoluta ausencia de la mediocre y devastadora tibieza.
Juan, en el libro de las revelaciones (el último texto del llamado nuevo testamento), tiene una frase increíblemente poderosa y verdadera al respecto: <<Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca>>. (Apocalipsis, capítulo tres, versos 15 y 16).
La guerra, mundial y fría, eventualmente la ganará el lado correcto (guarden este tuit); pero un paso indispensable para que esa victoria, de manera eventual, pueda llegar a materializarse, es que desterremos de por vida a la ya tan citada tibieza ideológica, y que de una vez por todas abracemos, ya sea las sanas y prósperas ideas de la libertad, o los principios rapaces y asesinos del totalitarismo fascista, la tiranía del pueblo y/o del déspota autocrático en turno.
Excelente apreciación de la realidad de nuestro país, triste pensar que estamos dentro de una guerra «civil» que de civil no puede tener nada ninguna guerra, pero está guerra civil como mencionas, se da por la lucha orquestada por amlo y su gente, fifis vs chairos, y producto de esto, muertos, desaparecidos, escasez de productos de canasta básica, costos elevados y su politica de dadivas que complica aún más la vida del «pueblo sabio».