Poblaciones humanas crecientes y fluctuantes, cuya salida de sus países de origen responde a razones políticas, económicas, de violencia e incluso climáticas; los migrantes viven en condiciones de marginación y vulnerabilidad considerable, a pesar de que el refugio para recibirlos está legalizado en muchos países, coincidieron expertos reunidos en la UNAM.

“En el mundo existen 281 millones de migrantes, que representan el 3.6 % de la población mundial”, advirtió Silvia Elena Giorguli Saucedo, presidenta de El Colegio de México e integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM.

Al participar en el Foro Nacional Los grandes desafíos de México de cara al 2030, organizado por la Facultad de Economía (FE) de la UNAM, la socióloga añadió que aunque la interacción con “el otro” se ve como una amenaza a la identidad y hay problemas para la integración de los migrantes en los lugares de destino, lo cierto es ellos pueden ser parte de la solución a esta movilidad humana.

En la mesa 6 dedicada a Migración y remesas, la experta planteó que los migrantes “pueden promover el desarrollo humano a través del envío de remesas (que ascendieron a 702,000 millones de dólares en 2022), contribuir a la desigualdad global y ser factor de innovación y aumento de habilidades”.

Señaló que la migración puede compensar las bajas tasas de dependencia en los países receptores, atender las necesidades de cuidado y fortalecer los sistemas de pensiones.

“Los destinos de migrantes internacionales son sobre todo Estados Unidos, Alemania, Arabia Saudita, Rusia, Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos, Francia y Canadá”, anotó.

En tanto, los principales países de origen de migrantes son India, México, Rusia, China, Siria, Bangladesh, Pakistán, Ucrania, Filipinas, Afganistán y Venezuela, agregó.

Para el caso de América Latina y el Caribe, Estados Unidos y Canadá son considerados básicamente imanes de flujos continentales; mientras Panamá, Chile y Costa Rica tienen una alta proporción de población nacida en el extranjero. Las naciones receptoras de desplazados intrarregionales son Argentina, Chile, Colombia y Perú, explicó la experta.

Giorguli Saucedo consideró que el continente americano se mantendrá como una región de alta movilidad, a pesar de la convergencia demográfica. “El cambio climático y la persistente violencia en varios países de la región anticipan que la migración se mantendrá en el corto y mediano plazos”.

En su oportunidad, Tonatiuh Guillén López, investigador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED), afirmó que la política es un actor central y dominante en el fenómeno migratorio.

Criticó que en México haya una militarización de la política migratoria, contención, hostilidad, agresividad y no control de flujos, pese a que en la campaña electoral de 2018 se planteó un modelo de apertura, desarrollo y derechos humanos.

Luciana Gandini, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, dijo que existe una alta movilidad en América Latina y el Caribe, pues el número de migrantes y solicitantes de asilo en la región aumentó casi 100 % desde 2010, pasando de 8.3 millones en ese año a 16.3 millones en 2022.

“Además, el desplazamiento forzado se ha triplicado en la última década a nivel mundial: una de cada 73 personas en el mundo han tenido que abandonar su hogar”, mencionó.

Por su parte, Nuty Cárdenas, académica del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), comentó que los factores impulsores de México como país receptor son una política estadunidense más restrictiva, la transición demográfica con envejecimiento de la población y optimismo económico (en 2023 había cerca de 1.6 millones de vacantes en empresas de todo tamaño según el Instituto Mexicano para la Competitividad).

Entre los factores que empujan a las personas a salir de México, la experta resaltó la crisis económica, la represión política, la violencia y la expectativa de trato preferencial en Estados Unidos.

La especialista se pronunció por definir y plantear una política migratoria con objetivos claros y anticipada, no reactiva, con leyes y prácticas de recepción e integración de personas migrantes y refugiados.

Por último, Carlos Heredia Zubieta, académico del CIDE, destacó la política contradictoria de Estados Unidos, que por un lado tiene acciones restrictivas hacia los migrantes, y por otro los sigue contratando como mano de obra barata.

“Los migrantes mexicanos están presentes en todos los estados de la Unión Americana, trabajando especialmente en las casas (como personal de servicio, cocineros, cuidadoras, choferes y jardineros), seguido de la industria textil y la agricultura.”

Recordó que para Estados Unidos la frontera con México aún es un asunto de seguridad nacional, y recordó que si Donald Trump gana en las elecciones de este año, “ha prometido desatar la más grande deportación de migrantes indocumentados en la historia de ese país”.

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