Las constantes variaciones en la temperatura y en las precipitaciones, como consecuencia del cambio climático, están generando importantes efectos adversos sobre el crecimiento económico del país, los cuales se irán agudizando hacia finales del siglo XXI si no se toman medidas urgentes, advirtió director del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, Armando Sánchez Vargas.
Durante la sesión especial por el Día de la Tierra (que se conmemora hoy) en el marco del Seminario de los Avances de Investigación (SAVI) 2024, del IIEc, Sánchez Vargas señaló que las proyecciones de crecimiento económico para México son poco alentadoras, considerando los diferentes escenarios climáticos hasta el año 2100.
En su ponencia presentó algunos de los resultados más significativos de su investigación realizada hace un par de años y publicados en el libro Efectos del cambio climático en el crecimiento económico en México, en el que se plantea que el impacto del deterioro ambiental se manifestará con mayor intensidad en algunos estados debido a la heterogeneidad entre regiones, la vulnerabilidad de la población y los niveles de inversión y empleo en cada entidad.
Refirió que hay un vínculo histórico entre temperatura, producto interno bruto (PIB) per cápita y tasa de crecimiento, en el que se observa una relación inversa entre los eventos meteorológicos extremos y la actividad económica; es decir, a mayores temperaturas, el ingreso por habitante registra menores valores.
Precisó que usando dos metodologías distintas de análisis y comprobación (de panel y de series del tiempo) se estableció que cuando se registra un aumento en la temperatura del 1 %, la reducción en el crecimiento económico nacional se puede ubicar entre -0.77 y -1.76 %.
Esto significa, dijo, que para el año 2100 la variación de la temperatura podría incidir en la reducción del PIB per cápita del país, entre -1.96 y -2.03 %, y de la misma manera el cambio en las precipitaciones puede frenar el crecimiento entre -1.03 y -1.66 % para ese mismo periodo.
Finalmente, Armando Sánchez propuso que ante los efectos negativos del cambio climático se pueden implementar algunas medidas de mitigación, como la ejecución de un programa de reordenamiento ecológico territorial, un mejor manejo de residuos sólidos a nivel de las ciudades y los estados, impulsar un programa forestal sostenible, aplicación de sistemas agroforestales y silvopastoriles y la rotación de cultivos, entre otras acciones.
Sector agropecuario
Por su parte, el profesor investigador de la Unidad de Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM, Saúl Basurto Hernández, al presentar los avances de un estudio sobre los impactos del cambio climático en el sector agropecuario en México, coincidió en advertir que las proyecciones económicas y sociales para los próximos años son más que desfavorables.
Indicó que de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas se espera que la población se incremente en alrededor de 4,000 millones de personas para el final del siglo, lo que significa una demanda altísima de alimentos que actualmente no existen; además de que, según el último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, se prevé que la temperatura se incremente entre 1 y hasta 6 grados centígrados en los próximos 30 años, lo cual sería catastrófico.
“En el contexto nacional se estima que en las tierras agrícolas para el final del siglo las temperaturas aumenten entre 0.5 y 6.2 grados centígrados, algo similar a lo que pasará a nivel global.”
Sostuvo que en términos generales el cambio climático puede llegar a ser muy perjudicial para la agricultura y todo el sector agropecuario, por lo que es indispensable implementar estrategias de adaptación que ayuden a reducir las pérdidas.
A su vez, el académico del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, Jorge Zaragoza Badillo, centró su ponencia en la hipótesis de que la intensa actividad económica y el crecimiento urbano desordenado de la Zona Metropolitana del Valle de México, aunados a la dinámica de la población y la densidad de la industria manufacturera, son las principales causas de la formación de islas de calor.
“Se trata de hacer un análisis de las causas a la inversa sobre los efectos de la economía en el cambio climático; una retroalimentación para determinar cómo la actividad económica influye en el clima y después éste en la economía.”