Una cosa sabe hacer muy bien Carlos Slim: dinero.
En cuatro décadas se ha convertido en el hombre más rico de México. Hoy, según Bloomberg, su fortuna ronda los 105 mil millones de dólares. Nada mal para un empresario que comenzó como operador de la vieja Bolsa Mexicana de Valores en la calle de Uruguay, del Centro Histórico.
Sí, el ingeniero es muy hábil para hacer dinero. Como buen capitalista, ha venido acumulando cada vez más riqueza. Bien por él y sus socios.
Sin embargo, su principal fuente de sus ingresos no ha sido la innovación o mejores prácticas administrativas. No. Lo que mejor ha sabido hacer es relacionarse con los gobiernos, sobre todo con los presidentes fuertes.
No es gratuito que el primer salto cuántico de su fortuna haya sido durante el sexenio de Carlos Salinas (1988-1994). La excelente relación que estableció con este presidente le permitió quedarse con la empresa pública Teléfonos de México, que se privatizó en 1990. No sólo le dieron la concesión de operar toda la telefonía del país, sino que le mantuvieron el monopolio de este servicio, incluyendo la larga distancia, por varios años.
Además, dentro de Telmex estaba una pequeña empresa llamada Radiomóvil Dipsa, que ofrecía el naciente negocio de la telefonía móvil, que a la postre se convirtió en la mayor mina de oro con millones de líneas celulares vendidas y operadas por Telcel.
Slim, sin duda, fue uno de los empresarios consentidos del muy poderoso y hábil presidente, su tocayo Salinas. Su fortuna se multiplicó y alcanzó varias decenas de millones de dólares, convirtiéndose en el hombre más rico de México. Llegó a ser el número uno de todo el mundo.
Bien por él. Siempre supo sembrar y cosechar buenas relaciones con los presidentes de México: Zedillo, Fox, Calderón y Peña.
Su relación con López Obrador fue muy buena cuando éste fue jefe de Gobierno del Distrito Federal (2000-2005). Luego, por el derrotero político nacional, tuvieron diferencias. Una vez que AMLO llegó finalmente a la Presidencia en 2018, el ingeniero utilizó todas sus habilidades para reconciliarse con el que sería otro mandatario poderoso al estilo de Salinas.
El resultado ha sido impresionante.
De acuerdo con la publicación El CEO, las empresas de Slim han recibido contratos del gobierno de López Obrador del orden de 61 mil millones de pesos. Este sexenio ha extendido su negocio en la construcción de infraestructura y está invirtiendo fuertes cantidades en el de la exploración y explotación de petróleo en asociación con Pemex.
Cuando comenzó el gobierno de AMLO, de acuerdo con Bloomberg, la fortuna de Slim ascendía a 49 mil cien millones de dólares. En cinco años, su riqueza se duplicó. Sí, dobló el valor para alcanzar los 105 mil millones de dólares. Es el hombre más rico de México y de América Latina. El número once del mundo.
Insisto: bien por él, que está en lo suyo, que es hacer cada vez más dinero.
Y ha encontrado en este Presidente a un aliado espectacular. Sólo Slim puede presumir que su magia ha funcionado con dos personajes tan ideológicamente distintos como Salinas y López Obrador.
Ayer, Slim dio una larga conferencia de prensa donde dijo que tenía diferencias con AMLO. Ironizó comparándolas con “las que se tienen normalmente con una esposa”. Interesante analogía. Siguiéndola, vaya que ha sido un matrimonio de conveniencia. Por lo menos para el empresario. No sólo ha duplicado su fortuna en cinco años, sino que salió airoso de uno de los mayores aprietos de su larga carrera empresarial.
Me refiero al desplome, en mayo de 2021, de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México que una de sus empresas construyó deficientemente. El saldo fue de 27 muertos y 80 heridos. Los peritajes demostraron desperfectos y negligencias en la edificación del paso elevado. Pero Carlos se arregló con Andrés Manuel. Así nomás, “el matrimonio” lavó la ropa sucia en Palacio Nacional y sanseacabó.
Vaya que Slim sabe hacer su magia con los presidentes, sobre todo los poderosos. Él está en lo suyo, que es hacer dinero. Tiene un know-how muy fino de las relaciones políticas como ningún empresario mexicano.
Lo increíble es que del otro lado haya un Presidente que presuma estar combatiendo todos los días a la oligarquía del país. A una supuesta minoría rapaz que se ha enriquecido a costa de la mayoría de los mexicanos. Con qué cara dice esto López Obrador cuando todos los grandes ricos del país están felices por haber multiplicado sus fortunas durante este sexenio. Comenzando, desde luego, por el inefable ingeniero.
X: @leozuckermann