Ayer, Buendía & Márquez (B & M) publicó su más reciente encuesta con entrevistas cara a cara en vivienda levantada este mes. La última la habían publicado en noviembre del año pasado, es decir, transcurrieron casi tres meses entre una y otra. Conclusión: cambió muy poco.
En primer lugar, aparece Sheinbaum con el 59% de las intenciones de voto, en segundo Gálvez con 36%, seguida por Álvarez Máynez con 5 por ciento. Claudia pierde un punto entre noviembre y febrero. Nada si se toma en cuenta el margen de error de las encuestas (+/- 3.53 puntos porcentuales). Xóchitl gana seis puntos porcentuales y Jorge pierde cinco.
Oraculus.mx actualizó ayer su Modelo Poll of Polls con esta nueva encuesta de B & M. Ahí se puede ver, en la gráfica de los careos de candidatos presidenciales, que las preferencias han sido relativamente constantes desde julio del año pasado. Tenemos tres líneas planas por cada uno de los contendientes, como si fuera el electrocardiograma de un muerto. Hay claramente un primer lugar, un segundo y un tercero.
Más allá de la constancia en las preferencias electorales, la encuesta de B & M otorga información de un segmento de la población que ya está convencido de por quién votar (el 54%). Ese grupo, intuyo, es el que podrían ser los polarizados. O están con Claudia o con Xóchitl, teniendo la primera una mayor cantidad de seguidores. Ellos, a pesar de que ya tomaron su decisión de voto, siguen lo que está ocurriendo con las campañas.
Del otro lado hay un 45% que todavía están dudosos de por quién votar. Ellos, creo, y es una interpretación mía, no están metidos para nada en la elección. Están alejados de lo que está ocurriendo en la arena electoral. Doy dos datos de la encuesta de B & M que me llevan a pensar esto.
Primero, a tres meses de la elección, todavía hay un 25% de mexicanos que no saben quién es Claudia Sheinbaum y un 35% que tampoco conoce a Xóchitl Gálvez.
Segundo dato: el 48% de la población no vio o escuchó ni una sola noticia sobre Claudia en las últimas dos semanas. En el caso de Xóchitl es el 59 por ciento.
No incluyo a Álvarez Máynez porque prácticamente nadie lo conoce.
Me queda la impresión, por tanto, de que existe un número importante de mexicanos que no están enganchados con la competencia electoral.
¿A qué se debe la indiferencia de tantos ciudadanos ya estando tan cerca de los comicios?
Adelanto cuatro hipótesis.
Primera: la estúpida ley electoral que tenemos que no permite que los candidatos hagan campaña abiertamente. A pesar de que las dos principales candidatas se conocieron en el verano, debieron esperarse hasta el periodo de precampañas, supuestamente dirigidas a los militantes de los partidos. Luego vino la intercampaña con la prohibición de hacer campaña abierta. Ahí seguimos hasta el viernes. Y si las candidatas están relativamente escondidas, pues no es sorpresa que a los votantes no les interese la elección.
Segunda: López Obrador succiona toda la atención mediática. Por un lado, el Presidente ha puesto varios temas de la agenda pública. Por el otro, han surgido historias muy escandalosas de presunta corrupción en torno al mandatario. Ergo, en estos últimos meses de lo que se ha discutido es de AMLO, AMLO y más AMLO. No ha quedado espacio ni para las candidatas ni para sus campañas ni para las noticias que generan. Han quedado, literalmente, eclipsadas.
Tercera: la polarización disgusta al votante de centro y lo aleja de la política. El oficialismo y la oposición se pelean cotidianamente con epítetos muy duros. Tienen opiniones muy duras y definitivas. Sin embargo, a los electores que no son de hueso colorado, ni para un lado ni para el otro, les disgusta participar en esta dinámica. Si de por sí les da flojera la política, pues más cuando hay que elegir un bando y defenderlo hasta la ignominia. Mejor, entonces, mantenerse alejado de la lucha de lodo.
Cuarta y última: no hay competencia y esto minimiza el interés. Si Claudia lleva meses arriba en las encuestas, y por mucho, pues estamos frente a una pelea aburrida. Si “este arroz ya se coció” para qué informarse, participar e, incluso, votar. ¿A quién le interesaría ver un partido de futbol del Real Madrid contra Puebla, donde el primero goleará con toda seguridad al segundo? Pues sólo a los madridistas y a los poblanos. Los demás se van a ver otra cosa en la televisión.
Todo esto beneficia a Claudia. La falta de interés puede generar la desmovilización de parte importante del electorado dejándole a los polarizados la decisión de quién nos va a gobernar. Y resulta que Sheinbaum es la candidata con más voto duro.
A ver si esto cambia ahora que finalmente comenzarán las campañas este viernes.
- X: @leozuckermann