El uso de las redes sociales sin ningún tipo de control pone en riesgo a niñas, niños y adolescentes, quienes son susceptibles a compartir información personal sin medir las consecuencias, advirtió Anahiby Becerril Gil, académica visitante de Línea de Investigación en Derecho e Inteligencia Artificial del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
La especialista comentó que ante el crecimiento exponencial que se registra en el uso de las plataformas digitales por parte de la población infantil, es importante advertirles sobre los riesgos que implica el compartir datos personales a través de las redes sociales.
Aseguró que la mayoría de los usuarios no cuentan con la información ni con las habilidades digitales necesarias para proteger sus propios datos personales, lo cual hace más difícil que puedan orientar o enseñar a los menores a resguardar su información personal.
No hay ningún sistema que sea 100 % seguro, sostuvo, aquí lo más importante es buscar la forma de minimizar los riesgos, procurando que los menores no utilicen productos o servicios que no van de acuerdo con su edad.
“La mayor parte de plataformas digitales, sobre todo de redes sociales, establecen en sus avisos de privacidad que la edad mínima para poder utilizarlas es de 13 años; sin embargo, es una realidad que en nuestro país, prácticamente nadie lee esos términos y condiciones, ni tampoco existe una ley que proteja a las infancias en el uso de servicios en línea, como sí hay en otras naciones.”
La investigadora agregó que en esta problemática hay una corresponsabilidad de los padres de familia, maestros o tutores, quienes deberían mantener una vigilancia más estricta sobre los contenidos que consumen las niñas y los niños en las redes sociales, de la misma manera que se pone atención en el tipo de películas que pueden ver de acuerdo a su clasificación.
En el uso de las redes sociales y plataformas deberíamos pensar en un mecanismo de supervisión similar porque también están diseñadas para ser utilizadas por ciertas personas, con determinados perfiles y para ciertos grupos de edad, enfatizó.
“Hay que terminar con esa falsa idea que utilizan muchos padres de familia para justificar su desatención o falta de información, al señalar que los menores de edad ya vienen con un chip integrado y cuentan con las habilidades digitales necesarias para interactuar en redes sociales”.
Recordó que las plataformas digitales han sido desarrolladas para ser utilizadas de manera intuitiva y accesible, lo cual permite que cualquier persona, incluidos los niños, pueda acceder con relativa facilidad, sin ningún tipo de capacitación, pero también, sin ninguna advertencia sobre los riesgos que implica compartir datos personales.
“No hay una conciencia clara entre las niñas y niños sobre los riesgos que implica el compartir en redes sociales información personal, imágenes o fotografías, que una vez enviadas a la red, se pierde el control sobre las mismas y ya no pueden borrarse ni eliminarse”.
Indicó que otro foco de atención está en la gran facilidad con la que ahora las infancias establecen comunicación virtual con personas desconocidas mediante las distintas plataformas o aplicaciones digitales, e incluso llegan a integrarse a redes de “amigos” supuestamente con intereses comunes, sin que los papás o familiares presten la atención o vigilancia necesaria como sí lo hacen para verificar las amistades con quienes conviven en la escuela o en la colonia.
Para ejemplificar el nivel de riesgo que enfrentan los menores al utilizar las redes sociales, basta con recordar que casi la mitad de los perfiles que se manejan en internet son apócrifos, lo cual abre todo tipo de posibilidades para el mal manejo de nuestros datos personales, los que, en el mejor de los casos, son utilizados con fines de marketing digital, aunque también de manera preocupante son usados cada vez con mayor frecuencia para actividades ilícitas o delictivas, señaló la académica universitaria.
En el análisis también se debe destacar que las tecnologías digitales, incluida ahora la inteligencia artificial, son herramientas indispensables para el intercambio de saberes y conocimiento, y pueden brindar grandes beneficios en los procesos de enseñanza-aprendizaje de niñas, niños y adolescentes, o incluso en cuestiones de entretenimiento, por lo que la clave está en cómo deben utilizarse y cómo se pueden aprovechar de mejor manera.
Finalmente, Anahiby Becerril resaltó que los menores también tienen derecho a acceder y beneficiarse de las nuevas tecnologías y al uso seguro del internet, para lo cual es necesario impulsar programas de capacitación o educación digital para toda la población, principalmente dirigido a padres de familia, tíos, hermanos mayores y maestros, poniendo especial énfasis en la protección de los datos personales de las infancias.