Hace poco, en este espacio, dije que López Obrador se había madrugado de nuevo a la oposición al adelantar el “destape” del candidato presidencial de Morena a agosto, según él mismo propuso. Me equivoqué. El “madruguete” no era a la oposición, que sigue perdida en sus múltiples laberintos. En realidad, el Presidente madrugó a Ebrard, López Hernández y Monreal.
Al adelantar el destape está favoreciendo a la candidata que va arriba en las encuestas, es decir, Claudia Sheinbaum.
Soy de los que piensa que López Obrador va a decidir, con su dedito, quién será el candidato presidencial de su partido. Sin embargo, él mismo ha desarrollado la narrativa de que será a partir de los resultados en encuestas. Resulta que, en este momento, en todas las encuestas, Sheinbaum va arriba, y por mucho.
En la más reciente encuesta telefónica de El Financiero, levantada a finales de abril, “la preferencia para que Sheinbaum sea la abanderada de la coalición Morena-PVEM-PT a la Presidencia en 2024 subió de 31 a 34%, ampliando su ventaja de 12 a 16 puntos porcentuales sobre el segundo lugar, Marcelo Ebrard”.
El canciller se ubica con 18% de apoyo, Adán Augusto López con 10% y Monreal con 6%.
En cuanto a opiniones favorables sobre los posibles candidatos, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México alcanza 49%, Ebrard 35%, López 27% y Monreal 25%.
En lo personal, no me gustan mucho las encuestas telefónicas. Prefiero las de vivienda. En la última de este tipo publicada por Reforma, levantada a principios de diciembre de 2022, los resultados son similares en cuanto al lugar que ocupan cada uno de los posibles candidatos, es decir, Sheinbaum es la favorita, tanto en preferencia como en opiniones favorables.
Hay más encuestas recientes que no se han publicado y coinciden con estos resultados. La demoscopia indica que es Claudia.
Al adelantar los tiempos, la que va arriba en las encuestas es la ganadora. Los que van abajo ya no tendrán tiempo de alcanzarla. Ni López Hernández ni Monreal, desde luego, que están muy lejos. El único que podría hacerlo es Marcelo.
El canciller está haciendo todo para lograrlo. Una de las funcionarias más cercanas a Ebrard, Martha Delgado, renunció a la Subsecretaría en Relaciones Exteriores para irse a trabajar de tiempo completo coordinando la campaña de su jefe. Marcelo, por su parte, ha acelerado su presencia en los medios con todo tipo de entrevistas.
Creo, sin embargo, que ya no le va a dar el tiempo de alcanzar a Sheinbaum. No tiene los enormes recursos de la jefa de Gobierno, quien ha gastado una fortuna para darse a conocer y posicionarse como la favorita (por cierto, sin saber quién financia estas campañas). Además, hay una “cargada” a favor de Claudia por parte de gobernadores, senadores y diputados de Morena. La estructura del partido está mayoritariamente con ella.
Al adelantar los tiempos, López Obrador está apuntando desde ahora el dedo a favor de la que va arriba en las encuestas. Si yo tuviera que apostar hoy por quién será la candidata morenista, lo haría a favor de Sheinbaum. Todas las estrellas se están alineando a su favor.
Creo que Adán Augusto López ya lo entendió y está en proceso de comerse el sapo. Su papel será el de legitimar el proceso interno de Morena. Dirá que todos compitieron en igualdad de circunstancias, que el pueblo habló y escogió a la mejor. Le levantará la mano a Claudia haciéndole un gran servicio político a López Obrador.
En cuanto a Monreal, sólo queda decir que en todo este proceso ratificó su histórico patetismo. Al querer quedar bien con todos, acabó mal con todos. Al final, López Obrador lo regresó a su eterno lugar de segundón con una pequeñísima caricia.
Si es Claudia, la gran pregunta es qué hará Marcelo.
El canciller sigue jugando a ser el plan B de AMLO en caso que ocurra algo grave de aquí a la investidura oficial de la candidata. Esas cosas suceden en la política.
Pero, si el plan A acaba imponiéndose desde Palacio Nacional, Ebrard podrá negociar su futuro con las fichas que recabe estos meses en las encuestas. Algo de apoyo tendrá y, como todo buen político, tratará de mantenerse vigente en algún puesto de elección popular.
No creo que Marcelo vaya a romper con el lopezobradorismo. Ebrard sabe que el Presidente lo puede destruir políticamente en un par de mañaneras colocándolo del lado de los traidores de la patria. Además, como ha hecho AMLO este sexenio, pueden revivir expedientes judiciales que, en este caso, inculpen al canciller por lo ocurrido en la Línea 12 de Metro. La verdad, no veo a Marcelo abandonando al oficialismo. Tiene mucho que perder y poco que ganar.
- Twitter: @leozuckermann