He leído el artículo del periodista Ignacio Rodríguez Reyna sobre los viajes internacionales del secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval. Al general le gusta viajar bien e invitar a su familia a sus periplos. Esto no tendría nada de malo salvo por dos cosas. Primero, que los contribuyentes somos los que, presuntamente, estamos pagando por ello y, segundo, esto es incompatible con el discurso de austeridad gubernamental del comandante supremo de las Fuerzas Armadas, es decir, el Presidente.
Mientras López Obrador se traslada en aviones comerciales en clase turista, su subordinado jerárquico, el secretario de la Defensa, utiliza aeronaves privadas de la corporación. Lo trasladan a él, su esposa, hijos y nuera. Como en los viejos tiempos que tanto critica AMLO. También lo acompañan ayudantes y escoltas. Cuando no toman el avión privado, el general y familia vuelan en clase premier. Eso sí, mandan a sus empleados en turista.
Todo esto de acuerdo a una investigación realizada por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) con la Fábrica de Periodismo a partir de datos oficiales de la Secretaría de la Defensa Nacional, producto del hackeo de los llamados Guacamaya Leaks. Ahí están los correos electrónicos que dan cuenta de cómo Sandoval viajó a Estados Unidos, Italia y República Dominicana cual marajá.
No es sólo el traslado en aviones privados o en clase premier. La comitiva suele hospedarse en hoteles de gran turismo y comer en restaurantes de lujo. Los agregados militares de México se dedican a organizarle su agenda turística para que paseen cómodamente por el mundo.
Esta historia es un golpe a la narrativa de la supuesta austeridad republicana que presume el Presidente. AMLO había prometido limitar los viajes internacionales de su gabinete y restringir el uso de aviones privados. He aquí el desacato abierto del secretario más poderoso de este gobierno a las órdenes presidenciales.
¿Cómo hablar de ahorros y frugalidad cuando, en Italia, el general secretario y su séquito familiar rentaron un vagón ejecutivo en los trenes “exclusivo para la comitiva, a fin de garantizar la comodidad y seguridad, evitando aglomeración con otros pasajeros”?
Se trata de otra muestra más de que los militares también son seres humanos. Que, cuando pueden, abusan de su poder. Si es posible viajar lujosamente a expensas de los contribuyentes, pues lo hacen sin ningún recato. Total, nadie se va a enterar. Bueno, a menos que unos activistas hackeen los datos de la Sedena, una organización de la sociedad civil encuentre la información y un periodista escriba un reportaje con los hallazgos.
Sí, los militares son de carne y hueso. Les gusta la buena vida. Los aviones privados, los hoteles exclusivos, las comidas opíparas y que otros paguen las cuentas. A estos soldados es a los que está empoderando el Presidente durante este sexenio. Yo quiero ver quién va a ser el valiente que los va a regresar a sus cuarteles después de haber paladeado los sabores de la buena vida a cargo del erario.
El diputado panista Jorge Romero anunció que solicitará una investigación de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados “para efectos de comprobar si se utilizaron recursos públicos en los viajes”. Me muero de la risa. Ya sabemos que los diputados le hacen los mandados a Sandoval. Ya en el pasado, a propósito del hackeo a la Sedena, el general se rehusó a comparecer frente a los representantes sociales para rendir cuentas. Así de empoderado está el Ejército en tiempos de AMLO.
¿Y cómo reaccionará el Presidente frente a estas revelaciones?
Como suele hacer, seguramente descalificará a los medios que publicaron esta información (El Universal y Aristegui Noticias) y a la organización MCCI, que tanto aborrece. Hablará de la conspiración conservadora y tratará de cambiar el tema. No lo veo criticando al general secretario, mucho menos exigiendo su renuncia.
Pero, al final, será otra tormenta más que capoteará con el paso del tiempo. Porque en este gobierno no pasa nada cuando explota un escándalo. Ayer pensaba esto al ver a la ministra plagiaria, Yasmín Esquivel, defendiendo la militarización de la seguridad pública en la Suprema Corte de Justicia. Total, aquí no pasa nada. Si una ladrona consuetudinaria puede seguir siendo ministra y participar en decisiones importantísimas para la República, ¿por qué el secretario de la Defensa no podría seguir viajando como pashá mientras el Presidente se llena la boca presumiendo de una supuesta austeridad en su gobierno?
Twitter: @leozuckermann