El costo de la vivienda en Baja California alcanzó su mayor nivel en 17 años durante el 2022, mientras que la demanda cayó y la cartera vencida del Infonavit se disparó, informó el presidente del Centro de Estudios Económicos de Baja California, Luis Roberto Valero Berrospe, quien resaltó que el problema ya se veía en el 2019 pero se recrudeció al no haber soluciones congruentes con la realidad que vive el estado.
Indicó que en los 90s, la mayoría de los bajacalifornianos poseía vivienda propia, pues el acceso a un crédito hipotecario era relativamente sencillo por los altos ingresos, pero luego de varias crisis económicas no solucionadas el porcentaje de familias que renta ha crecido, “sin que haya políticas reales para revertir la situación”.
Destacó que las cifras de la demanda lo confirman, pues entre 2012 y 2022 se hundió en 36% mientras que los créditos del Instituto Nacional del Fondo para la Vivienda de los Trabajadores (Infonavit) “siguieron la misma tendencia”: en 2022 se registró la menor cifra de colocación de financiamiento en 17 años con 19 mil 270 créditos formalizados, 28% menos que en 2021.
Además de ello, destacó el especialista, el 67% de los créditos solicitados fueron para el mejoramiento de vivienda, rubro que entre el 214 y el 2022 tuvo un crecimiento del 179% mientras que la adquisición de vivienda se contrajo 70% en el mismo lapso; el mejoramiento — dijo— está vinculado con ampliaciones para dar espacio a hijos recién casados que están imposibilitados para comprar o enfrentan alquileres muy elevados, por los bajos salarios.
Luis Roberto Valero Berrospe resaltó que la inflación también alcanzó al precio de la vivienda en el 2022, pues alcanzó su mayor nivel en 17 años (12%) lo que significó un cierre por arriba de la inflación general que fue de 8.72% en la entidad. Esta situación complicó aún más el acceso a los bajacalifornianos para la adquisición de una vivienda propia.
El presidente del Centro de Estudios Económicos de la entidad puntualizó que el precio medio de la vivienda de más de millón y medio de pesos se disparó 148% en los últimos siete años; contra el 2021 el aumento fue del 47%, mientras la pobreza salarial tocó su mayor nivel de la historia en el sector formal, con 509 mil 820 ocupados con un ingreso tope de 2 Salarios Mínimos, cifra que ya representa la mitad de la planta laboral, “lo cual confirma que el crecimiento y desarrollo se están moviendo por sendas diferentes”.
Afirmó que los bajos salarios tienen consecuencias en el pago de vivienda, y así el Infonavit cerró el 2022 con las cifras más altas de cartera vencida; por número de créditos alcanzó los 35 mil 718, un 91% más que en el 2018 y 2.1% contra el 2021. Por monto la cifra se elevó hasta 13 mil 650 millones de pesos, un 109% por encima del 2018 y 5.8% más que en el 2021. “Obviamente la gente no deja de pagar por su gusto y en este caso no se puede culpar solamente a la pandemia”, dijo.
Valero Berrospe indicó que es cierto que hay vivienda barata en Baja California, pero a la larga resulta más cara porque están lejos de los centros de trabajo y el gasto de traslado en horas es muy alto; explicó que el Banco Interamericano de Desarrollo señaló desde hace dos décadas que Mexicali y Tijuana “constituyen el más atroz ejemplo de urbanización caótica”, a lo que se agrega la pésima ingeniería de tránsito en donde el costo del congestionamiento urbano le significa a Tijuana más de 2 mil 700 millones de pesos al año, el quinto más alto del país según el IMCO.
Además el gasto en transporte se ha disparado y hay un pésimo servicio que se refleja en un gasto de 1,000 horas anuales en traslados y más vehículos particulares circulando, a lo cual se agrega el gasto en alimentos para el trabajador, por no poder regreso a casa a comer, lo que da como resultado que al final abandonen las casas que les son asignadas.
Remarcó que cuatro de diez del total de los ocupados son informales y el 50% de los formales gana un máximo de 2 Salarios Mínimos, además de que al comprar casa nueva cuesta mucho equiparla: poner clósets, cocina, baño, arreglar pisos, etcétera, por lo que — recomendó— la entidad requiere programas de reordenamiento urbano, desconcentrar la oferta de trabajo con relocalización de empresas, y mejorar la infraestructura vial, entre otros aspectos del desorden actual.
“La calidad de vida de las personas no se arregla con dádivas y pseudoprogramas de vivienda como se ha hecho recientemente”, remató.