Una nueva y complicada cuesta de enero está a la vuelta de la esquina.
Las variables económicas apuntan a condiciones más riesgosas y delicadas que el pasado reciente.
La regulación gubernamental debe acompañar a la planeación de los hogares para superar el obstáculo.
Las fiestas decembrinas han terminado y dan paso a una nueva cuesta de enero. Esta vez, con precios aún más altos y costos de financiamiento sumamente elevados que comprimen el poder adquisitivo de la población y limitan la recuperación en la confianza de los consumidores. Es indispensable que el consumo retome su papel como motor del crecimiento económico del país e indicador del bienestar general de la población.
Al tomar como referencia los primeros meses del 2020, antes del inicio de la pandemia por COVID19, la situación actual luce complicada. Las remuneraciones de las personas ocupadas de todos los sectores económicos del país, la confianza de los consumidores y el nivel global de precios en la economía aún no logran regresar al nivel de hace 3 años y aunque parece que el salario ha aumentado, la realidad es que no lo ha hecho en todas las bandas salariales lo que abona a la conocida cuesta de enero.
«La nueva cuesta de enero que enfrentamos trae consigo nuevas y mayores dificultades para sortearla, por lo que la sensatez es imperativa.»
Los agresivos aumentos a la tasa de interés de referencia por parte del Banco de México (BANXICO), que la han colocado en un máximo histórico de 10.5%, han implicado el encarecimiento de prácticamente todos los créditos. Aunque esto podría sugerir una mayor resistencia de los consumidores para demandar bienes y servicios, el Indicador Mensual del
Consumo Privado en el Mercado Interior en octubre de 2022 fue 39.9% más alto que el punto más bajo de la pandemia, en mayo de 2020, y 3.0% mayor que el máximo del periodo antes del COVID-19, en octubre de 2019.
A pesar de los altos costos de la deuda, el volumen del consumo en México continúa apuntalando. Aunque podría parecer una buena señal de la salud de la economía, la tendencia creciente en el gasto por consumo que mide el Índice responde, en gran medida, a la espiral inflacionaria que se observó en 2022, y no tanto a un mayor poder adquisitivo de la población.
Según las cifras del banco central, los créditos al consumo llevan once meses con crecimiento consecutivo y en noviembre el saldo de la cartera vigente alcanzó un máximo desde que se tienen registros en 1995. El aumento tan vertiginoso que ha presentado el crédito de consumo representa un riesgo, toda vez que las familias se encuentran en niveles elevados de apalancamiento.
Como consecuencia, la cartera vencida en hogares mexicanos se ubicó en 62.2 mil millones de pesos (mmdp) en noviembre de 2022 que, aunque menor al máximo alcanzado durante la pandemia, es similar a los niveles previos. Las perspectivas económicas para 2023 sugieren un año difícil para el consumo, por lo que, en Consultores Internacionales, S.C.®, prevemos significativos aumentos en la morosidad, menos colocación y líneas de crédito más restringidas.
Para evitar que la situación de los consumidores no solo se agudice, sino que restrinja aún más las moderadas proyecciones de crecimiento económico, es esencial que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), así como la Comisión Nacionales Bancaria y de Valores (CNBV) y la de Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF)
informen sobre la situación actual de los usuarios deudores y establezcan estrategias regulatorias para aminorar la carga del pago de deudas y proteger el patrimonio de los clientes.
El primer mes del año suele acumular las deudas de las compras navideñas, o incluso del El Buen Fin, así como el pago de impuestos como el predial o la tenencia vehicular, y la actualización de las rentas de inmuebles. Con los incrementos tan sustantivos en precios de combustibles, transporte y alimentos, la mejor manera de sobrellevar la cuesta es mediante un diagnóstico adecuado de la situación particular de cada uno, la presupuestación de gastos en el futuro inmediato, el ahorro y la reducción de gastos prescindibles.