Recién fue publicado un estudio por parte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en combinación con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU-MUJER), centrado en destacar los impactos derivados un problema social que incide en la región latinoamericana, los matrimonios y uniones infantiles, tempranos y forzados (MUITF).
Este problema social resulta de gran relevancia para el desarrollo de la niñez al tiempo de determinante del trayecto de superación de los menores que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Problema que resulta poco visible más, sin embargo, afecta en forma desproporcionada a las niñas y adolescentes de bajos ingresos y de zonas rurales, principalmente.
El problema social de los matrimonios y las uniones infantiles, tempranas y forzadas (MIUTF) son una realidad para las niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe: una de cada cuatro contrajo matrimonio por primera vez o mantenía una unión temprana antes de cumplir los 18 años.
Esta problemática, advierte el reporte, se relaciona profundamente con otros fenómenos complejos como la desigualdad de género, la violencia, pobreza, deserción escolar, embarazo precoz, además de los efectos limitativos implícitos que ponen en riesgo el presente y futuro desarrollo de las niñas y adolescentes.
Un estudio sobre el uso del tiempo en la infancia y adolescencia destacó para el caso de México, que, en el grupo de edad de 12 a 18 años para las niñas y niños, y adolescentes mujeres y varones, refirió dedicar entre el 29.2 y el 34 por ciento del tiempo en trabajo remunerado, y entre el 20.3 y el 12.6 por ciento, respectivamente; adquiriendo mayor relevancia el trabajo no remunerado entre las niñas.
Si bien, el tiempo dedicado al aprendizaje y el estudio se posicionó en valores muy semejantes a dedicado al trabajo –44.8 y 42.5 por ciento, respectivamente–, destaca el breve tiempo dedicado a la convivencia social y a actividades recreativas del orden del 11.3 y 13.6 por ciento, respectivamente.
Las niñas y adolescentes en condición de matrimonio y/o unión de convivencia refieren una mayor dedicación de su tiempo en trabajos no remunerados que los varones en la misma situación. Este grupo población refirió un 46.4 por ciento de su tiempo dedicado al trabajo no remunerado, mientras que las solteras refirieron sólo un 18.6 por ciento. Muy por encima de los varones en situaciones similares, que refirieron un 15.2 y 12.5 por ciento, respectivamente.
El informe brinda luz hacia una problemática poco citada en la discusión de la desigualdad hacia las mujeres, considerando que para América Latina y el Caribe se estima que el 62.4 de las mujeres casadas y/o en unión de convivencia en edades de 15 a los 24 años no estudian ni trabajan en forma remunerada. Mientras que sólo el 8.4 por ciento de los varones en este grupo de edad se encuentran en situación similar.
Si bien, las leyes en México prohíben el matrimonio infantil, la realidad escapa a los escenarios deseables de la sociedad. Se requiere de hacer un llamamiento hacia la atención no solo de las autoridades, sino de la sociedad en lo general, para abonar a la búsqueda de soluciones a este tipo de problemas que se ciernen dentro de nuestras realidades y cotidianeidad.
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