La inseguridad, inflación, altas tasas de interés y las políticas del Gobierno federal se apilan como ladrillos en una muralla para impedir el crecimiento económico de México. Mientras que sus pares avanzaron ya para recuperar el producto interno bruto (PIB) perdido en la pandemia, México sigue rezagado y sin un claro impulso a futuro. Estimados, encuestas y pronósticos publicados esta semana pintan un panorama complicado para la segunda economía más grande de Latinoamérica.
Los datos más recientes de la inversión fija bruta, indicador que mejor predice la actividad económica, arrojaron una caída de 1,2% en mayo, en comparación con el mes anterior, según informó el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) el viernes. La construcción y la compra de maquinaria y equipo fueron los dos rubros que más jalaron la inversión a la baja, apuntando a la resistencia del sector privado por invertir en el país.
Y es que el clima de inversión, ya afectado por la retórica negativa del presidente Andrés Manuel López Obrador en contra de los empresarios, entró en una nueva etapa de tensión cuando la Casa Blanca anunció que llevaría a México a consultas para revertir el cierre del sector energético bajo las protecciones del TMEC, el tratado de libre comercio entre los países.
“La alta incertidumbre en torno a las políticas es una de las razones por las que la inversión sigue siendo débil en México (todavía casi 10% por debajo del comienzo de la administración en términos reales)”, escribió en un reporte a clientes el economista jefe para México en Bank of America, Carlos Capistrán. El proceso del TMEC “llevará muchos meses y podría terminar con la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos y Canadá a México. La incertidumbre sobre los aranceles potenciales es un elemento disuasorio de la inversión”.
Capistrán y su equipo esperan que el PIB crezca menos del 2% este y año y que la tasa sea cero el próximo año: “Esperamos que el crecimiento se desacelere a 0,0% en 2023 de 1,9% en 2022 (un cambio de 1,0% y 1,7%, respectivamente). Creemos que el principal impulsor será la desaceleración de EE UU, en parte impulsada por tasas de interés más altas, que esperamos impacten a México con un retraso. Los factores internos que desacelerarán la actividad en México son las tasas de interés más altas, la política fiscal aún estricta y la renovada incertidumbre dada la disputa energética del TMEC”.
Al mismo tiempo, la inflación no cede. El Banco de México lleva nueve alzas consecutivas en la tasa de interés referencia, la cual es de 7,75%. Se espera que en la próxima reunión de la junta de Gobierno del banco se decida por otra alza, ya que la inflación sigue repuntando. Esto se ha traducido a un encarecimiento de la vida de los mexicanos y, al mismo tiempo, a un incremento en los costos de financiamiento, limitando la actividad económica. En su más reciente encuesta a especialistas, el banco central encontró que las expectativas de inflación empeoraron. Los economistas esperan que el alza en los precios sea de 7,8% anual para finales de este año.
Parte de la razón por la que el motor económico de México sigue estancado en una baja velocidad es que los negocios y las empresas que cerraron debido a la pandemia no han reabierto. Según un reporte publicado esta semana por el Banco Interamericano del Desarrollo (BID) y la organización independiente Centre for Global Development (CGD), 23% de las empresas del sector formal y un 32% de las empresas del sector informal desaparecieron entre mayo de 2019 y julio de 2021.
Abrir una empresa se ha vuelto un dolor de cabeza. Un estudio realizado por el think tank Ethos y la principal patronal del país, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), mostró que la inseguridad, específicamente el cobro del derecho de piso, es el principal obstáculo para los negocios. “Al preguntar a los empresarios sobre el principal problema para operar su negocio, observamos que en 11 de las 15 ciudades la inseguridad ocupa el primer lugar (en segundo lugar se encuentra la renovación de licencias y permisos)”, aseguraron las organizaciones en un resumen de los resultados publicados esta semana. El 13% de los encuestados dijeron que tuvieron que pagar derecho de piso en el último año para poder trabajar.
Las esperanzas del Gobierno están en el nearshoring, o la reubicación de empresas que buscan acercar sus fábricas al mercado norteamericano, en medio de crecientes tensiones entre EE UU y China. “Otro riesgo al alza es que el tema de la relocalización mejore sustancialmente, ayudando a México a ganar rápidamente participación de mercado en las importaciones estadounidenses”, aseguró Capistrán, “esto evitaría que las exportaciones se desaceleraran tanto o más que la economía estadounidense”.