No fue un buen fin de semana para la 4T en la prensa internacional. Ciertamente, no les importa mucho. Saben que pudiendo controlar los medios nacionales lo que se diga afuera pesa poco. Ni siquiera a los empresarios, a quienes antes la prensa internacional les preocupaba sobremanera; hoy la descuentan como un costo más de lo que hay que pagar por resignarse ante el régimen y no verse perjudicados por cualquiera de sus amenazas, reales o en potencia.
La revista preferida de López Obrador, The Economist, publica un editorial institucional y un largo artículo sobre los desaparecidos: “La vergüenza de México”. Con más datos y varios comentarios de Karla Quintana, de la Comisión Nacional de Búsqueda, repite lo que ya sabemos: 100 000 personas desaparecidas, insuficiencia de recursos para hacer la compaginación o match de cadáveres y nombres, muertes mucho más allá de Ayotzinapa, y un buen número, nadie sabe cuántos, de ejecuciones extrajudiciales por las fuerzas de seguridad mexicanas. Para cualquier país, el daño y la vergüenza, justamente, encerrarían consecuencias; aquí, tal vez, y cuando mucho, una cartita a la redacción recitando todo lo que se hace para encontrar a los 43 y denunciar a los neoliberales. Omitiendo, desde luego, el número de desaparecidos en este sexenio: casi 30 000. Y pasando por alto la denuncia del editorial, a saber, “abrazos, no balazos” no funciona.
Otra publicación, también basada en Londres, y que tampoco le agrada a López Obrador, The Financial Times, le pone otra repasada a la 4T. En un largo texto titulado “Por qué México está desaprovechando su oportunidad de beneficiarse del distanciamiento entre China y Estados Unidos”. Es una afirmación, no una pregunta, y la respuesta es categórica: López Obrador. El editor latinoamericano del periódico y la corresponsal en México revisan una larga lista de medidas, decisiones, anuncios y demás por las que México no está atrayendo a empresas que buscan relocalizarse (nearshoring) de China a otras latitudes más amables o cercanas. Muestra con cifras cómo el porcentaje de importaciones norteamericanas procedentes de México no ha aumentado durante los últimos tres años, mientras que las de otros países o regiones (Vietnam, Europa), sí. A pesar de las obvias ventajas geográficas y jurídicas (T-MEC), a México vienen pocos. Abundan en cambio los comentócratas, citados en el artículo, según los cuales el potencial mexicano está allí. No sé quién sea más iluso, la Secretaría de Economía con sus lugares comunes de optimismo beato, o los que esperan que la 4T recapacite.
Luego vino el golpe más duro, y más certero. En la edición impresa de The New York Times aparece un extenso reportaje en primera plana sobre los orígenes de la tragedia del tráiler de San Antonio. El titular reza así: “Concluyendo una caída de diez años, cada vez más mexicanos migran a Estados Unidos”. Explica cómo la mitad de los fallecidos en el tráiler eran mexicanos, y cómo casi la mitad del total de detenidos por las autoridades estadunidenses también son mexicanos. Y ofrece la siguiente explicación: “Desde 2020, la combinación de una creciente violencia en todo México y una economía cada vez peor han llevado al primer salto en la migración mexicana desde hace una década”. Uno puede discrepar de la premisa del Times, esto es, que hasta 2019 el número de migrantes había disminuido. Pero por primera vez un medio norteamericano serio indica lo que muchos hemos dicho desde hace tiempo (incluso en las páginas editoriales del propio diario neoyorquino). Las demencias de la política macroeconómica de López Obrador no sólo llevan a un estancamiento de la economía mexicana —un asunto interno, en teoría— sino que también conducen a la partida de un mayor número de mexicanos hacia el norte —un asunto bilateral—.
AMLO se irrita con la prensa extranjera, pero más para distraer que por motivos de fondo. Asimismo, es indiferente ante las críticas en las columnas de la comentocracia. Le importan los medios masivos nacionales. Estos, por ahora, no son motivo de mayor preocupación.
Un pequeño aviso: hay fiesta hoy en Israel. Roemer y Zerón bailan Hava Naguila en Tel Aviv después de las declaraciones antisemitas de López Obrador sobre Carlos Alazraki y la comunidad judía. Si antes no los iban a mandar a México, después del hitlerazo presidencial, menos.