Aun no acabamos de asimilar las consecuencias –afectaciones respiratorias, cancelación de opciones productivas, temor a veces irracional, ausencia de alguien a quien amamos- del Covid-19 cuando la misma organización que nos advirtió de la tragedia mundial nos informa que debemos preocuparnos por la viruela del mono ¿De qué se trata, porque debemos pasarla angustiados y temerosos de perder la salud y tal vez la vida a hora temprana? Pero estas dos posibilidades de daño se extienden a todo el llamado reino animal; resulta que los osos hormigueros están en fase de extinción y un grupo mexicano de San Luis Potosí difunde que ya existe un refugio para dicha especie; de la misma forma que otro equipo filantrópico se afana por evitar la muerte de varios felinos que han padecido el peor de los tormentos luego de haber sido “rescatados” del maltrato que supuestamente les propiciaban dueños de circos a los que se les prohibió incluir en sus espectáculos dichos animales. ¿Por qué los promotores de tales ordenamientos no le dieron seguimiento al destino de leones, tigres, pumas y tantos otros ejemplares que a final del día tenían sustento y abrigo con sus antiguos dueños? ¿Cuántos sobrevivirán después de tal error táctico de supuestos salvadores oportunistas y sin capacitación?
Ocuparse de noticias distintas de la política disminuida a niveles realmente de mediocridad, nos enfrenta con realidades de horror, como el admitir que en cada país casi hay un 50% de especies en fase de extinción y que ello se relaciona con acciones agresivas de la humanidad cuando desmonta miles de hectáreas boscosas para comerciar madera o cambiar el destino de tales terrenos que por obra y gracia del voluntarismo humano se conviertan en tierras de cultivo o peor aún ganaderas. ¿Sabía que muchos de los incendios en el planeta son provocados por estúpidos que imaginan hacer un súper negocio construyendo unidades habitacionales en lo que la naturaleza tenía establecido, como zonas boscosas o selváticas? ¿Cuántos cambios drásticos en la estructura de playas han derivado por la destrucción de manglares, la proliferación de sargazo, el uso de los mares colindantes como destino final de desechos tóxicos –cañerías de habitaciones y hoteles o desperdicios industriales- e incluso la construcción de presas que interrumpen el flujo de desperdicios que ya no llegan a su destino y que a la larga aumenta los riesgos de sequías como las que estamos ahora enfrentando en Nuevo León por ejemplo?
Recuerdo las advertencias de hace cuatro décadas que me impulsaron a mencionar en la ONU la preocupación de diversos grupos de la sociedad civil, vinculados con la destrucción de selvas en Chiapas y Oaxaca. Analizo lo poco o nada que se ha hecho en estos 40 años, para impedir lo que hoy nos tiene en crisis climática y no puedo evitar preocuparme por el macabro futuro que les espera a mis nietos ¿Qué han hecho los funcionaros a los que compete vigilar el cumplimiento de las normas de pesca en diversos mares de la península de Yucatán? Recién han sido entrevistados cooperativistas de dicha zona, que lamentan la nula vigilancia para evitar las acciones furtivas -de extranjeros y mexicanos infractores- en la explotación de langostas ¿Cuándo se buscará el remedio? Estamos a punto de llegar a la fase de riesgo que tiene la vaquita marina en el golfo de California y la marina no apoya pues se les ocupa en la persecución de los delincuentes. Dicen los pescadores organizados, que ellos mismos desde antaño suplen las funciones que debería atender los marinos mexicanos ¿Será que están distraídos en funciones de otro tipo –como apresar sinaloenses dedicados al comercio de drogas- en las montañas y por eso no hay vigilancia en nuestros mares? Los pescadores que, si respetan las épocas de veda, informan que los grupos de civiles que persiguen a los piratas, son hoy menos de la mitad de los que había en el 2018, que la población de langosta ha disminuido notablemente por esta labor ilegal de persona sin consciencia y sin ética y ¿podría algún funcionario de la burocracia actual contar con presupuesto para evitar este ecocidio?
En todo el planeta hay señales de alarma: personas muertas por golpe de calor en el norte de México, grupos que se enfrentan bloqueando carreteras, individuos “decentes” que de pronto se han convertido en ladrones de agua –roban en los tinacos de los vecinos- políticos populistas que promueven el voto regalando botellas de agua, empresarios cuya ambición sin límites les hace subir precios, esconder producto y explotar a los más pobres vendiendo el vital líquido a precios impensables. Temperaturas de casi 50 grados en ciertos puntos de la tierra y una humanidad cuyas dirigencias se afanan más en mantener el poder que en servir a sus gobernados.
Entre las llamas de incendios –incluso los provocados por criminales para matar a una mujer que les incomodaba- y agua de tormenta que arrasa con todo, caen techos de casa nuevas e históricas, se inundan pisos, mueren en los campos alimentos que no podrán ser cosechado y caminos que dejan de serlo para trocarse en ríos asquerosos son las señales de que la tierra, nuestro planea, la casa que ha albergado por siglos a la humanidad está a una fracción de punto de desmoronarse. ¿Qué estás haciendo tu para evitarlo? ¿Esperas que los gobiernos populistas asuman que deben hacer algo? o como los pescadores de langosta empezarás a tomar medidas personales y colectivas para evitar la tragedia que impedirá a tus hijos y nietos contar con un planeta idóneo para desarrollarse, ser felices y vivir en paz