En este mundo sobrepoblado, dos visiones aparentemente antagónicas, siguen siendo factor de gran división en la humanidad: La monarquía y la democracia cada una de ellas con las diversas subdivisiones impuestas por el ejercicio de la libertad. Las monarquías que aun subsisten son añoradas e incluso celebradas como fue el caso de la británica, que convirtió en fiesta de cuatro días el hecho de que una mujer de más de 90 años, siga siendo factor gubernamental aun cuando allá en el 10 de Downing Street el titular de cámara de los comunes, sentía los pasos para destituirlo como primer ministro por haber subido de color y de calor los errores que se le adjudican.
A las monarquías, sobre todo las europeas, se les critica por ser muy costosas, supuestamente alejadas de los pueblos cuya pobreza se les adjudica; se siguen considerando colonialistas demasiado paternalistas, todo lo cual se magnifica si alguno de los altos miembros de la nobleza “se pasa” de mujeriego, abusador o estricto a niveles de exageración cuasi medieval. En casi todas estas monarquías, la evolución ha permitido la actuación de representantes populares en sistemas bicamerales y casi siempre bipartidistas. Los primeros ministros juegan por tanto un papel importante en materia de gobierno y si bien respetan la importancia sobre todo histórica de sus majestades –a los que consultan y con quien procuran tener acuerdos- asumen su responsabilidad, así como las consecuencias de no cumplir como ha sido el reciente caso de La pérfida Albión con su secuela de brexit, manejo del Covid-19 y en el actual momento lo que concierne a los conflictos ruso-ucranianos.
Las democracias, también han sido objeto de cambios considerados modernización. A finales de mayo, los franceses -viviendo en Francia y fuera de ella- asistieron a votar debido a la conclusión de quinquenio de responsabilidades del presidente Macron, Además de él, los extremos izquierda y derecha, participaron de nueva cuenta como lo han hecho casi por las dos últimas décadas y a final del día se resolvió el tema por el más vale malo por conocido, que un extremo peligroso que no conocemos en este caso la extrema derecha. El pasado sábado se repitió el ejercicio, pero ahora por representantes –diputados diríamos aquí- con la modalidad de poder hacerlo por Internet. La segunda circunscripción, presentó a los franceses viviendo en América latina y el Caribe -2ª circunscripción- 14 posibilidades. El tema de ejercer el voto por Internet, derivó en México en poca gente en los sitios del voto presencial,[1] muchos votaron al “Tin Marín” por no conocer prácticamente a ninguno y todos esperan la segunde vuelta para seleccionar uno de los que lleguen a este paso. ¿Se tienen ya evaluaciones de como influyó en el pasado ejercicio del 5 de junio en seis estados mexicanos, el voto anticipado y por las redes?
Con todo y frases tan sin sentido “como cuatro es mayor a dos” para la gente pensante de México, la sucesión presidencial del 2024, ha iniciado y se encuentra en el umbral de su máximo apogeo ¿Hay perversión en el ejercicio democrático previo a estas próximas elecciones? ¿Cómo se puede juzgar a quien en vez de convencer al electorado se empeña por lograr el beneplácito del presidente en funciones? Qué es más grave ¿hacerle la barba a una maestra de tercero de primaria o atacar con exceso de valentía e infantilismo para verse bien con el primer mandatario?
Y mientras todas estas irregularidades se multiplican, absurdos como el “Prohibido prohibir” se convierten en advertencias poco democráticas y solo habría que notar como Elton Musk -presidente ejecutivo de Tesla- exige a sus empleados, no hablar con la prensa, regresar a sus oficinas o abandonar el empleo del cual gozan si no tienen la capacidad de asumir sus indicaciones. ¿Qué similitud existe entre las prohibiciones de este multimillonario y las de funcionarios de países democrático-populista que prohíben apoyar a la sociedad civil, expresar su descontento destruyendo la riqueza urbana –pintarrajeando monumentos, por ejemplo- hasta desalentando medidas prácticas de salud, al sugerir no usar el cubre-bocas? ¿Tenía razón el señor Trump al desconfiar del voto por sistemas electrónicos?
Lo cierto es que la ignorancia, la ambición y la muy desdibujada voluntad de servir, han limitado tanto a nobles como a presidentes, primeros ministros y hasta el burócrata más común y corrientes de cumplir el sueño de multitud de personas que por arte de magia, esperan se resuelvan problemas tan importantes como: la falta de empleos, las limitaciones alimenticias, la crisis de agua, la proliferación de criminales, que empiezan siendo vigías, siguen realizando robos menores y hasta arriesgan todo al atreverse a matar por encargo con un pago de cinco mil pesos ¿Que dijo Aristóteles de las diversas formas de gobierno? ¿Deseamos que las monarquías terminen con un infantil “y vivieron felices para siempre”?
Lo cierto es que, en buena parte de planeta, el dinero aportado por los ciudadanos –vía impuestos básicamente- ha dejado de invertirse en procesos productivos, para terminar en los bolsillos de “promotores del bienestar y la democracia”, es decir en caridades modernas carentes de evaluación y sin responsabilidad alguna para quien las practica. Ante esta realidad hay varios tipos de salida: Una huyendo del país para buscar algo mejor; dos cerrar los ojos absteniéndose de ser parte de procesos electorales y tres asumiendo el riesgo de ser señalado por atreverse a orientar para promover la participación ciudadana madura.
[1] Apenas votó poco más del 11% del total de inscritos en los padrones.