Al hablar de las remesas nos referimos a la transferencia de dinero que una persona envía desde un país a otro, señaló la licenciada en Mercadotecnia, Giselle Arellano Ávila, quien informó que, de acuerdo al Banco Mundial, México recibió en enero de 2022 un total de 81 millones de dólares, los cuales se originaron de 168 mil operaciones, con un envío promedio de 481 dólares.
Resaltó que en el estado de Zacatecas se recibieron poco más de 1 mil 202 millones de dólares en el 2021 cuando en el 2020, debido a la pandemia, apenas alcanzó los 373 millones.
Mencionó que el Banco Mundial también señala que las remesas representan el 2.7 por ciento del Producto Interno Bruto, lo que le permite al país que se encuentre entre los 5 principales receptores de remesas a nivel mundial.
Con el envío de las remesas, destacó Giselle Arellano Ávila, se tiene un impacto positivo en el desarrollo de México, ya que el dinero enviado por los migrantes se utiliza principalmente en consumo, lo que a su vez impulsa la economía no solamente de la comunidad ni del estado, sino del país.
De acuerdo con el Banco Mundial, las remesas también ayudan a reducir la pobreza y mejoran el acceso a los servicios básicos, como la educación y la salud.
En este sentido, Arellano Ávila señaló que, aunque las remesas representan una fuente importante de ingresos para México, el país enfrenta algunos retos en cuanto a la forma en que se utiliza el dinero enviado por los migrantes, ya que según el Banco Mundial, el 70 por ciento de las remesas se usa para consumo, mientras que el 30 se ahorra o se utiliza para inversiones.
Es decir, que el dinero enviado por los migrantes no se está utilizando de la mejor manera posible para impulsar el desarrollo a largo plazo de México, en donde se tendrían beneficios, si el dinero enviado por los migrantes se utilizara en inversiones, como la educación o la creación de nuevas empresas.
Esto podría tener un impacto más significativo en el desarrollo económico del país; sin embargo, el beneficio económico directo se da en las familias y por ende en la comunidad y estado, concluyó Giselle Arellano Ávila.