En la locura discursiva que agobia a la humanidad, detenerse a analizar lo investigado hace 44 años y luego publicado por un distinguido universitario[1], nos permite reivindicar lo que personas de esencia negativa desean pegarnos como etiquetas a los mexicanos y de manera especial a los universitarios egresados de la UNAM. En la moda de las noticias falsas, el uso de las redes para hacer realidad el concepto de Goebeles aderezado de seducción subliminal para manipular a las masas a las que se les lava el cerebro –hoy con el uso pervertido de los medios de comunicación- millones de seres humanos usan la democracia y de forma especial al presidencialismo, para conducir a los pueblos hacia donde determina unilateralmente el titular de poder ejecutivo en un república mayoritariamente representativa y federal.
A 44 años de haber publicado la primera edición de dicha obra, con más del doble de mexicanos –entonces éramos poco más de 60 millones- y cuando sin darnos cuenta el presidencialismo se trocó en populismo, son tres los elementos señalados por el autor que se han hecho relevantes: la ignorancia de muchos de los titulares respecto de temas básicos de la ley –empezando por la fundamental que es la constitución- la violaciones continuas al estado de derecho y sobre todo el uso sin límites de las facultades meta constitucionales ¿Cómo calificaría el encarcelamiento decretado por presidentes como los de Nicaragua, San Salvador o Venezuela, para impedir la participación democrática de sus opositores?
Las amplísimas facultades extra constitucionales o de facto de los presidentes populistas, encuentran limites fundamentalmente en la ley –que establece la condena a la reelección es decir el limite al tiempo que pueden gobernar de forma legítima- y de manera real las acciones emprendidas por grupos de poder con legitimidad como serían los sindicatos, las organizaciones de empresa –Concamín, Canacintra cámaras de comercio, y otras en el caso de México- y sobre todo la llamada sociedad civil, de manera libre, en organizaciones de coyuntura, como OSC y hasta como ONG. ¿Qué tanto influyó en el asesinato de Luis Donaldo Colosio, sus declaraciones en favor de la sociedad civil como un nuevo punto de apoyo de la república? La mayoría de la gente con un desarrollo amplio y maduro, coincide en que el presidente de un país debe ser fuerte, caso contrario sería una especie de muñeco en manos de “quien sabe quién” ventrílocuo que lo domine y le establezca el aguijón del espectáculo escogido por el actor principal. ¿Cuántos presidentes manipulados por el ejecutivo de los Estados Unidos o Rusia puede usted definir en el planeta? ¿Cambiar el texto constitucional, es una de las características de los presidentes fuertes y populistas? ¿Modificar normas leyes y textos de importancia, es una forma de legislar de los ejecutivos?
La influencia internacional es otro de los factores capaces de limitar los excesos de un presidente fuerte pero inmaduro, ambicioso de poder e incapaz de respetar lo institucional. ¿Qué ha ocurrido en México con presidentes desbordados que despreciaban la diplomacia y los principios básicos de las relaciones internacionales? Me encanta revisar el desempeño de presidentes como Santa Ana o Porfirio Díaz. Cada uno de ellos pudo trascender a partir de las cosas positivas que hicieron; sin embargo, el despreciar los límites de tiempo –por edad inclusive- y el concebir a otros países solo como proveedores y no como pueblos y gobiernos cuyos intereses deben armonizarse y nunca concebirse en los extremos de sometimiento o enfrentamiento, les llevó a fracasar aun en sus buenas intenciones.
Escuché a un abogado, hijo por cierto de un expresidente de México ya fallecido, en el contexto de un encuentro para dilucidar cuáles serían los beneficios de una consulta revocatoria, -convocada por el gobierno y no por los ciudadanos- en un país sufriendo por el aumento de pobres, desempleo, limitaciones en salud y educación, convocar a la auténtica e informada participación democrática[2] pues de ello depende la calidad de las personas que conformen los tres poderes en un sistema como el nuestro que debiera aspirar a elevar el nivel de la política y de la misma democracia. Me encantó escuchar que el problema es que pocos pueden subir por la escalera de la superación cuando hay millones usando las mismas escaleras para bajar a niveles que no se esperaban y que parece pretender igualar a todos los gobernados, pero hacia abajo.
El ultimo factor de importancia que se señala en la obra recordada, es la influencia de “la prensa”. En un mundo que dista mucho de ser el paraíso, en este sector hay buenos, malos, imperfectos, interesados, pero todos casi sin excepción buscan disfrutar del derecho a la información y sobre todo ejercer la libertad de expresión. Desafortunadamente como ocurre en la primera infancia a los niños es muy fácil descomponer su juguete novedoso. ¿Conoce comunicadores –no necesariamente periodista pues algunos son de otras profesiones- que convierten esta libertad en libertinaje para insultar o descalificar sin justificación? Si realmente deseamos convertir nuestra democracia en un sistema digno y de beneficio para todos, cobra relevancia el aprovechar las diversas vías de educación para ser unos actores políticos capaces de cerrarle la puerta al absolutismo y la tiranía.
[1] Jorge Carpizo, estudiante distinguido y reconocido en el extranjero, profesionista de excelencia, académico del cual si se aprendía, rector de la UNAM y sobre todo amigo de cuya lealtad no se tenía dudas.
[2] Lo cual no concluye según él el asistir a tal consulta que parece no tener ni pies ni cabeza