Las urgencias del día a día consumen la mayor parte del tiempo de los pequeños empresarios y les impiden “parar la pelota” y detenerse a analizar la situación estratégica actual y las opciones a futuro, afirmó el CEO de Iskali Consultoría Integral, Kevin Villatoro.
Indicó que un buen consultor podrá aportar su experiencia para hacer un balance general y realizar diagnósticos que permitan poner orden y planificación a las distintas actividades de la empresa, para un buen desarrollo y crecimiento.
Señaló que contratar a un consultor no es un gasto, sino una inversión, pues este especialista no sólo posee las herramientas analíticas que el empresario no domina, sino que al observar las cosas “desde afuera”, con una mirada objetiva y crítica, podrá descubrir problemas que ni el propietario ni su personal son capaces de detectar.
Esto es –precisó–, lo que se denomina “miopía empresarial”, que se da cuando el empresario y sus colaboradores se encierran sin contrastar resultados del negocio, asumiendo que todo es como debe ser, cuando una máxima en el mundo empresarial dice que no se puede gestionar lo que no se puede medir.
Kevin Villatoro CEO y socio de Iskali Consultoría Integral, manifestó que es en este punto donde el consultor aportará mucho valor y llevará todas las discusiones sobre el pequeño negocio a una realidad más medible, más real y así alejará a la empresa de las suposiciones para pasar a realidades.
Apuntó que si bien es cierto que nadie conoce nuestro negocio tan bien como nosotros, “¿cuánto mejor podría estar si aplicáramos cada vez más y más eficientemente las herramientas que, por las razones que sea, actualmente no estamos utilizando?”
Señaló que en el mundo empresarial sabemos que todo es relativo y que depende mucho de cómo miremos las cosas, y que algo que parece genial puede no serlo tanto.
Destacó que, por ejemplo, cuando hablamos de rentabilidad siempre puede ser bueno o malo en función de cuánto capital tenemos invertido o de qué alternativas de inversión nos perdemos por usar esos recursos en nuestro negocio actual.
Resaltó que por ello la consultoría debe estar perfectamente definida en cuanto a sus objetivos y a sus límites, además de que quien la lleve a cabo no debería convertirse nunca en empleado de la organización; siempre es saludable que mantenga una distancia.
Remarcó que un especialista no debería limitarse a detectar los problemas y a plantear posibles soluciones, sino más bien a lograr que durante el proceso los mismos empresarios o gerentes de las empresas sean quienes puedan descubrir e incorporar las herramientas para llevar adelante los cambios y las mejoras necesarias.
El consultor debe ser alguien que ayude a pensar el negocio de manera estratégica y constante, pues generalmente el rol de este especialista va cambiando porque cambian las condiciones o porque se ocupa de distintos problemas, pues en parte es como la teoría de cuellos de botella: se resuelve algo y automáticamente surge otra dificultad que antes no se veía o no era prioridad.
Kevin Villatoro definió que al iniciar la consultoría es fundamental acordar etapas y objetivos bien definidos, asignar una fecha, un presupuesto y un curso de acción. Esto brindará una guía y también una forma de medir el desempeño.
Informó que las etapas normales de una consultoría son: Análisis, la etapa donde se toma contacto con la realidad, se estudia la particularidad del proyecto y la empresa y se abordan los problemas de primera mano.
Diagnóstico, en función de lo detectado en el paso anterior, se llevan a cabo diagnósticos y empiezan a esbozarse las primeas acciones, asignando prioridades a los temas más importantes y urgentes.
El siguiente paso es el Plan, donde se desarrollan las estrategias basadas en los diagnósticos, y finalmente la Implementación, la etapa donde se acompaña al empresario en la puesta en marcha de todo lo definido y se hacen los ajustes necesarios del día a día.
Enfatizó que generalmente los pequeños empresarios suelen desconfiar de los consultores, en muchos casos porque desconocen su posible aporte, el cual es la posibilidad de sumar profesionales y know how de alta calidad a un precio accesible.
Finalmente, Villatoro destacó que como en todas las profesiones, existen buenos y malos, pero si se busca bien, el empresario puede conseguir un consultor de calidad que sume mucho valor a su organización.