Tras el desaguisado de los legisladores que firmaron una alianza con VOX, el partido xenófobo y fascista de España, el Partido Acción Nacional tiene una sola salida constructiva: volver a la tradición democrática que representó su principal fundador, Manuel Gómez Morin. Pero uno se pregunta, ¿saben quién fue?

Nacido en Batopilas, Chihuahua, en 1897, Gómez Morin fue quizá el personaje más notable de la «Generación de 1915», cuya vocación fue fundar un nuevo orden después de la cruenta década de la Revolución Mexicana. Fue el creador del Banco de México (1925) y del Banco de Crédito Agrícola (1926). Un año más tarde, ya distanciado del gobierno, comenzó a sondear la posibilidad de una asociación política independiente. Tras el asesinato de Obregón en julio de 1928, el presidente Calles decretó que el país pasaba «de la era de los caudillos a la de las instituciones» y poco después fundó el Partido Nacional Revolucionario (el partido de los militares). También Gómez Morin vislumbró entonces un partido (en su caso, obviamente, civilista) para lo cual necesitaba sumar al filósofo y educador José Vasconcelos, que recorría el país en su campaña presidencial. Vasconcelos se negó a considerar esa posibilidad. Fue una desventura para México, que habría comenzado su vida política institucional con un bipartidismo.

Entre 1933 y 1934, como rector de la Universidad Nacional, Gómez Morin dio una prueba suprema de institucionalidad. Condenada a la inanición por el régimen que buscaba imponer la educación socialista, la UNAM se salvó gracias a su liderazgo. Gómez Morin logró una racionalización integral, administrativa y académica, que permitió su sobrevivencia. El tema de fondo era la libertad de cátedra, que los marxistas y gobiernistas despreciaban como un lujo burgués y que Gómez Morin defendió como un valor cardinal de la enseñanza y la investigación.

Gómez Morin fue un crítico severo del régimen cardenista y en 1939 retomó su proyecto de fundar un partido. Pero las circunstancias eran muy distintas. En 1928, el mundo no vivía una etapa de encono y polarización. Una década después, se dividía entre fascistas y comunistas, sin espacio casi para una alternativa liberal.

El PAN nació con un proyecto contradictorio. Por un lado, defendía la democracia maderista; por otro, simpatizaba en diverso grado con corrientes autoritarias europeas. Se inspiró, no hay duda, en Action Française, el partido nacionalista de Charles Maurras, pensador antisemita. Varios miembros del PAN que habían manifestado su repudio a la República Española, mostraron adhesión a Franco. Pero muy pocos llegaron al extremo de Vasconcelos que, sin ligas con el PAN o Gómez Morin, y volteando la espalda a su magnífico legado educativo y cultural, integró todas sus intolerancias (catolicismo ultramontano, franquismo, fascismo, antisemitismo, nazismo) en las páginas de la revista Timón, pagada directamente por la embajada nazi en México, que dirigió en 1940.

No fue, ni remotamente, el caso de Gómez Morin. Si bien fue hispanista (en el sentido cultural y espiritual más que político) y criticó (de manera injusta y equivocada) a los intelectuales españoles exiliados en México, reiteradamente se desvinculó de manera personal e institucional del franquismo. Tampoco fue antisemita, ni fascista y mucho menos filonazi. En la nutrida correspondencia (más de tres mil cartas) publicada de Gómez Morin con Efraín González Luna -el otro fundador del PAN- hay una sola mención suya a Hitler. En cuanto al nazismo, hay la referencia a un reportaje que acusaba al PAN de tener esa proclividad. Gómez Morin la desmintió.

Como su biógrafo, estimé mucho a Gómez Morin y admiro su obra institucional. Como historiador, tengo diferencias con su visión de Cárdenas. Como liberal, lamenté siempre las inspiraciones autoritarias del PAN pero mucho más las de los sinarquistas, fascistas mexicanos, hermanos totalitarios de los comunistas. Como demócrata, reconozco que el PAN que presidió Gómez Morin entre 1939 y 1949 fue el único verdadero partido de oposición. En esos años propuso una ley de registro ciudadano y la creación de un tribunal federal electoral. Ninguno de sus proyectos se aprobó ni dictaminó pero anticiparon las reformas políticas de las décadas siguientes.

Gómez Morin cumple cincuenta años de muerto el próximo 19 de abril de 2022. El PAN tiene la oportunidad única de organizar un homenaje que recobre su trayectoria y su pensamiento. Y así, quizá, seguir siendo una alternativa digna.

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