La planeación urbanística, los espacios públicos y la movilidad dentro de los mismos; son elementos cruciales para incorporar a las poblaciones vulnerables en el contexto pandémico y post-pandémico, por una amplia variedad de razones.
Por población vulnerable se entiende, como el grupo poblacional que enfrenta mayores dificultades para acceder a los recursos urbanos y ofertas de empleo seguros, ya sea debido a su ubicación o distribución urbanística. Las desigualdades qué ya reinaban en el contexto pre-pandémico se acentúan con la llegada del Covid.19, y estos espacios sufren una transformación en todos los sentidos.
En este sentido, la Dra. Lourdes Romo, investigadora de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef) y profesora en la Especialidad en Estudios de las Ciudades del Siglo XXI, señala que uno de los elementos urbanos qué más cambios sufre con la pandemia es el del espacio público, pues se modifica debido a una acción por parte del estado que busca frenar la propagación del virus. Además, es un regulador de la interacción y el desarrollo social de los individuos.
Aunado a lo anterior, explica que a través de un análisis de este espacio público se revela que, desafortunadamente, los lugares qué son más transitados por las poblaciones vulnerables son los menos protegidos, y los qué sí están protegidos, lo están de manera deficiente. Por ello, la centralidad del análisis entre vulnerabilidad social y espacio público es evidente.
La Dra. Romo concluye que si no se atiende esta relación, no se puede hablar de un urbanismo eficiente, que considere el espacio desde una perspectiva inclusiva y multifuncional. De esta manera, se podría incluir socialmente a la población más vulnerable y considerar la utilidad de estos entornos a su favor.