Tal es el caso del aún gobernador de Baja California, Jaime Bonilla Valdez. El primer gobernador oriundo de dicha entidad federativa; el primero en lograr una gubernatura que no haya emanado del PRI o del PAN, y también, el primer gobernador de transición, efímero o pasajero, dejo a su consideración elegir el adjetivo calificativo.
La vida y el gusto por dicho juego de pelota, entre otras cosas, llevó al décimo sexto gobernador de Baja California a gestar y estrechar una relación de amistad con el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Huelga recordar que ambos disfrutaron como espectadores de varios juegos de béisbol en San Diego, por cierto, muy a la usanza fifí: camionetas de lujo y butacas con vista preferencial en una de las regiones más costosas de Estados Unidos.
El béisbol es un juego de pelota que se da entre dos equipos, cada uno integrado por nueve jugadores. Estos, disputan la victoria en un campo en forma de diamante con cuatro bases, que nada tienen que ver con la Cuarta Transformación, lo aclaro porque capaz que hasta eso se querrán adjudicar. El juego consiste en batear la pelota teniendo como punto de partida el home y recorrer las bases restantes.
“Sigo bateando arriba de 300”, ha declarado en múltiples ocasiones López Obrador. Y no, no se refiere a la película de “300”, como diría cierta excandidata a gobernadora de Baja California, sino a una alegoría para indicar que es un buen bateador. En eso estoy absolutamente de acuerdo con el presidente, porque le encanta batear todo aquello con lo que no comulga y ni se diga macanear, pero no me refiero a golpear la pelota, sino a decir mentiras o desatinos, que es el significado que los sudamericanos le dan a dicha palabra.
Considerando que Alfonso García González fue gobernador provisional entre 1952, año en el que se creó el estado 29, y 1953, cuando rindió protesta Braulio Maldonado Sández como primer gobernador constitucional electo, Bonilla Valdez, al igual que don Alfonso, Gustavo Aubanel Vallejo y Óscar Baylón Chacón, fueron los gobernantes que menos tiempo tuvieron para gobernar.
A diferencia del presidente López Obrador, el gobernador fugaz de Baja California lo “poncharon” después de llegar a primera base, pues solo alcanzó dos años de gobierno, mientras el tabasqueño ya se anda acercando a la segunda base.
Usualmente, cuando el narrador de béisbol exclama: “se va, se va, ¡se fue!”, la multitud estalla en euforia. Estoy convencido de que el próximo domingo, Baja California también habrá de celebrar, solo habrá que estar muy pendiente de cómo “voló la cerca”, el que, aunque se resiste, ya se fue.
Alguna vez leí que la vida debe ser como el béisbol, pues todos debemos tener una oportunidad para batear; por el bien de los bajacalifornianos, deseo que la próxima gobernadora y su equipo sepan sacar provecho de dicha oportunidad, pero para todos.
Post scriptum: “El béisbol es un juego individual, pero no debería ser nunca un juego personal”, Pete Rose.
* El autor es doctorando en Derecho Electoral y asociado individual del Instituto Nacional de Administración Pública.
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