En los circos de varias pistas hay diversos espacios donde se presentan distintos espectáculos para el público al mismo tiempo. Los que se aburren con los leones pueden mejor concentrarse con los equilibristas. El anfitrión va de pista en pista presentando al público cada uno de los actos. Voy a utilizar esta metáfora para hablar de la operación política del Presidente durante la segunda parte de su sexenio.
Cual si fuera el dueño de los Hermanos Atayde, López Obrador tendrá por lo menos cuatro pistas políticas que administrar, todas ellas relacionadas.
Primera pista, la más importante para todo Presidente en el poder, dejar a su candidato preferido en la silla presidencial. La última vez que un mandatario logró esto fue con De la Madrid y Salinas de Gortari, en el lejano 1988, y vaya que se les complicó. Desde entonces, ya sea porque la oposición ganó la elección o porque su preferido no quedó como candidato, los presidentes no han podido administrar bien esta pista.
AMLO quiere dejar en Palacio Nacional a Claudia Sheinbaum, hoy jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Eso nadie lo duda. Entonces, su primera pista política es proteger a la jefa de gobierno de la capital y, utilizando su fuerza y popularidad, dejarla, primero, como candidata de Morena y luego como la que pueda ganar la elección presidencial. No está fácil, pero, hoy, el Presidente parece contar con el capital político suficiente para lograr este objetivo.
La segunda pista es apaciguar a todos aquellos candidatos de Morena que también quieren participar en la contienda presidencial. Hay dos apuntados: Monreal y Ebrard. Ambos han enviado mensajes de que buscarán aparecer en la boleta presidencial bajo el emblema de Morena y, si no se puede, por otro partido.
Pero, ¿Cuántos puntos podrían sacar estos candidatos si abandonan Morena? ¿Los suficientes como para poner en peligro la victoria de Sheinbaum? Hoy no parece ser el caso con los números que demuestran las encuestas. En todo caso, AMLO tiene el poder para hacer pomada a cualquier político de su coalición que pueda ganarle a Claudia. Y siempre queda la posibilidad de que los deje lanzarse por un partido que no ponga en peligro su proyecto. Porque una cosa queda clara, después de ser fieles escuderos de AMLO, no pueden hacer una maroma mortal como para romper tajantemente con la 4T. Así que, en esta segunda pista, el Presidente tendrá que domar a los leones que quieran morder a su cachorra o dejarlos jugar como posibles planes B y C en la sucesión presidencial.
Tercera pista: liquidar lo antes posibles a candidatos de oposición. El Presidente, con el buen ojo político que tiene, sabe que el adversario a vencer es el PAN. Es el único partido con la capacidad de dar una pelea real en 2024. Y aunque los panistas están debilitados y divididos, cualquier aspirante que levante la cabeza y anuncie su intención de estar en la carrera presidencial recibirá un escopetazo desde Palacio Nacional.
Ya lo hizo AMLO con Francisco García Cabeza de Vaca y Ricardo Anaya. Utilizó la vieja práctica de perseguirlos judicialmente para detenerlos en seco. Y así seguirá. Torpedeando todo lo posible a los panistas quienes, por cierto, luego parecen payasos que le hacen el juego a AMLO con errores como el de firmar una alianza con Vox para evitar la llegada del comunismo a México. Esta pista, por cierto, es una que disfruta mucho AMLO, quien seguirá atizando el fuego a los panistas todos los días desde el púlpito presidencial.
La cuarta pista es romper la alianza del PRI con el PAN con el fin de establecer el PRIMOR. El Presidente requiere los votos de los priistas en el Congreso para aprobar sus reformas constitucionales y afianzar su proyecto político. En esta pista veremos la administración de muchas zanahorias y garrotes para ganarse la voluntad de los priistas. A algunos les darán puestos en el Ejecutivo, incluyendo embajadas, a otros les sacarán sus expedientes, amenazándolos de perseguirlos judicialmente. Así es la política.
¿Se dejarán los priistas? Creo que sí. Son políticos profesionales sin muchos escrúpulos que lo único que les importa es el poder. Y hoy ese poder lo tiene un señor que se llama Andrés Manuel. Fieles a su estilo, los priistas bailarán la canción que les toque el Presidente a cambio de una sabrosa zanahoria o evitar un golpazo. Así ha sido su historia.
Visto hoy, no parece haber mayores complicaciones para AMLO en estas cuatro pistas. Pero la política es fascinante porque las cosas cambian de un día para otro dependiendo de muchos factores. Por tanto, de aquí en adelante, habrá que seguirle la pista a cada una de las cuatro pistas de López Obrador.