En serio hay cosas que no se entienden, cuando un presidente de Estados Unidos decidió que buen número de sus jóvenes, debían pasar tiempo en guerra por el tema de las torres gemelas, especulamos si era traición de…¿Quién?, si se trataba de reactivar la economía por la venta de armas, si fue por el petróleo, bueno hoy después de muchas vidas marcadas por esa decisión, se decreta que todos deben volver, abandonar la guerra –violenta o silente- de reunirse con hijos que crecieron solo con mamá, de visitar las tumbas de los padres y vivir en paz. ¿Qué vidas son más lamentables, las de los que regresan o las de familiares de quienes en el umbral de la vuelta murieron este mes?
Justo en medio de hechos incomprensibles, el mundo reacciona ofreciendo asilo a afganos asustados, deseosos de huir del sitio donde tal vez nacieron o cuando menos se desarrollaron las dos últimas décadas. México es uno de los anfitriones, al mismo tiempo que miles de centroamericanos son enviados de regreso a sus países o según los criterios de reclutamiento de quien sabe quién, reciben credenciales del INE, plazas en la Guardia Nacional o cuando menos becas para convertirse en sembradores de árboles. Nadie puede explicar porque se quedaron en segundo plano los mexicanos pobres que serían primeros y mucho menos se comprende cómo es que las cifras del comercio informal se asimilan a la recuperación de empleos perdidos por la pandemia –eso se dice- o quizá por la ausencia de programas serios que integren a la vida productiva del país a personas capacitadas hasta con maestrías que se la pasan manejando un Uber o viviendo de la venta castigada en términos financieros de sus propiedades ¿Se convertirá en ideología eso de que “los bienes sirven para resolver los males?
En dos días comienza el mes de los festejos por la independencia, en circunstancias de una absoluta dependencia; no solo por las consecuencias del pago de deudas –interna y externa, históricas y actuales- sino sobre todo por la falta de creatividad para resolver metas como reducir la distancia entre los que tienen todo y los que carecen de casi todo ¿Cuál será la salida para quienes desde la clase media llevaban sustento decoroso a sus hogares y hoy son simple estadística de cuantos se han sumado a la pobreza? Pero la principal crisis no es la financiera, ni siquiera la salud, he visto como gente por 300 pesos es capaz de traicionar a quien le apoyó ¿Conoce gente “recomendada” trabajar de asistente doméstica en su casa o de recepcionistas en su oficina y al ver que no puede “llevarse” nada prefiere abandonar el empleo? Ahora que por edad está heredando en vida muchos de sus bienes, le ha tocado ver como gentes a las que les aportó algo –zapatos, vajillas, cubiertos, copas, ropa de marca, enciclopedias- ¿dejan de verlo porque lo tomaron como una humillación? Y que tal esos cercanos –familia, ex subordinados o amigos- que le visitan solo para confirmar si ya está en el umbral de la tumba, con la intención de ir detectando lo que suponen le puede ser “heredado”
Lo cierto es que los grandes delitos y por supuesto los delincuentes muy malos comienzan con poco. El paso previo de muchos extorsionadores que fastidian la vida de propietarios de toda suerte de mini-empresa, es el haber sido líder –de ambulantes, por ejemplo- o funcionario delegacional de vía pública. En el actual regreso a clases, se debe admitir que ha habido meses de saqueo, vandalismo, ausencia de mantenimiento y un sinfín de etcéteras. ¿Qué hacían los conserjes que generalmente se alojan en un espacio de la escuela pública? Y el mismo cuestionamiento puede hacerse para elementos de guardias privadas, que cuestan un dineral y que a la hora de la verdad no sirven ni para testigos de lo ocurrido. ¿Están relacionados los que roban cables del trolebús y el metro con los que sustraen los mismos insumos a empresas cerradas o semi-abiertas -restaurantes, consultorios, montepíos- sin que alguien se haga responsables de las pérdidas? Con una pizca de sentido común podríamos deducir que quienes se dedican a este tipo de robo, en realidad son crimen organizado y con algo, solo algo, de inteligencia sería posible seguirle la pista a quienes compran -por unas cuantas monedas casi siempre para droga- tales restos. ¿Se puede decir lo mismo de los que roban coladeras, aluminio de las ventanas vandalizadas, partes de autos?
¿Qué va hacer la SEP con un presupuesto reducido, si la carencia de agua se debe al robo de tuberías de cobre hurtadas y luego vendidas? ¿En qué mercado negro no investigado? ¿Será que solo convirtiendo en político este tipo de conductas delictivas, se empezará a detener a los responsables como en las últimas semanas en la ciudad de México con los supuestos delincuentes sexuales? En vez de ello, se invita a los padres de familia –sin dejar de apoyar con su cuota “voluntaria”, a realizar un tequio[1], para limpiar y desinfectar el espacio donde los niños podrán recibir la educación obligatoria que debe ofrecer el gobierno.
Las más grandes pérdidas en una crisis como las que ha desatado la pandemia del siglo XXI, tienen que ver con el enfrentamiento entre gente que pensabas era agradecida, sincera, y congruente porque en realidad, descubren su egoísmo, su envidia y sobre todo el ilimitado interés que siempre han tenido por un mejor puesto, circunstancia esta que les hace claudicar de aquello que aparentemente defendían. ¿Cuantos, de los tránsfugas del maoísmo universitario, se movieron en los grupos de “izquierda” gubernamental y se convirtieron en fundadores del PRD, para luego seguir a los líderes del PT y finalmente desde Morena han logrado lo que desean? ¿Están conscientes tales “servidores” públicos de que ni por asomo tienen una lealtad del 90%? ¿Qué es para ellos la lealtad? ¡¡¡¡que nos pasa!!!!
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[1] Sistema de usos y costumbres entre productores agrícolas –ejidatarios o comunitarios- en que el pueblo se hace cargo del cultivo de aquel que acepo servir a su comunidad como presidente municipal.