El Gobierno mexicano presume del récord de remesas desde Estados Unidos como una señal de éxito, pero las cifras levantan sospechas por ser demasiado optimistas y por su presunta relación con el lavado de dinero del narcotráfico.
El Banco de México (Banxico) reportó este mes que el país sumó en la primera mitad de 2021 más de 23.618 millones de dólares en remesas, un aumento superior al 22 % del mismo periodo de 2020, cuando el país recibió en todo el año más de 40.606 millones de dólares, un máximo histórico.
«Las cifras son muy desconcertantes y no cuadran. Si uno ve la masa de remesas reportadas en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gasto de los Hogares (ENIGH) del año pasado, suman menos de 3,000 millones de dólares», advierte a Efe Jorge Andrés Castañeda, director de investigación aplicada en Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad.
¿EL FACTOR DEL NARCOTRÁFICO?
En medio de este récord, la Agencia Antidrogas de Estados Unidos, la DEA, señala en su Evaluación Nacional de Amenaza de Drogas 2020 (NDTA, en inglés) que estos envíos de efectivo son parte de los métodos de lavado de dinero.
Las organizaciones criminales mexicanas «usan transferencias electrónicas, cuentas de negocio legítimas, cuentas canalizadas (funnel accounts) y depósitos estructurados con compañías de remesas para mover el dinero mientras ocultan la ruta de los ingresos ilícitos», dice el reporte.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos informó hace un año de la detención de 28 miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) por lavar 10 millones de dólares en Texas que enviaban en «miles de transacciones» en remesas a México.
Otro ejemplo fue la condena a ocho personas en abril pasado en Ohio por lavar 44 millones de dólares con el mismo sistema y para el mismo cártel.
«En el caso de las remesas, efectivamente sí hay un factor que se puede determinar que puede haber un porcentaje del crimen organizado que está usándolas para lavar dinero», explica Guillermo Huerta, coordinador del diplomado de Recuperación de Activos de la Delincuencia Organizada de la Universidad Anáhuac.
TRANSFERENCIA HORMIGA
Como ilustran los casos, los cárteles «pueden estar presionando o extorsionado» a los mexicanos en Estados Unidos para realizar las «transferencias hormiga», es decir, en cantidades pequeñas que no llamen la atención, ahonda el profesor Huerta.
El experto recuerda que 2020 fue «un año atípico» por la pandemia, que provocó el cierre de la frontera entre México y Estados Unidos para cruces no esenciales.
«Estamos viendo la resiliencia por parte de los mercados de la droga, obviamente en el momento que a ellos les cierran la frontera y se suspenden ciertas actividades de comercio, ellos tienen que buscar el cómo poder seguir operando», expone Huerta.
El académico de la Universidad Anáhuac informa que es un tema mundial que ya ha encendido el foco rojo del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), al que pertenece la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de México.
«En el caso de la UIF, considero que se está haciendo un buen trabajo en la identificación de los recursos, sin embargo, es muy importante que se pueda tener una estrategia de manera integral», destaca.
CIFRAS QUE NO CUADRAN
Del lado mexicano, Jorge Andrés Castañeda apunta a los «datos que no cuadran» al citar que, según el Banco de México (Banxico), el estado de Michoacán ha recibido 25,000 millones de dólares en los últimos cinco años, lo que equivaldría a 10 % de su PIB.
«Esa es una cifra estratosférica. Si estuviera todo ese dinero en realidad llegando a los hogares, si estuviera llegando al ahorro y consumo, se vería en la economía local y no es el caso», señala.
El investigador sugiere que la definición de Banco de México en remesas y la manera de contabilizarlas abarca «muchísimo más allá que las transferencias de trabajadores en Estados Unidos».
Aunque él opina que la evidencia sobre la presunta actividad del narcotráfico es «anecdótica», también pide ver cuáles son las principales zonas receptoras en México.
«Se puede observar ciertos municipios que son relativamente pequeños, sobre todo en Jalisco y Michoacán, donde tienen cifras bastante importantes de remesas y que son conocidos como ser parte de territorios hoy en día ocupados por cárteles», comenta.
Pese a los cuestionamientos, el presidente Andrés Manuel López Obrador suele presumir como un factor de desarrollo económico las remesas que, según él, llegan a 10 millones de familias pobres en el país.
«Me parece bastante lamentable que la estrategia de un país sea depender de la estrategia de nuestros trabajadores en el extranjero, incluso si todo ese dinero en efecto fueran remesas, no es un ningún logro de este Gobierno», opina Castañeda.