Con ánimo renovado celebramos un aniversario más del Día del abogado, nos recordó el Lic. Carlos Viñamata Paschckes en alusión a lo que hoy -12 de julio- desde hace décadas recordamos. Un día como hoy se instauró en este maravilloso país, la primera cátedra de derecho, alternativa que escogimos como materia de estudio y luego como profesión de toda la vida. “El estudio y ejercicio del derecho, practicado en el marco de sus propias normas ética y técnico-jurídicas, nos ha colmado de experiencias inigualables y también de nuevos retos”, señaló con orgullo el presidente del Colegio Nacional de abogados Foro de México, en un desayuno que nos permitió después de dos años de limitación presencial, en la cual varios de nosotros se adelantaron al final que todos hemos de alcanzar y que por alguna razón inexplicable nos tiene aún como ejército dispuesto a luchar para “alcanzar la justicia y la vida digna para todos bajo la cobertura del imperio de la ley”

A más de medio siglo de haber concluido en la facultad de derecho de la UNAM, la licenciatura de leyes, he sido testigo de las luchas de quienes decidieron litigar, defendiendo a personas que de una u otra manera se vieron afectados en sus derechos, igual en materia civil, penal, laboral e incluso agrario. Muchos, alguna vez incursionamos en el ámbito administrativo, otros decidimos compartir con generaciones jóvenes de diversas universidades, tanto lo teórico que aprendimos en las aulas como lo que la vida nos ha ofrecido para ser factor de desarrollo, personal, familiar y social y en algunos casos a nivel internacional público o privado. Sin la comprensión de lo que supone el Estado de Derecho, es difícil, hacer eficientes diversos planos de actividad de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. La vigencia y permanencia del sistema de normas que las sociedades se han dado a lo largo de su historia “es condición primordial para que se desarrolle la vida nacional y pacífica que todos de una manera u otra anhelamos”[1] ¿ha logrado México crear riqueza, crecer, mantener un estado de paz y justicia incluso por encima de muchos países similares al nuestro? Indudablemente la respuesta debiera ser afirmativa, pues con las leyes como guía; los excesos y deviaciones de conducta de unos pocos, han permitido a la mayor parte de la población ganar beneficios. ¿Cómo evitar desandar lo andado?

Por supuesto que hay muchos retos a alcanzar, debemos reducir el número de víctimas derivado de la inseguridad que se potencia cuando las leyes no se aplican como fueron diseñadas ¿Se puede asumir como perfecta una norma que carece de sanción a las conductas que se alejan de lo permitido? ¿Qué ocurre si los encargados de aplicar las leyes, se conducen más por cuestiones de política o moda publicitaria que por los principios generales del derecho? ¿Se ha dado cuenta que de entre la multitud de movimientos feministas, hay algunos que de verdad no pueden acreditar las acusaciones de abuso sexual que pregonan? ¿Conoce casos en los cuales sin más elemento que el dicho de un ciudadano que acusa, algún juez condena al acusado sin haberse hecho de pruebas? ¿De verdad el poder judicial está anegado de corrupción?

Permitir el equilibrio entre sistemas económicos aparentemente en conflicto pues por un lado potencia el mercado mientras que por el otro precisa la creación de oportunidades para todos, es posible lograrlo solo con leyes que busquen la unión de quienes coinciden y la tolerancia con esos que disienten. ¿Es posible alcanzar este reto si se atiza la confrontación entre ambos grupos? Recuerdo a un alumno –se notaba su extrema pobreza- con muchas limitaciones económicas y sociales, que a mi semestral pregunta de ¿Por qué quieres ser abogado?, me relató sus constantes visitas al reclusorio en compañía de su madre para intentar condiciones más humanas para su padre acusado de un delito que la familia consideraba no había cometido y el MP no había acreditado. “por eso decidí ser abogado desde niño pa´hacer justicia” No supe cuál fue el final de la historia; pero me consta que este joven, con muchas situaciones en contra se esforzó más que otros de sus compañeros porque su anhelo era nada más ni nada menos que hacer justicia. ¿Logró este joven remontar su resentimiento por haberse encontrado a malos abogados? ¿Superó sus resentimientos emocionales y a final del día entendió que la justicia es algo muy distinto de la venganza? He ahí el dilema

De la misma manera que los malos médicos pueden enviar al panteón a alguien por una perjudicial aplicación de anestesia, y que se debe a los perniciosos ingenieros que muchos mueran debido a un puente que se derrumba o un socavón que tira tú casa o se come personas; también hay abogados que por dinero, temor a una acción criminal contra sí, su familia o simplemente por su confusión interior acerca de lo debido y lo indebido, defienden o resuelven en favor de los muy perversos y ante la posibilidad de la frustración no me queda más que el recuerdo de mi sabia abuela “hija no te preocupes Dios castiga sin palo y sin cuarta”

Por supuesto en nuestra celebración de día del abogado, comentamos de muchas cosas: las frustraciones, los extrañamientos, la impotencia al ver cómo es que muchos con poder, nos critican o difaman. Delitos vinculados con la corrupción son múltiples, lo lamentable es la discrecionalidad con que se persigue a unos y se ignoran las consecuencias de la indigna permisividad para otros.  Repetir historias como la que está sufriendo la universidad de las Américas, con el pretexto de acciones dudosamente justificadas, me remite a las acciones de la JAP, durante la gestión de Camacho Solís y otros que le siguieron que cancelaron programas atendidos por la cruz roja, el monte de piedad o el montepío Luz Aviñón entre otras, aunque al final de día con el derecho en la mano dieron la razón a personajes tan queridos como quien fuera el presidente de esta última ONG. Él se conformó con que el derecho le permitiera reivindicar su nombre falsamente señalado como delincuente, pero no regresó a su puesto y después de ello falleció, quizá por la vergüenza de haber sido víctima de abogados perniciosos. Afortunadamente no son mayoría y por ello los buenos abogados, nos reunimos a celebrar nuestro día.

 

[1] Todo lo entre comillas es parte del mensaje ofrecido por el Lic. Carlos Viñamata Paschkes presidente del Colegio Nacional de Abogados Foro de México

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