El empleo sigue en recuperación, pero los salarios están perdiendo poder adquisitivo ante la alta inflación.
Durante junio se crearon 65,936 nuevos empleos formales según dio a conocer el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Es el sexto mes consecutivo de crecimiento que acumula un total de 679 mil 428 puestos recuperados, de un millón 113 mil 677 puestos de trabajo formales en el sector privado que se perdieron entre marzo y junio de 2020, el periodo más crítico para la economía mexicana, por la pandemia del Covid-19.
Sin embargo, a la par que los empleos formales se están recuperando, la alta inflación está borrando, mes con mes, los aumentos salariales de estos empleos.
Según el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) para el mes de junio la inflación alcanzó 5.88% con lo que hiló cuatro meses por encima del 4%, que es el límite superior del rango objetivo del Banco de México.
La cifra del incremento general de los precios contrasta con la revisión de los salarios contractuales publicado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS). Según esta información, en junio los salarios contractuales se incrementaron 5.01%, por debajo del aumento de los precios. Este comportamiento no es exclusivo del mes de junio sino que desde abril la inflación ha superado los incrementos salariales, contrayéndose el salario real.
Con información del Banco de México, los incrementos salariales reales que se otorgaron hace un año (denominado ‘salario real ex-post’) fueron negativos para los meses de abril (-0.50%), mayo (-0.89%) y junio (-0.86%) por la elevada inflación registrada en esos meses.
Pero las cifras anteriores empeoran -según la información de Banxico- cuando se tratan de trabajadores del sector público o de aquellos que laboran en el sector privado formal en giros distintos al sector manufacturero. Pero, habría que añadir que la mayoría de los trabajadores del país (55.6%, según Inegi), laboran en el sector informal en condiciones salariales menos favorecidas.
Golpe a las mesas de las familias
El peligro de esta tendencia radica en la tendencia alcista de la inflación subyacente o básica, que es considerada por los economistas como un indicador de mediano plazo de la inflación. De allí que la tendencia de salarios reales negativos podría mantenerse a lo largo del año, de acuerdo a los pronósticos sobre la inflación para el año, según la encuesta de expectativas económicas Citibanamex.
Además, al interior de la subyacente, los bienes que más han incrementado su precio son los alimentos, las bebidas y el transporte, productos con un fuerte impacto en el gasto de las familias, particularmente de aquellas con menores ingresos.
Ya el presidente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), Julio Santaella advirtió en Twitter que “mientras la inflación anual del Índice Nacional de Precios al Consumidor en junio 2021 ascendió a 5.88%, el Índice de Precios de la Canasta de Consumo Mínimo se incrementó 7.02% a/a vs junio 2020”.
El periodo de sequía estacional ha sido la principal causa de afectación a la producción agrícola nacional que está impactando directamente en el precio de los alimentos.
A la par, el incremento de productos derivados del trigo, maíz y soya a nivel mundial, está golpeando los precios de consumo masivo, pues encarece la producción ganadera y presiona al alza los precios de productos básicos para la alimentación de los mexicanos, como la tortilla cuyo precio se incrementó 8.67% solo en el primer semestre del año.
Otros productos de alto impacto en la dieta de las familias han sido los cárnicos, que en lo que va del año su precio ha crecido 5.62%, particularmente el pollo (6.25%), principal proteína que consumen los mexicanos, y el aceite (13.78%).
¿Aumento de 18% al mínimo?
La Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) planea impulsar el crecimiento del salario mínimo a nivel nacional a 167.56 pesos diarios al final del sexenio, un monto casi 90% mayor que los 88.36 pesos de finales de 2018.
Según el Programa Institucional 2021-2024 de la Comisión, los aumentos al salario mínimo deben estar dos puntos por encima de la inflación, un hecho que también está legislado desde marzo de este año en la Ley Federal del Trabajo pero que entrará en vigor desde 2022.
Antes del 2018, los incrementos al salario mínimo fueron en promedio de 0.6%, tendencia que se rompió en 2018 y 2019 cuando el incremento, en términos nominales, fue de 16%, al que le siguió un incremento de 20% en 2020.
Pero en este año los salarios se enfrentan a un proceso inflacionario no visto en varios años y que ya está erosionando su poder adquisitivo, particularmente en las familias de menores ingresos.